A pesar de las cosechas récord que han dejado a EE.UU. con una abundancia de maíz, las importaciones de este grano -un alimento fundamental para animales de granja- se han disparado. Esto se debe a una combinación de factores, como los movimientos en las cotizaciones de monedas, la reducción de los costos de los fletes marítimos y el alto valor de las tarifas ferroviarias en EE.UU.
El resultado parece difícil de creer: para los productores de aves de corral
y cerdos del sudeste, hoy es más barato traer el maíz de Brasil y Argentina que
del cinturón cerealero estadounidense, en el centro del país.
Wade Byrd sufre este dilema en carne propia. Los camiones cargados de granos que pasan por la puerta de su hacienda en Clarkton, Carolina del Norte, en dirección a los criaderos de cerdos cercanos, trasladan maíz cosechado a miles de kilómetros de distancia, en América del Sur. Esto es un problema para productores como él, que hacen frente a los precios más bajos en años. "Esto deja un mal sabor en la boca de los productores", dice Byrd, de 72 años, que tiene una plantación de 485 hectáreas de maíz, soya y maní.
EE.UU. es el mayor exportador mundial de maíz y las importaciones constituyen una pequeña fracción del maíz utilizado en el país.
Sin embargo, el Departamento de Agricultura estima que esta temporada se importarán 50 millones de bushels de maíz, 56% más que en la temporada pasada, pese a la producción récord. Un bushel de maíz equivale a 25,4 kilos. Es la mayor cantidad importada desde la temporada 2012-13, cuando una grave sequía redujo la producción estadounidense y envió los precios de futuros a máximos históricos, más de 50% por encima de las cotizaciones actuales.
Agricultores como Byrd dicen que el maíz extranjero barato que llega a la región a través de los puertos cercanos está deprimiendo los precios de algunos granos locales en un momento en que se prevé que los ingresos agrícolas toquen su nivel más bajo en más de una década.
El alza de las importaciones se produce después de un auge de varios años en la agricultura estadounidense, durante el cual los agricultores de la región central elevaron la producción para satisfacer la demanda de la industria de biocombustibles en el país así como de las poblaciones cada vez más prósperas de las economías emergentes. No obstante, el resto del mundo ha seguido sus pasos.
Brasil, el segundo exportador mundial de maíz después de EE.UU., está en camino de obtener esta temporada su segunda mayor cosecha de este grano de la historia, al igual que Argentina. A medida que los agricultores brasileños aumentaban la producción, la crisis política y económica contribuía a una fuerte depreciación del real frente al dólar, elevando la competitividad de las exportaciones brasileñas.
El año pasado, con la moneda brasileña, el real, en caída libre, un comprador de EE.UU. podía obtener un bushel de maíz brasileño 10% más barato que el maíz de EE.UU. negociado en Chicago.
El maíz de Brasil es hoy menos competitivo gracias a la reducción de los suministros en ese país y al repunte del real, pero el precio del maíz argentino recientemente se redujo a casi la mitad de lo que era hace un año.
Inundación de granos
El colapso del precio de los fletes marítimos aumentó el atractivo del grano extranjero para los compradores estadounidenses. La combinación de una demanda débil y el aumento de las flotas de ultramar ha empujado las tarifas de flete marítimo a su nivel más bajo desde 2009. Al mismo tiempo, las tarifas ferroviarias, el principal modo de transporte de granos en EE.UU., se han mantenido altas en los últimos tres años, de acuerdo con datos del Departamento de Agricultura.
Despachar maíz de una punta a otra de EE.UU. cuesta alrededor de US$0,80 a US$1,50 por bushel en ferrocarril y aproximadamente entre US$0,35 y US$0,50 por mar desde América del Sur.
Las importaciones de maíz más que se duplicaron en los dos primeros meses del año, frente a igual período del año previo, según el Departamento de Agricultura estadounidense.
Las importaciones de maíz argentino crecieron 122% durante ese lapso, después que el nuevo gobierno encabezado por Mauricio Macri, que asumió en diciembre, levantó los controles de divisas (lo cual provocó una devaluación del peso) y eliminó los impuestos a la exportación de maíz y otros productos agrícolas. Los exportadores argentinos ofrecieron su maíz con un descuento de cerca de 6% respecto de los precios de sus competidores estadounidenses durante este año, mientras que el maíz brasileño fue más barato que el de EE.UU. durante buena parte del año pasado.
"Es una locura que estemos en condiciones de traer maíz de América del Sur varias veces más barato que el maíz de EE.UU., pero es sólo porque las tarifas de ferrocarril están ridículamente altas", dice John Prestage, vicepresidente sénior de Prestage Farms, una productora de cerdos y pavos con sede en Clinton, Carolina del Norte.
Tom Capehart, economista del Departamento de Agricultura, dice que la reciente explosión de las importaciones de maíz puede ser pasajera. Reacios a vender sus cosechas a bajo precio, los productores estadounidenses han estado almacenando maíz en todo el cinturón agrícola del país, pero pronto muchos tendrán que vender más para financiar la cosecha de este año. Esto podría contribuir a que las importaciones disminuyan.
Sin embargo, algunos analistas dicen que el maíz estadounidense seguirá siendo poco competitivo en el mercado global, en parte porque los agricultores brasileños y argentinos pueden producir el grano de forma más barata que los estadounidenses. "Es un problema estructural y no va a desaparecer pronto", asegura Dan Basse, presidente de la firma de materias primas de Chicago AgResources Co.
En EE.UU. "tenemos grano saliéndonos por las orejas; ver que este grano (importado) desplaza al nuestro, para mí, es simplemente alucinante", dice Byrd, el agricultor de Carolina del Norte.