El mundo mantiene a los precios agrícolas en vilo.
El de la soja, por ejemplo, se halla bajo la presión de la cosecha récord de EEU.U., así como también, el clima en Brasil y la Argentina, además de los problemas con la demanda de China.
Sin embargo, la cuestión tiene otros matices. Desde el domingo a la noche, el viento ha comenzado a virar a favor de la nave agropecuaria y, por lo tanto, las velas desplegadas van a permitir el avance de la economía toda.
Hoy lunes, 23 de noviembre, el presidente electo, brindó una conferencia de prensa. Allí dijo: ”sostenemos las propuestas para el campo", que se aplicarían "desde el primer día" de Gobierno. Y agregó: "todos los que puedan, que se pongan a sembrar, a producir, para volver a darle dinámica a la economía argentina".
Ello significa que se reducirá la carga fiscal con la eliminación de los derechos de exportación en todos los productos agroalimentarios y agroindustriales, a excepción de los correspondientes al complejo de la soja, que se propone hacerlo de forma gradual. Así, se promovería las prácticas conservacionistas mediante el aumento en la implantación de cereales.
Respecto a la soja, hay rumores de mayor aliento. Se ha abierto una expectativa respecto a que el nuevo Gobierno aplicaría una eliminación total en el complejo sojero, por el lapso de 2 meses. Y luego llevaría la tasa al 30%. Quedaría para la nueva campaña en 5 puntos menos (para los granos de soja sin procesar).
En el caso del complejo sojero, habrá una reducción paulatina de cinco puntos por año.
Los rumores tienen lógica, pues el productor quedaría incentivado a vender rápidamente la soja acopiada. Ello permitiría el ingreso de aproximadamente 8 mil millones de dólares al circuito comercial y, por ende, podría ingresar tal masa de divisas al Banco Central. La necesidad de dólares es apremiante; y ello contribuiría a mejorar la balanza comercial y. por ende, a descomprimir la presión alcista sobre el dólar.
A su vez, todo indica que se eliminarían así los derechos de exportaciones de los productos que utilizan granos como insumos, tales como las carnes bovina, avícola y porcina.
Además, se anularán todas las trabas al comercio nacional e internacional, así como la mayor parte de las intervenciones, representadas principalmente por los Registros de Operaciones de Exportación (ROE).
Después de la conferencia de prensa, sabemos que habrá un gabinete económico con un ministerio de agricultura (o de agroindustria). Ese cuerpo económico contará, además, con las carteras de Finanzas, de Trabajo, de Energía, de Producción y de Transporte.
El ministerio de Agricultura apuntará a que “sin dejar de atender a la producción primaria, tenga una visión industrial, alimentaria y de conjunto del sector y su potencial. El nuevo ministerio contaría con un ‘Consejo de Diálogo Permanente’, que será un espacio de debate e interacción público-privada y consultivo de los Poderes Ejecutivo y Legislativo nacionales. Allí podrán participar todos los actores, cadenas y subsectores de la agroindustria” (Fundación Pensar).
También ha quedado claro que se apunta a eliminar el “cepo”. En su lugar habría una estrategia cambiaria de convergencia entre el tipo de cambio oficial y el “blue”. Al hablar de un tipo de cambio oficial “administrado” dentro de una banda se infiere que, dadas las escasas reservas del Banco Central, éste se ubicará por encima del actual nivel. Vale tomar como uno de los escenarios más probables el de un dólar oficial entre 12 y 13 pesos.
Las palabras de M. Macri fueron: “: "Cuando se generen las condiciones, habrá un único tipo de cambio donde el Banco Central va a intervenir para que esté administrado".
Finalmente es previsible -a juzgar por los documentos de la fundación Pensar- que se implementen los siguientes puntos: reducción general de los niveles de presión tributaria efectiva; simplificación de la normativa y reglamentación impositiva; amortización acelerada de inversiones; desarrollo de infraestructura para la producción, la competitividad y el desarrollo; establecimiento de una ley nacional de fomento y políticas diferenciadas para ordenar, priorizar, presupuestar y controlar todas las normas de fomento.
Como vemos, el viento de cola se apresta a soplar.
Vale la pena, entonces, esperar para cualquier decisión de venta.