A la manera de Cristina. Con sus formas y sus modos, la Presidenta recibió
ayer en la quinta de Olivos a Mauricio Macri, en un encuentro de no más de 20
minutos con el que cumplió con la formalidad, lo felicitó por su triunfo y en el
que el único tema que se trató fueron los preparativos para la ceremonia de
asunción. No hubo tiempo ni contexto, según el propio Macri, de entrar en los
detalles más complicados de la gestión que hereda.
"No sentimos que valiera la pena entrar en esos temas", remarcó anoche por televisión, y contó que la Presidenta le propuso que recién el 9 de diciembre los ministros iban a estar a disposición para hacer el recambio. Traducido: hasta ese día, ella seguirá al mando del Gobierno y con control absoluto de todo su gabinete. "La reunión no valió la pena", se sinceró.
Cristina Kirchner lo esperó en su despacho del edificio de la Jefatura, las
oficinas que tiene la residencia, a solas. El personal de prensa de la Casa
Rosada no estuvo, con la estricta orden de no difundir ni fotos ni imágenes de
un encuentro histórico, y los colaboradores del presidente electo quedaron en un
salón aparte. Ella se sentó en su escritorio; Macri, del otro lado.
Sobre la calle Villate, por donde ingresan los invitados, el caos era total entre periodistas, fotógrafos, camarógrafos, vecinos y militantes de Pro. Macri quería hablar, pero debía hacerlo afuera. De alguna manera, Cristina le marcó el territorio y los tiempos. Hasta el 9 de diciembre, no sólo sus funcionarios no estarán a disposición, sino que lo que pase puertas adentro de Olivos es su competencia.
El invitado quedó así rehén por unos minutos dentro de la residencia. No tenía forma de salir. El jefe de la Casa Militar, Agustín Rodríguez, intentó encontrarle un hueco en la vereda para que pudiera hablar. Después de frenéticas deliberaciones, se abrió el portón y, rodeado por un cordón de seguridad presidencial, apareció. "Fue una reunión cordial donde hablamos de la ceremonia de traspaso. Nos encontraremos el 10 de diciembre. No hubo mayores temas que ésos", contó Macri, asombrado por lo que pasaba a su alrededor.
Según relataron más tarde sus voceros, Cristina se limitó a felicitarlo por el triunfo y dejó en claro que no aceptará una transición anticipada. A diferencia de lo que contó el macrismo, fuentes oficiales confiaron que cada ministro decidirá de qué manera se pone en contacto con su respectivo sucesor. Anoche, Aníbal Fernández fue a la quinta de Olivos para coordinar con la Presidenta qué decir esta mañana en la conferencia diaria donde deberá informar del encuentro. Por su cargo, él debería haber quedado a cargo de la coordinación general del recambio ministerial. De hecho, iba a reunirse hoy mismo con su sucesor, Marcos Peña, pero según informaron desde el entorno del funcionario macrista, anoche Peña canceló el encuentro por la falta de progreso en el encuentro de anoche.
Sin más que hablar, la Presidenta y Macri apenas si abordaron livianamente los detalles de lo que será la ceremonia de traspaso de mando en el Congreso. Macri relató que esperaba que fuera "linda". Seguramente no será tranquila. Ya hay preocupación en la Casa Rosada por controlar la seguridad y el ingreso de barras. Ayer, Cristina le garantizó a su sucesor que estará allí para entregarle la banda. Ése será el día en el que volverán a verse.
Aunque destacó que fue un encuentro cordial, el macrismo se fue con el sabor amargo de no haber podido profundizar en los temas que le interesaban, como el futuro de Alejandro Vanoli en el Banco Central, la permanencia de Martín Sabbatella en la Afsca y cuestiones lógicas de un recambio. Nada de eso se tocó en la charla. "Tampoco teníamos muchas expectativas, demostraron que van a ser coherentes hasta el final", describieron cerca del presidente electo sobre la escasa agenda tratada (ver aparte).
Desde el Gobierno el silencio fue total, aunque destacaron que la idea de la reunión era cumplir con la formalidad de recibir al ganador. Tampoco hubo anteayer foto de Cristina con Daniel Scioli.
Aunque el encuentro fue corto, no así el paso de Macri por la residencia que ocupará en apenas 16 días. El presidente electo llegó diez minutos antes a la cita, que comenzó puntual, a las 19. Su anfitriona no lo hizo esperar. Recién salió una hora más tarde en medio de un caos. La camioneta que lo trasladaba no podía avanzar. Terminó finalmente por buscar otro camino. Recorrió internamente los jardines de Olivos y salió por Libertador.