En Tucumán, por estas horas, la desdicha se mide en surcos. Son exactamente 3,5 millones los surcos sembrados de caña de azúcar los que quedaron en pie después de la zafra 2015, porque no valía la pena cosecharlos. El precio no llegaba a pagar los costos de hacerlo.
Los desdichados que no tuvieron ingresos – y no los tendrán hasta que los ingenios vuelvan a encender sus calderas–, son 4.000 pequeños cañeros, el eslabón más débil de una cadena que volvió a utilizarlos como variable de ajuste. El dinero que faltó a esas familias se acerca a $ 700 millones. Y la caña que no llegó a los trapiches equivale a 175 mil toneladas de azúcar. No parece mucho frente a una cosecha nacional que cerró en 2,3 millones de toneladas. Pero como sobraba caña, a muchos les vino bien que ellos ni la cosecharan.
El gobernador tucumano, Jorge Manzur, se reunió ayer con el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, y elogió el impacto de los cambios macroeconómicos (básicamente la devaluación) en las economías regionales. Desde que cerró la zafra azucarera, el 15 de diciembre pasado, el precio interno del azúcar subió de 170 a 210 pesos, por bolsa de 50 kilogramos. Esos valores todavía no llegan a cubrir los costos, que la Unión de Cañeros del Sud estima en 300 pesos.
Esos 210 pesos equivalen a un precio de 4,20 pesos por kilo al productor, cuando la bolsa de azúcar se vende a unos 12 pesos en los supermercados. Un camino para recomponer rentabilidad sería pelear por una tajada más de ese valor final. Pero todo el sector azucarero cierra filas detrás de otra estrategia: aumentar la demanda para que los excedentes productivos no terminen derrumbando los precios.
De la caña de azúcar no solo proviene el endulzante más difundido. También se obtiene un alcohol del cual luego se elabora etanol, un combustible renovable que debe mezclarse con las naftas en una proporción de 10%. Desde hace tiempo se reclama que ese corte pase a 12% con un argumento muy sencillo: la medida hubiera permitido convertir las 200 mil toneladas de azúcar que sobraron este año en etanol, que además ofrece un resultado económico favorable.
Cristina Kirchner anunció esa medida en abril de 2015, pero después desandó su promesa influenciada por lobbies que se oponen, como YPF y las automotrices, que argumentan que un mayor corte de las naftas las obligaría a adaptar ciertos detalles en los motores. El gobierno de Mauricio Macri arrancó con mucho ímpetu y volvió a prometer el aumento al 12% en el corto plazo, aunque por ahora encaró una negociación con todos los sectores. Mientras tanto hay 3,5 millones de surcos sin cosechar. Y familias campesinas sin ingresos.