El petróleo volvió a caer y terminó en 27 dólares el barril, el precio más bajo en 12 años y con una caída superior al 50% respecto de junio del año pasado.
Wall Street cayó 3,4%, las europeas más de 4% y el Merval argentino, 4% con derrumbe superior al 6% en las acciones de YPF, la empresa más grande del país, que cotizan afuera.
Una tenaza entre los pronósticos pesimistas sobre el crecimiento de China y el baño de petróleo a nivel mundial que está provocando Arabia Saudita desató la caída mundial de acciones y bonos.
Los expertos definen un marco preocupante para la economía mundial: China, que crecía al 11% anual ahora lo hará al 6,4% y dejó de ser la locomotora del crecimiento. El dólar se fortaleció a nivel global y los precios de las materias primas, con un ejemplo contundente en el petróleo, cayeron muy fuerte. En ese contexto América Latina ya no es lo que era.
Una pregunta obvia es ¿cómo queda la Argentina? Una primera respuesta es que la Argentina sojizada tiene cierto atenuante: la soja, principal producto de exportación, “sólo” bajó 16% en el último año, lejos de la caída del petróleo, pero también del 62% de caída en el precio del maíz o el 54% del trigo.
El gobierno ya jugó sus fichas, con la devaluación y la baja y eliminación de las retenciones, a que vengan dólares por un aumento de las exportaciones de soja.
¿Alcanzará la devaluación que llevo el dólar a $ 13,74 frente a un mundo en caída y un Brasil que empeoró sus pronósticos recesivos?
En la Casa Rosada apuestan a que a la Argentina no le faltarán dólares y, de hecho, aseguran que de los US$ 4.000 millones que se habían comprometido a ingresar las cerealeras, hubo US$ 1.500 millones que dejaron pendientes de liquidación para evitar una baja del precio del dólar.
Esa apuesta se basa también en una realizada del mercado: “el único negocio
financiero de América Latina, hoy es la Argentina”, decía un ayer un conocido
banquero que aseguró estar recibiendo a diario banqueros del exterior que
preguntan sobre opciones para entrar en el país.
Pero dudas hay y muchas giran en torno a cómo terminarán las negociaciones con
los fondos buitre que constituyen una traba para que el gobierno consiga
financiamiento en el exterior.
El presidente del Banco Central confirmaba ayer en Davos que a corto plazo ingresaría un préstamo de bancos extranjeros por US$ 6.000 millones.
Ese préstamo, contra bonos que tiene el Banco Central, lleva semanas de idas y venidas de abogados que extreman el cuidado por eventuales riesgos de embargo que puedan surgir de medidas en favor de los fondos buitre.
Los banqueros dicen que hoy hay dólares para la Argentina, pero el haber caído en cesación de pagos todavía es una traba muy difícil de superar sin tener que pagar tasas siderales.
Y los dólares serán necesarios para mantener a raya su precio en el mercado en los próximos 60 días.
Dentro y fuera del gobierno se reconoce que, más allá de la crucial negociación con los fondos buitre, el principal tema económico a tener en cuenta es el traslado a precios de la devaluación y el resultado de las paritarias haciendo centro en el tema docente.
En la Casa Rosada se hacían los números para tratar de definir los paramentos de esa negociación.
Funcionarios de alto nivel sostienen que observan una desaceleración de los aumentos de precios en las últimas dos semanas.
Creían que, después de diciembre con su inquietante 3,9% de aumento (medición de la Capital) la inflación había descendido. Así lo sostuvo la consultora Elypsis que para las semanas del 4 al 17 de enero detectó aumentos de 0,7% y 0,4%.
Con esos datos, la consultora concluye que la inflación del último año es de 25,9%, un indicador que el Gobierno soñaría como parámetro para discutir los aumentos de sueldos de este año.
Los dirigentes gremiales pretenden subas superiores y un caso es el ahora opositor Hugo Yasky de la educación que pide paritarias semestrales y con más del 30%.
Lejos de esos reclamos, en el Gobierno piensan que la rebaja del impuesto a las Ganancias para los asalariados deberá jugar un rol fundamental a la hora de definir los aumentos.
Si bien no tienen cifras, dicen que “si el mínimo no imponible se fija en salarios de $30.000 brutos (netos $25.000)” y se modifican las escalas, eso representará mucha plata para mantener el poder de compra de la gente y eso es lo que queremos discutir”.
La negociación paritaria está en período de precalentamiento pero el trasfondo sigue determinado por lo que suceda con la inflación y las expectativas de inflación y, para eso, a su vez, será importante la consolidación del costado financiero y el problema será hacerlo en un mundo tan inestable y deprimido.
Está claro que el presidente Mauricio Macri le dijo a su equipo económico que no quiere un dólar movedizo y que, por ahora, los $14 sería un techo en el intento de “anclar” las expectativas de inflación.
El experto en consumo Guillermo Oliveto suele decir que para los argentinos hay dos precios relevantes: el dólar y el kilo de asado. Y resultan esenciales para definir la situación de las familias.
La tranquilidad de esos dos indicadores serán centrales en los próximos dos meses para poder avanzar sobre las expectativas de inflación y de alguna recuperación económica después de mediados de año.
Mientras tanto, y en forma casi simultánea al derrumbe de los mercados mundiales, el Banco Central pareció haberle puesto fin a su política de baja de tasas. O por lo menos, por ahora.
En la licitación de letras de anteayer mantuvo en 31% anual la renta para las colocaciones a 35 días, el mismo nivel que la semana precedente pero con una diferencia fundamental.
En la semana previa había conseguir absorber más de $20.000 millones. Esta apenas superó los $2.500 millones lo que podría estar indicando que los tenedores de pesos al 31% anual no estarían muy tentados a prestarle fondos al Estado.
Los ojos del mundo económico están concentrados en la reunión de Davos y los de los operadores relacionados con la Argentina, mucho más.
En medio del tembladeral en que está la economía mundial, para la Argentina conseguir financiamiento resulta esencial y hacerlo en condiciones acordes con las que consiguen los vecinos mejor posicionados sería un paso adelante.
Sin dólares no se financian importaciones ni se pueden recrear condiciones para pensar en volver a crecer.
El contexto no ayuda pero, una vez más la soja y una vuelta al financiamiento pueden atenuar el baldazo de agua fría que cayó sobre la economía mundial.