El mercado local patea, en un entorno internacional todavía relativamente adverso, a favor de los precios de la soja.

Condicionado por obstáculos logísticos acentuados por el mal estado de los caminos de tierra, la mercadería no fluye a los puertos de manera óptima.

La restricción de la oferta interna se acentúa por la resistencia de la producción a desprenderse de mercadería frente a la eventualidad (por cierto, cada vez más visible) de una devaluación de nuestra moneda que apunte a corregir la distorsionada estructura de precios relativos por el retraso del valor del dólar frente a la inflación.

La incertidumbre política condiciona cada vez más cualquier decisión económica. No olvidemos que aquello de “desensillar hasta que aclare” forma parte de la filosofía de gran mayoría de los productores. A ello se agrega la percepción general, sustentada en los pronósticos, sobre el elevado riesgo climático para la nueva cosecha.

En suma, se nota claramente la posición conservadora de los tenedores de soja frente a un cuadro incierto y de alta inflación que incentiva la retención.

De esta forma, los precios internos tienden a no acompañar estrictamente los vaivenes de los valores internacionales. La tensión entre la disposición limitada a entregar mercadería por parte de la producción y la avidez de adquirirla por parte de la industria y la exportación evita una nueva baja en los valores.

La determinación de los Valores de Mercado que surge del cálculo del valor FAS teórico a partir del precio FOB puertos argentinos (paridad de exportación), de acuerdo a la Dirección de Mercados Agrícolas del Ministerio correspondiente llega a un nivel de $1965. Como sabemos hoy por hoy los precios dispuestos a pagar por parte de la demanda local van de $2.050 a $2.100 por tonelada.

Los fondos, en tal sentido, tienen un papel a desarrollar de vital importancia. Cierta recuperación en el precio del crudo estimula una mayor participación de los fondos a favor de una mejora en los precios. Veremos qué papel cumple la inminente publicación del USDA.

Pese a las dificultades logísticas, los puertos de Río Arriba en los últimos días previos a las lluvias del martes debieron operar con agilidad para recibir soja a embarcar, luego de superado el cese de comercialización realizado por los productores.

Se aguarda, para lo que resta del mes, un programa de embarques de gran envergadura.

Tal cuadro sería consecuencia de una demanda internacional que, aún con los problemas que muestra la economía china y la nueva paridad de su moneda, sigue muy activa. Esta es sin duda una buena noticia.