Ni el regreso delirante y sin gloria de la expresidenta; ni los Panamá Papers; ni las nuevas medidas sociales del gobierno de Mauricio Macri; ni siquiera la conmocionante tragedia de los chicos muertos durante la rave de Costa Salguero, van a poder evitar las futuras imputaciones, indagatorias, procesamientos y detenciones de decenas de funcionarios y empresarios que cometieron graves delitos durante la era K.

Y la oleada incluye, por supuesto, a Cristina Fernández de Kirchner, su hijo Máximo, Lázaro Báez, su hijo Martín, Cristóbal López, el exvicepresidente Amado Boudou y al ex ministro Julio De Vido, entre otros. También a los titulares de organismos de control que hicieron la vista gorda para permitir desde la digitación y sobreprecios de las obras públicas, hasta la evasión impositiva y la inacción ante operaciones sospechosas, pasando por el otorgamientos de facilidades excepcionales en créditos y fideicomisos multimillonarios.

Un par de escenas indignantes que forman parte de la declaración indagatoria de Leo Fariña ante el fiscal Guillermo Marijuan y el juez Sebastián Casanello, quienes tramitan la causa de la ruta del dinero K, sirven como muestra de la avanzada que se viene y que parece indetenible.

Escena uno

Fariña confesó en sede judicial que inmediatamente después de la muerte de Néstor Kirchner, participó, en persona, de una operatoria irregular para enviar dinero negro al exterior.

Según Fariña, fueron entre u$s 7 y 8 millones, a lo largo de tres días.

Fariña contó que el dinero salió, en euros, desde las oficinas de Báez, en el pasaje Carabelas 241. Que fue transportado en una Toyota Hilux Negra. Que los trasladó acompañado de Martín Báez, hijo de Lázaro Báez y uno de sus custodios. Fariña reveló que llevaron el dinero negro a Provalor, la financiera de los hermanos Rabinovich.

"Como en Provalor no tenían cable en euros sino en dólares, tuvimos que pasar los euros a pesos y los pesos a dólar. Entonces, por esas operaciones de cambio de moneda, la city se inundó de euros. Se sobresaturó", explicó el valijero ante la mirada atónita de Marijuan y Casanello.

"Tener cable" es contar con la misma cantidad de dinero en negro de alguien dispuesto a ingresarlo a territorio argentino. Una suerte de mecanismo de compensación. Un movimiento back to back, para dar apariencia legal a una maniobra delictiva.

Tan fuerte fue la inyección de euros en un mercado financiero tan pequeño, que, durante esos días, la versión blue de la moneda europea llegó a cotizar más bajo que el oficial, y al mismo tiempo determinó la baja del dólar paralelo, lo que hizo sonar una fuerte alarma en el circuito financiero.

La alarma se transformó en una alerta internacional.

"Yo estaba en el microcentro, cuando Lázaro me mandó a llamar urgente, a la oficina de Carabelas", declaró Fariña, palabra más, palabra menos.

El exvalijero reveló que se encontró con Báez a solas. Y que allí fue cuando el rey de la obra pública le confesó que acababa de estar con la expresidenta Cristina Fernández, en Olivos. Que ella le había enrostrado que fuentes de la embajada de los Estados Unidos, alertadas por las anomalías en la cotización del dólar y el euro, le habían sugerido que Báez podía estar sacando dinero al exterior de manera irregular.

Las fechas y las circunstancias coinciden.

También los documentos, correos electrónicos y líneas de teléfonos que aportó Fariña al fiscal y al juez.
- "La jefa" me preguntó si era cierto que nosotros estábamos fugando dinero afuera-dijo Fariña que Lázaro le confesó.
¿Y vos que le dijiste?- preguntó Fariña.
Le dije que ¡de ninguna manera!
¿Y ahora qué hacemos? ¿paramos todo?- le habría preguntado Fariña.
No. Seamos más prudentes en nuestros movimientos, concluyó Lázaro.

Fariña ubicó las operaciones irregulares entre el 15 de noviembre y el 20 de diciembre de 2010, un mes después de la muerte del expresidente.

Escena dos

Fariña confirmó además que, en efecto, Báez guardaba mucho dinero en efectivo en la bóveda de su chacra que más tarde transformó en una bodega para mostrar a los periodistas.

