Las expectativas generadas por la visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, fueron muchas, más aún en el ámbito empresario. Las opiniones, coincidentes: “Sería más esperable una mayor inversión de EE.UU. en el país que un incremento en el comercio bilateral”, dijo a iEco en off un empresario que participó de un encuentro en La Rural entre pares de ambos países. “El problema son las matrices productivas similares que tenemos y que en muchos productos somos competidores a nivel mundial, por ejemplo en cereales y oleaginosas”, manifestó. Las inversiones que se esperan serían por US$2.500 millones en varios años y podría haber acuerdos complementarios en materia productiva. Claro que, al menos por ahora, el acento en el encuentro Obama-Macri estuvo puesto en derechos humanos, narcotráfico y terrorismo
Hay coincidencia en que el comercio entre ambos países atraviesa el peor de los momentos. Según datos oficiales, EE.UU. le vende a Argentina por US$7.650 millones (en especial gasoil, herbicidas, maquinarias) y Argentina le manda materia prima (fundamentalmente alimentos) por US$3.382 millones, sólo el 5,9% del total de las exportaciones argentinas (hace 10 años era el doble). Así las cosas, la balanza comercial entre ambos países resulta deficitaria para la Argentina en unos US$4.000 millones.
EE.UU. mantiene restricciones para el ingreso a su mercado de limones, cítricos dulces, hortalizas, arándanos, vinos, biodiésel y leche en polvo argentinos, mientras se avanza en el levantamiento de las barreras sanitarias para carne vacuna y ovina. Argentina negocia, además, el acceso de semillas de arroz híbrido, miel de abeja reina y cambios en los tratamientos cuarentenarios de uvas frescas y granada.
En el caso de los limones frescos, el mercado se encuentra vedado hace 16
años para los productores argentinos por supuestos “problemas fitosanitarios” y
para los limones producidos principalmente en la provincia de Tucumán. ¿Cuál es
la verdadera razón? El lobby californiano. El 15 de junio del año 2000 la
Argentina fue autorizada a exportar limones frescos hacia EE.UU., pero
productores de limones del estado de California presentaron una demanda judicial
contra el Departamento de Agricultura (USDA) por haber autorizado esa
importación. La Justicia de California estuvo de acuerdo con los productores y
suspendió el comercio de limones en agosto del 2001, 13 meses después de haber
sido otorgado el permiso de importación. Como Argentina es el principal
productor mundial de limones (con 1,5 millones de toneladas anuales), los
productores californianos, responsables del 96% de la producción estadounidense
de limones, temen que las exportaciones de Argentina resulten en una caída del
precio interno del limón en el verano, época de mayores precios por la reducción
en la oferta de EE.UU. Se demostró que nada de esto iba a ocurrir, incluso el
mismo USDA lo hizo, ya que Argentina procesa el 75% de su producción en el país
para elaborar jugo, aceite y cáscaras, y tan sólo un 20% de la producción se
exporta a más de 60 países, lo que significa que un limitado volumen de limones
de alta calidad podría destinarse al mercado estadounidense. Además, las
exportaciones de Argentina serían de contraestación (julio-septiembre) cuando la
producción y comercialización de limones de EE.UU. se encuentra en su nivel más
bajo. Así y todo, nada cambia. Obviamente, en estos años llovieron las denuncias
de dumping en la Organización Mundial del Comercio (OMC) por parte de los
gobiernos argentinos, muchas en la era K.
Lo anecdótico en este nuevo episodio de la guerra de los limones con EE.UU. es que le toca pelearla al presidente Mauricio Macri, siendo que su familia hizo parte de su fortuna en este negocio. Fue con Citrus Trade Famaillá, inaugurada por Socma, en sociedad con el productor tucumano Alvaro Bulacio, en 1993. Años después, fue Francisco Macri quien la vendió al Grupo Bemberg, que la acopló a otra de sus empresas: la citrícola San Miguel, una de las principales productoras de limones en el país.
Otro dato anecdótico en esta historia es que Coca-Cola sí acepta los limones argentinos, al menos su jugo, ya que compra en la Argentina por US$245 millones en jugos de frutas (21% del total de la producción argentina). Son más de 37.000 toneladas de jugos concentrados y derivados de naranjas, limones, pomelos, manzanas, uvas, peras y duraznos. El 82% –US$201 millones– se destina a exportación para producir bases de bebidas en 20 países que a su vez terminan abasteciendo globalmente al Sistema Coca-Cola. Los 44 millones restantes son para el mercado interno. “Argentina es un gran productor de cítricos. Coca-Cola adquiere al año 60% de la producción local de jugo de naranja, 12% de la de jugo de limón y 27% de la de pomelo”, dijo Francisco Do Pico, de la filial argentina.
Como sea, el sector afirma que los estudios de certificación de la producción de limones para volver a exportar al mercado estadounidense ya están. “Ahora queda a disposición del poder político lo que pueda ocurrir, si se va a restablecer el ingreso o no”, subrayó el presidente de la Asociación Tucumana del Citrus, Roberto Sánchez Loria. “Estados Unidos es un país que a veces se pone difícil”, puntualizó.