Es sabido que quienes actúan como especuladores tienen capacidad, en muchas ocasiones, de establecer tendencias, al menos en el cortísimo plazo.

Cuando por razones, como por ejemplo la inminente aparición de una gran cosecha en el mercado mundial, los precios tienden a estabilizarse, los especuladores prefieren ausentarse de los mercados.

La baja en el precio de los últimos años es evidente. Lo sabemos, es más, lo sufrimos: desde diciembre de 2012, el precio internacionales viene mostrando una pendiente claramente negativa, pese a se fueron registrando picos, en buena parte por la acción de los especuladores.

El piso de la caída parece haberse establecido durante la reciente cosecha de EE.UU. Nos referimos al mes de noviembre pasado. Porque por diciembre del mismo año, se notó una suave recuperación.

A lo largo recientes meses, no sólo los especuladores sino también los operadores comerciales tendieron a disminuir sus posiciones netas compradoras y vendedoras. A consecuencia de ello, el mercado se estabilizó aún más.

Pero, una vez que el mercado comenzó a vislumbrar el horizonte de la cosecha sudamericana a principios de enero de 2016, los valores comenzaron nuevamente a descender; eso sí: en forma muy gradual.

Luego, aunque muy tímidamente, los especulativos empezaron a entrar del lado vendido neto y, como contraparte compradora, apareció el sector comercial.

Más aún: el sector especulativo, en el los últimos días, aumentó su exposición vendedora.

La noticia tiene un viso alentador: a pesar de esta tendencia vendedora, los precios han seguido un pendiente a la baja visiblemente suave. Y pese a la cosecha sudamericana en puertas.

De hecho recientemente se advierten mejoras. Hoy lunes, en Chicago, los futuros agrícolas cerraron en suba, en gran parte por las compras netas de los fondos especulativos en todos los contratos.

Así las cosas, se puede estimar que el panorama no resulta muy negro. Por eso, y tal como dijimos en el anterior comentario, es posible que el precio internacional no caiga mucho más. E incluso, puede haber algunos saltos.

Tal posibilidad se abona a partir de la especulación sobre posibles pérdidas de cosecha o de demoras en la trilla sudamericana, a consecuencia de la excesiva humedad y de las pronunciadas precipitaciones tanto en Brasil como Argentina. El problema del piso es grave.

En estos últimos días persisten las lluvias en el área agrícola de Brasil. Vale destacar lo sucedido en el estado de Paraná que, durante febrero, duplicaron los registros usuales.

Respecto a lo que pasa en el mercado interno, la disparidad con el internacional es manifiesta.

Ahora, la industria local tiende a cubrir sus necesidades más inmediatas y, para ello, pena la entrega diferida. Así, se advierte un fuerte diferencial de precios entre posiciones que se aproxima de USD 25 por tonelada. Mientras que los compromisos para abril y mayo resultan inusualmente reducidos, en el mercado ROFEX los valores se ubican entre USD210 en mayo y USD 227 en noviembre.

Vemos lo sucedido, hoy lunes 6. Con descarga hasta el 15 de marzo se trabajó sobre un precio de $ 3.550, cifra que bajaba a USD 213 para la entrega diferida a abril y mayo.

Por otro lado, y tal como los detallamos en el anterior comentario, el dólar en el mercado doméstico parece que busca un piso menor.

El incremento en las tasas de interés cortó abruptamente la tendencia alcista del dólar. La estrategia se basó, también, en una acentuada suba de tasas en Lebac con sus consecuentes alzas en las tasas de plazos fijos y créditos y ventas de Letras en el mercado secundario.

Ello indicaría que, por este lado, desaparece para lo inmediato un aliciente a la suba en el valor de la soja.

El remedio adoptado sólo puede sostenerse por escaso tiempo porque sus consecuencias impactan directamente en la vida económica y el crecimiento.