TRES ANTECEDENTES PARA TENER EN CUENTA

En lo que resta del año el fenómeno de El Niño estará presente y seguramente mostrando su influencia. Recordamos los últimos tres.

UN INDICADOR DEFINIDO

Muchas veces cuando se cierra una campaña, es común que comiencen a instalarse especulaciones acerca del desarrollo climático de la próxima y para entonces rápidamente entran en escena los pronósticos del fenómeno ENSO. Si bien este indicador de escala planetaria no es el único forzante que decide la proyección a largo plazo del comportamiento del clima y principalmente de las lluvias, es el que ha sido más investigado y del cual se conocen más sus impactos en las distintas zonas agrícolas del mundo. Este año en particular la especulación no tuvo que hacerse presente, dado que desde comienzos de mayo El Niño ya se afianzaba y hoy cerrando el trimestre frío, está en plena vigencia y fortaleciéndose.

Muchos análisis estadísticos han demostrado su influencia sobre el patrón pluvial en el sudeste de Sudamérica y por ello es tan importante conocer las zonas que recurrentemente muestran una sobreoferta de agua cuando el mismo se presenta intenso y bien definido, sobre todo cuando ya se ingresa a la primavera con el típico calentamiento de las aguas de la cuenca del Pacífico Ecuatorial central, siempre monitoreado en el Informe Climático Mensual

Si hacemos un breve repaso de los episodios cálidos, es decir de los eventos Niño, rápidamente se nos presenta la campaña 97/98 como un ícono, no sólo por el fuerte impacto que tuvo, sino porque fue la primera en poder monitorearse a pleno con imágenes satelitales. Durante aquella campaña, este indicador hasta el momento relegado a claustros académicos, se hizo conocido y rápidamente se popularizó en todo el ámbito donde el clima se vuelve influyente en la toma de decisiones. Con imágenes satelitales contundentes que daban cuenta de las inundaciones que provocaban los ríos Mesopotámicos, el interés por la información sobre esta señal climática fue en aumento y hoy es común que los productores agropecuarios incorporen esta información como una herramienta importante para definir las estrategias en el desarrollo de la campaña. En este sentido es muy importante que sean identificados los posibles impactos sobre la precipitación en las distintas zonas agrícolas del país, dado que no siempre el mismo es tan generalizado o evidente.

Volviendo a la idea de repaso de los últimos tres eventos más destacados, debemos enumerar a las campañas 97/98, 02/03 y 09/10. Los mismos por persistencia e intensidad cumplen con los requisitos elementales para ser considerados episodios El Niño, es decir se han mantenido por más de seis meses con una anomalía positiva en la temperatura superficial del mar. Entre estas campañas aparecieron otros eventos, poco significativos que no tienen comparación con las mencionadas y tampoco con la que actualmente se está transitando. Por cierto, la presente debe considerarse muy cercana en su evolución a la del 97/98 y su intensidad máxima prevista sería de 2.3ºC, es decir, cerraremos la primavera con un Niño fuerte, y su señal no se disipará hasta finalizado el verano.

Para recordar el impacto sobre las precipitaciones de las tres campañas mencionadas en el ámbito de la región pampeana, presentamos los mapas de anomalías pluviales de los semestres cálidos de aquellos años. Es decir el total de las lluvias de aquellos semestres comparados con los valores estadísticos del mismo período. Si bien el resultado no sorprende, tampoco deja de ser notable.

En principio el del 97/98, por ser el más intenso posiblemente haya tenido un despliegue mayor de la sobreoferta de agua hacia el oeste, esto no se nota en las dos campañas siguientes, ambas de Niños más débiles y que incluso dejaron algunas deficiencias destacadas sobre el oeste. Lo que queda claro es que ER, gran parte de SF y el norte de BA han sido receptores comunes de lluvias abundantes. En la provincia de CB, LP y el centro sur de BA el análisis presenta más variantes.

Debemos decir que estos mapas no pretenden dejar un resultado estadístico, ni sentenciar el comportamiento pluvial de lo que resta del año. Sin embargo son tres campañas muy emblemáticas y que no pueden soslayarse en ningún análisis.

Al mirar estos mapas debe considerarse que lo que se analiza es la lluvia total del semestre y no su distribución temporal. En muchos casos los resultados de una campaña se definen más por la oportunidad en que se presentan las lluvias más que por su volumen. Lo que el fenómeno de El Niño tiende a garantizar y más en eventos moderados o fuertes como el actual, es un piso en el volumen de precipitaciones, que por lo general define resultados positivos. Se puede ver el vaso medio vacío y considerar el aumento del riesgo de inundaciones, ya sean fluviales o por excesos pluviales en zonas bajas, pero consideramos que bajo las actuales circunstancias podemos pensar en que la presencia de este evento promueve un escenario que tiende a garantizar otra gran cosecha para la región pampeana. La experiencia de manejo en zonas bajas y el recuerdo de los antecedentes del comportamiento hídrico de los lotes en circunstancias similares pueden ser de gran ayuda para diversificar las estrategias y minimizar los riesgos.

  • Por CCA - exclusivo Agrositio
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