MAR DEL PLATA.- El clima es bien propio del fin de ciclo. El inminente cierre de la gestión presidencial de Cristina Kirchner permite vislumbrar un cambio de humor entre los empresarios, que aun sin conocer quién la sucederá en el cargo, por primera vez en más de cinco años dicen que esperan un comienzo de 2016 con expectativas optimistas, sustentadas en un leve pero esperable crecimiento de ventas, exportaciones e inversión.
"La lectura del dato positivo es sencilla: cualquiera de los tres candidatos
que pueden ganar la elección implica un desahogo ante lo que se sufrió con el
kirchnerismo puro", dijeron a LA NACION dos directivos de firmas de primer nivel
apenas conocieron el resultado de la última encuesta de expectativas de IDEA, de
la que participaron 178 ejecutivos socios del Instituto y que fue difundida ayer
aquí.
A estas señales alentadoras les sumaron, además, la voluntad de crecer, pero
planteando de antemano algunas exigencias al próximo gobierno, traducidas en
medidas para promover la inversión. Encabezan esa lista la eliminación de
impuestos distorsivos, reglas de juego claras e incentivos fiscales.
Los ejes de una agenda que creen impostergable
El relevamiento realizado por la consultora DAlessio IROL sobre las
expectativas para el próximo semestre marca que el 76% de los consultados cree
que la situación será igual (35%) o mejor (41%), cuando en la medición anterior
esos mismos guarismos se reducían a 31 y 25%, respectivamente. En cambio, los
pesimistas eran el 44% (24% en esta encuesta).
Aun sin que los buenos augurios impliquen mejoras del nivel de empleo, la expectativa mayoritaria entre los hombres de negocios es que durante los próximos 12 meses se revierta la tendencia negativa que en anteriores períodos se habían dado en rubros vinculados al crecimiento de la empresa como ventas, inversión y exportaciones.
"Se percibe una inevitable mejora en el tipo de cambio, una corrección que más tarde o más temprano se sabe que llegará", explicó el economista Dante Sica, al analizar la expectativa de una próxima devaluación de parte de los ejecutivos que participan del coloquio en Mar del Plata.
Competitividad
Los problemas de competitividad internacional aparecen vinculados en su mayoría con la cuestión cambiaria a la que se refería Sica, y así lo limitan a una cuestión casi de coyuntura. No obstante, una proporción de semejante magnitud atribuye esta dificultad de llegar a los mercados externos a déficit estructurales propios del sistema productivo nacional.
En la encuesta los ejecutivos también dejan en claro que la revisión de factores internos de las empresas ya no tiene una incidencia central en su crecimiento y ponen el acento para conseguirlo sobre la diversificación de productos, alcanzar alianzas estratégicas y la incorporación de nuevas tecnologías.
En términos de rentabilidad, no se esperan mayores cambios y hasta se inclinan por un leve declive en sus niveles de ganancias para el año próximo. Y en un contexto de caída de ventas durante los últimos meses, en siete de cada diez empresas admiten que mantienen su capacidad empleada por encima del 70 por ciento.
Eduardo DAlessio, presidente de la consultora que realiza estas encuestas para IDEA, resaltó que la inversión promedio proyectada por las empresas para 2016 es del 11% de la facturación anual, un punto por encima de las expectativas de idéntica medición tomada hace un año.
"La inversión llamada soft sigue estando por encima de la aplicada en obras de infraestructura o expansión de equipos productivos", explicó. Por eso, capacitación, desarrollo de tecnología y nuevos productos aparecen entre los destinos prioritarios de esos fondos, en tanto que para las inversiones duras anteponen obras civiles, maquinaria e incorporación de equipamiento informático.
Retención de talentos
Un dato muy rescatado de esta muestra surge de la consulta a los ejecutivos sobre los desafíos para su negocio durante el próximo año. La retención de talentos pasó casi a igualar la cuestión salarial, que había sido preocupación vital en los últimos tiempos. Las empresas empiezan a considerar que es peor perder a un empleado clave que a un cliente.
Las demandas del sector empresario en inversiones macro esta vez ponen al tope y muy priorizada la cuestión energética, entendida como suministro eléctrico. En segundo lugar ubican el desarrollo y la recuperación de rutas y caminos internos, el gas y el transporte de cargas ferroviario. La caída más notoria en esta tabla pasa por el petróleo, muy postergado en esta medición, en línea con la baja en la cotización internacional del crudo.