Tantas veces añoradas para potenciar las productividades, esta vez las lluvias golpearon los cultivos de soja en el momento menos oportuno, justo cuando su madurez imponía el avance de la cosecha. Para conocer la situación actual de los cultivos y las implicancias del exceso de humedad sobre la calidad de éstos, LA NACION consultó a Sofía Corina, ingeniera agrónoma, investigadora de la Guía Estratégica para el Agro (GEA), que desde la Bolsa de Comercio de Rosario releva semanalmente el estado de los cultivos en la zona núcleo agrícola (sur de Santa Fe, norte de Buenos Aires y sudeste de Córdoba) y que la semana pasada proyectó una pérdida de dos millones de toneladas de soja en esa región productora.

-Visto en perspectiva, ¿cómo calificaría el fenómeno de excesos hídricos registrado desde principios del mes en curso?

-Fueron 20 días de lluvias continuas que arrojaron acumulados superiores a los 300 milímetros. Lo calificamos como un evento climático sin precedente desde que se cultiva soja en la Argentina. En abril de 1991 las lluvias presentaron un patrón similar, pero el acumulado fue la mitad del registrado este año. Como no hay antecedentes de eventos de semejante magnitud, es muy difícil calcular la producción final. De hecho, estimar la producción de soja será un desafío para los analistas.

-¿Cuál es la mayor preocupación que recibe por estos días desde el equipo de técnicos que provee información para la GEA?

-La mayor preocupación que recibimos de nuestros informantes es la pérdida de calidad de los granos obtenidos y la incertidumbre sobre su comercialización. Los ingresos por parte de las empresas se verán disminuidos, no sólo por una menor producción unitaria, sino también por las erogaciones que deben enfrentar al obtener granos dañados. Los productores hoy deben correr con los gastos en secado, logística, embolsado y con el castigo sobre el precio por la calidad del grano, e incluso estarán expuestos al posible rechazo de la mercadería. Otro tema no menor es el mal estado de los caminos. Todavía hay lotes en los que no se puede ingresar por el desastre que causó la lluvia en los caminos rurales.

-¿Cuál es el grado de afectación de la calidad de la soja?

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-Es muy importante y todavía no es posible mensurarlo con precisión. Hay lotes del centro-sur santafecino que están teniendo niveles de daño que van del 20 al 80%. Incluso hay casos extremos que ponen en duda si se justifica o no su recolección. En general, la soja de primera, que estaba en madurez comercial a principios de abril y no llegó a ser recolectada, es el cultivo más afectado por el fenómeno climático. La soja de segunda, si bien presenta daño, es de menor magnitud. Los síntomas que se visualizan son el oscurecimiento de las plantas por la actividad fúngica y el brotado del grano en la vaina.

-¿Qué se le puede recomendar al productor que tiene pérdida de calidad en su soja?

-El embolsado en húmedo no es recomendable porque promueve la proliferación de hongos, además de la pérdida de reservas del grano a través del proceso de respiración de éste. Muchos productores, al no contar con los caminos en condiciones para el tránsito de camiones, no tendrán otra alternativa que almacenar sus granos. Lo recomendable es que el período de almacenado sea el más corto posible hasta que puedan ser secados. Si se almacena en silos, la aireación debe ser la adecuada. En el caso del embolsado, es importante colocarlos en relieves altos y con pendiente para evitar el anegamiento. También hay productos que frenan el deterioro de los granos almacenados en húmedo, como los fungicidas a base de ácido propiónico.

-En vistas de la campaña 2016/17, ¿puede haber algún riesgo en torno de la calidad de la semilla?

-El poder germinativo de la semilla es una cualidad que se ve afectada por el atraso de la cosecha y por las condiciones húmedas. La semilla en la vaina, al humedecerse, comienza a metabolizar las reservas. Este proceso implica una pérdida de energía para poder germinar cuando se la siembra. Muchos lotes destinados a semilla no han podido ser cosechados antes del temporal, por lo que existe el riesgo de que haya una menor disponibilidad de semillas de buena calidad para la próxima campaña gruesa.

-Tras el golpe del clima, ¿qué proyección de rinde promedio maneja para la soja y el maíz?

-La región productora de soja por excelencia ya presenta una caída del rinde de 5 quintales por hectárea. La región núcleo, que hasta marzo arrojaba estimaciones de 40 quintales en promedio, hoy ronda los 35, sin contar el nivel de daño por pérdida de calidad. Hay que tener en claro que los granos dañados también suman kilos, por lo tanto, las pérdidas de rindes pueden no ser tan pronunciadas. Las mermas importantes se focalizan en la calidad del grano. En el caso del maíz de primera, las estimaciones de rindes reflejan una pérdida de 2 quintales por hectárea, dado que el cultivo puede soportar mejor las condiciones húmedas.

-¿Cómo prevé el cierre de la cosecha de granos gruesos en cuanto al clima y al atraso generado por los excesos hídricos?

-Hoy lamentablemente se derrumba la expectativa de alcanzar una cosecha que se perfilaba próxima a los niveles récord obtenidos en la campaña 2015/16. El temporal descolocó a los analistas y la incertidumbre acerca del nivel de producción final seguirá vigente hasta que se termine de cosechar. En cuanto a pronósticos, a corto plazo, las temperaturas frescas y la estabilidad que se espera a partir de mañana favorecerían el avance de la cosecha.

Sofía Corina

Investigadora de la GEA

La Guía Estratégica para el Agro releva semanalmente el estado de los cultivos de la zona núcleo agrícola y el impacto del clima sobre éstos.