Durante el mes de agosto, vimos con mucha tristeza como gran parte de la
provincia de Buenos Aires quedaba bajo las aguas, debido a las excesivas
precipitaciones caídas, inundando miles y miles de hectáreas, aislando poblados,
gente que perdió todo y miles de cabezas de ganado que quedaron aisladas, sin
posibilidad de salir a tierras más altas. Esto se empezó a ver en un principio
con la crecida del río Paraná, donde la mayoría de los isleros movieron los
lotes a tiempo.
Esta situación de emergencia se ha extendido durante septiembre, abarcando
también parte de la provincia de Entre Ríos por las lluvias a lo largo del río
Gualeguay y sus afluentes. Si bien en estos días las aguas están retrocediendo,
el futuro se presenta muy complicado porque todos los pronósticos coinciden en
la llegada de abundantes lluvias durante octubre, y este cuadro se reitera hasta
el otoño del año entrante. Una situación similar a la ocurrida durante el año
1997-1998.
Todo esto produce en la hacienda desnutrición, stress, enfermedades, pérdidas
de producción y elevada mortandad.
Debemos tomar todas las medidas de manejo necesarias para reducir al máximo las
pérdidas, y en esto, una de las claves es la reducción de los requerimientos
nutricionales de las vacas. Me centro en las vacas porque el resto de las
categorías, ya sean novillos o recrías, se supone que deben ganar peso siempre,
para no perder plata, o ser vendidos ante la imposibilidad de darles una dieta
adecuada y económica. Además son categorías que generalmente se colocan con más
facilidad en el mercado.
Sin entrar en demasiados detalles, la forma más sencilla y rápida de
alivianar las demandas nutricionales de las vacas es el destete.
Si podemos quedarnos con el ternero, bien, si no, lo mas rentable es venderlo,
aunque sea liviano. Salvamos la madre y obtenemos una parte del dinero por la
cría. Si uno de los dos se muere, solo es pérdida, y si se mueren los dos, es el
100% de pérdida.
Dependiendo de la cantidad de animales, los comederos de lona de 25 metros
cada uno nos presentan una alternativa para hacer encierros temporarios, de bajo
costo, para cualquier categoría. Hay que calcular unos 35 a 40 centímetros de
espacio por vaca para que puedan comer. Cada comedero nos alcanza para 62
animales aproximadamente.
A los valores actuales del maíz, alrededor de los 1000 pesos la tonelada, nos
queda en un peso el kilo. Entonces, para una vaca adulta de alrededor de 450
kilos, le podemos ofrecer entre 5 a 7 kilos diarios de maíz, que deberíamos
complementar con al menos 5 a 6 kilos de pasto. Hoy, un rollo de 500 kilos de
calidad media ronda los 400 a 500 pesos. Si es nuevo, el desperdicio es muy
bajo, ya que la idea es desmenuzarlo y ofrecerlo en el comedero, no en el
potrero, ni en un porta rollos.
Es decir que en este encierre de emergencia, la dieta nos cuesta cerca de los
15 pesos por vaca por día, 450 pesos por mes. Esto representa alrededor del 5 al
8 por ciento del valor de una vaca y quizás en un plazo corto de tiempo, nos
pueda ayudar a no mal vender o a evitar las muertes.
Sanitariamente, lo aconsejable es vacunar y revacunar contra Carbunclo y
Clostridiales, como mínimo. No olvidar que los animales están en condición
estresante y con un cuadro nutricional que no es el óptimo. En este contexto, se
puede preveer un recrudecimiento de las enfermedades oculares este verano.
También en esta época, se presentan con mayor frecuencia los problemas por
parásitos gastrointestinales, como ser Ostertágia, por lo que se recomienda
extremar las desparasitaciones, no solo en la dosis adecuada, sino también con
las drogas indicadas.
Otro actor de esta época es la Fasciola Hepática (Saguaypé), que no solamente
nos causa problemas por su parasitosis, sino que además, al afectar y destruir
el parénquima hepático, causando problemas en la absorción de nutrientes,
desintoxicación del organismo, etc, también favorece la proliferación de un tipo
de bacteria, el Clostridium Haemolyticum, que produce la enfermedad
hemoglobinuria bacilar, también conocida como “meada de sangre”, esta patología
es aguda y mortal.
Por eso es tan importante mantener a nuestros animales en todas sus
categorías bien vacunados y desparasitados, y mucho más en estas situaciones
adversas, en las cuales todo se conjuga para hacer que el daño y las pérdidas
sean mayores.
Por si fuera poco, no se deben olvidar de otro factor muy importante que
aparece en estas temporadas con mucha humedad y calor, los rebrotes. Estos, que
se encuentran excedidos de agua en su contenido, no solo nos dan diarreas, sino
que además son deficitarios en magnesio, y nos encontramos con animales de todas
las edades y estados fisiológicos temblando, furiosos, babosos, con los ojos
vidriosos, que al moverlos se caen o que ya están caídos. Con la administración
de magnesio inyectable podemos salvar al animal. Como prevención, sales en batea
cerca de los bebederos.
Y por si faltara algo, ya empezaron a verse las primeras miasis, “bicheras”,
de la temporada.
Javier Confalonieri. Médico veterinario.