La paulatina incorporación de la población china a la economía capitalista, lo que conlleva cambios en sus hábitos alimenticios con una mayor dieta a base de proteínas, ha derivado en una explosión en el consumo de maíz en los últimos 20 años.
En efecto, en 1995 la segunda economía del mundo demandaba 100 mill tt de este cultivo, mientras que en la actualidad su consumo trepa a 215 mill tt.
Lo anterior ha tenido su correlato en la producción, la cual ha exhibido una tendencia prácticamente similar en el período bajo análisis. Estas variables están representadas en el grafico 1, habiéndose registrado un crecimiento promedio anual del 4% en ambos casos.
Si bien las existencias en los últimos 10 años han estado cerca de triplicarse, su impacto a partir del crecimiento en el consumo ha sido menor, e inclusive se ha advertido que las importaciones han comenzado a tomar notoriedad.
La evolución de los inventarios queda expresada a través de la línea amarilla y el eje izquierdo del gráfico 3, observándose que esta variable en estos momentos es prácticamente similar a la registrada en el ciclo 01/02 (90 mill tt). No obstante se trata de dos escenarios completamente diferentes, habida cuenta de que en aquella campaña los stocks eran equivalentes a más de 250 días de consumo mientras que en estos momentos se estiman en poco más de 150 días.
Por su parte, con relación a las importaciones (barras rojas y eje derecho), vemos que las mismas en los últimos 5 años han reaccionado, ubicándose entre 3 y 5 mill tt. Este es un factor a tener en cuenta ya que si este mercado se vuelca al comercio internacional podemos ver precios más firmes en los próximos años.
Esta expansión en el output chino se ha originado fundamentalmente en un aumento de la superficie cosechabe, tomando en consideración que hace dos décadas la trilla no llegaba a 23 mill has mientras que durante esta temporada está prevista en prácticamente 38 mill has (tengamos en cuenta que EEUU, principal productor mundial, este año recolectaría menos de 33 mill has).
Esto queda expresado a través de la línea roja y eje izquierdo del gráfico 2, con una clara tendencia creciente desde 2003. El salto promedio anual de esta variable ha sido muy cercano al 3% entre 1995 y 2015.
Muy por detrás aparecen los rindes para explicar la mejora en la oferta; los mismos han pasado de casi 5 qq/ha en aquél período a proyecciones en torno a 6 qq/ha para el ciclo en curso (barras naranjas y eje derecho).
Esto marca que el incremento promedio en términos anuales es levemente superior a 1.5%, al tiempo que la productividad en ese país resulta cercana a la mitad de la que se registra en EEUU.
En términos de stock/consumo China muestra un ratio del 40% en el período 15/16, habiéndose recuperado aproximadamente 10 puntos en la última década (ver línea roja del gráfico 4). Sin embargo, esta variable sigue muy por debajo de lo que veíamos hace 20 años (cuando superaba el 100%, o sea que lo que sobraba al final de la campaña superaba lo demandado) antes de la irrupción de este cultivo.
Como corolario, la combinación de un escaso crecimiento de la productividad con una población creciente viviendo bajo el sistema capitalista, hacen suponer que el autoabastecimiento chino de maíz podría agotarse en pocos años.
Si bien esto no implica que la dependencia del comercio internacional se asimile a la de la soja en los próximos años, es probable que con el correr del tiempo esto se traduzca en una bonanza de precios para este cultivo.
Fuente: Agroeducación