Y explicó por qué casi siempre, los último "fajos de la tanda de billetes quedaban inservibles por la humedad y los hongos".

"Era porque estaban guardados en una de esos lockers que parecían unas cajas ciegas en la parte de abajo. Daban al piso, los billetes tocaban el suelo y por eso se humedecían".

No solo anécdotas

Pero Fariña no contó solo anécdotas. También explicó, con lujo de detalles, el plan sistémico de cinco pasos, para comprender de manera cabal la megacorrupción de Estado cuyos responsables están a la vista.

Los cinco pasos, según Fariña, fueron:

1) Sobreprecios de la obra pública cuya adjudicación fue digitada.
2) Adelanto financiero con dinero en efectivo.
3) Facturación apócrifa para encubrir la simulación de mayores costos.
4) Pago de coimas, retornos o cohecho.
5) Lavado de activos.

Fariña ofreció unos dos ejemplos concretos para cada tipo de delito.

Denunció que se usaba entre un 10 y un 20% del pago total de cada obra pública para darle dinero a Néstor Kirchner y que ese porcentaje coincidía, en general, con el adelanto obtenido.

Explicó que como con Austral no daba abasto, tuvo que comprar o absorber de manera irregular otras empresas constructoras para satisfacer la demanda.

Afirmó que había un acuerdo entre el expresidente, el ministerio de Planificación y la Cámara Argentina de la Construcción (CAC) para cartelizar las licitaciones.

Y que también participaba de ese acuerdo la Sigen.

Además dijo que las maniobras de Báez para aplicarle sobrecostos a sus empresas eran burdas. Dio un ejemplo: el grupo tenía una firma de combustibles que le cobraba por el litro de gasoil o nafta más caro que cualquier estación de servicio al público.

Fariña opinó que la operatoria completa de 5 pasos no la pudo haber hecho sin la connivencia o la vista gorda de organismos de control como AFIP, UIF, Banco Central.

Detalló la maniobra fraudulenta con la que se adquirió la Rosadita.

Explicó todas las ventajas que le significó a Austral el manejo de SGI.

Aclaró el complejo armado de las cuentas en el exterior, y dio nombres y ejemplos concretos, a saber:

La de Teegan, de Martín Báez, en la que él participó y estuvo presente.

Varias en España y Suiza, las que fueron armadas por Pérez Gadín, Jorge Chueco y Martín Báez, entre otros. Pero en especial mencionó a un ex funcionario del gobierno de Kirchner, de origen patagónico pero que ahora viviría en Citybell o La Plata.

El detalle con que Fariña contó las operaciones de lavado parece una clase magistral de delito de cuello blanco.

Chueco, el abogado que sigue desaparecido, podría dar muchos más datos de la compleja maraña delictiva. Según Fariña, Cuello es el equivalente a Pérez Gadín, actual testaferro de Báez. "Lo que Daniel es a la parte contable, Chueco era a la parte jurídica", explicó Fariña a Marijuan y Casanello.

En este contexto, la rasante visita de Cristina, por más tóxica que haya sido, quedará en el olvido más temprano que tarde.

Por lo pronto, la semana que empieza, Casanello procesará y dejará en prisión a Lázaro y Pérez Gadín, y quizá haga lo mismo con Martín Báez y los demás imputados por la causa de lavado de dinero.

Además, es probable que Bonadio empiece a trabajar en el procesamiento de Cristina Fernández por el expediente de la venta del dólar a futuro.

Pero la expresidenta deberá preocuparse más, todavía, cuando se reactive la causa Hotesur, que tomará Julián Ercolini, o la de Los Sauces, que tramitará Bonadio y la del fideicomiso del Banco Nación, una denuncia que ampliará hoy Margarita Stolbizer. Su responsabilidad, en cada una de ellas, parece más que evidente. Necesitará mucho más que el apoyo espiritual de Eugenio Zaffaroni y la guardia de corps de La Cámpora para no ser considerada responsable.

Y tampoco tendrá la posibilidad de presionar a fiscales y jueces. Porque la mayoría ya se convenció que esto no tiene retorno. "Cualquier paso en falso que demos, cualquier nulidad extraña, la sociedad irá contra nosotros. Y lo hará con total justificación", me dijo una fuente que conoce el pensamiento del Presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti.