Trabaja con maquinaria propia. Compró una cosechadora TUCANO 470 de CLAAS después de ver la eficiencia con la que trabaja ese equipo y la actitud de las personas de la empresa.
Leonardo Herrera Vegas (73 años) está acostumbrado a asumir grandes responsabilidades. Criar a sus 11 hijos fue una de ellas. Otra es llevar adelante la Estancia Santa Rosa, de alrededor de 3.000 hectáreas de las cuales aproximadamente la mitad están ocupadas por sierras tandilenses. Es ingeniero agrónomo, con una historia destacada en el movimiento CREA, donde fue asesor, presidente del grupo Ayacucho – Fulton y por último Coordinador de la Zona Sudeste.
Santa Rosa mantiene un sistema mixto de producción, donde la agricultura y la ganadería se reparten la superficie por partes iguales. También se divide por mitades la proporción del campo ocupado por sierras y el resto de las hectáreas dedicadas a la siembra de granos finos y gruesos. “Hay cerros de más de 400 metros de altura, de los más altos de Tandil”, dice Herrera Vegas. En ellos pastorean las vacas de cría que, sobre sus pastizales naturales, mantienen a los terneros hasta el destete.
La invernada se realiza en rotación con la agricultura y se basa en verdeos y pasturas sobre los que se terminan los novillos con los que cierra el ciclo completo ganadero que practica en el establecimiento.
En Santa Rosa hay dos rodeos. Uno puro, de Hereford astado. Y otro cruza sobre el que se usan toros Shorthorn como raza terminal buscando que el vigor híbrido catalice el crecimiento de los novillos.
La totalidad de las vaquillonas se inseminan y logran un 98% de preñez. Las vacas reciben un servicio natural y la preñez alcanza el 95%, “Esporádicamente inseminamos hembras adultas, pero eso es cuando conseguimos semen de algún toro que se destaca”, explica Herrera Vegas. “En la Argentina, el Hereford astado es muy escaso, hay muy pocos proveedores de estos toros –agrega-, por lo tanto a veces hemos recurrido a Uruguay que tiene no menos de un 50% de toros astados”. Reconoce que la opción entre astado y mocho “es una discusión importante entre los criadores de Hereford”, pero entre otros motivos remarca que “el novillo astado sale muy bueno”.
El entore de primavera (durante octubre, noviembre y diciembre) lleva a los partos de invierno y al destete en marzo/abril con terneros de 6 a 8 meses. “El peso de destete es regular porque el cerro se seca mucho en verano –indica Herrera Vegas-, por lo tanto los terneros machos destetados en abril rondan los 170 kilos”. La totalidad de la superficie ocupada con sierras está cubierta con pastizales naturales. “Este año hicimos un poco de pradera –dice el productor-, pero en una superficie muy chica que tiene menos piedra”.
El primer año de la etapa de invernada los novillitos lo pasan sobre praderas y el segundo sobre el verdeo de avena. Para la terminación se suplementan con maíz durante los últimos 70 a 90 días. A los 23/24 meses de edad están listos para la venta con un peso de 480 kilos que los categoriza como novillos de exportación. “Ese es un producto que hoy está caminando un poco mejor que otras cosas. Por lo pronto, mejor que la agricultura”, dice Herrera Vegas.
Agricultura
“En granos finos hasta, hace poco, sólo hacíamos trigo y avena para semilla –explica Herrera Vegas-, pero ahora, ante la imposibilidad de vender el trigo, no hay más remedio que sembrar cebada. El trigo que hacemos es sólo de alta calidad para venta a molinos”.
Maíz, soja y girasol completan la canasta de cultivos, con alrededor de 550 hectáreas destinadas a la cosecha gruesa. Menos de la mitad de esa superficie se destina a soja, alrededor de 100 a 150 hectáreas a maíz y el resto a girasol.
Herrera Vegas considera que esa rotación de cultivos agrícolas con praderas es una de las razones por las que en Santa Rosa no tienen graves problemas de malezas resistentes. “Sólo nos complica un poco la rama negra”, apunta.
Con estilo propio
Cuando Herrera Vegas habla del manejo de Santa Rosa, sin proponérselo va dejando en descubierto su personalidad. “El personal vive en el campo con sus familias, tanto el encargado como las cuatro personas que atienden la ganadería, los tres que trabajan en agricultura, el que se encarga del parque y del mantenimiento general de la estructura y la cocinera del personal”, explica el productor.
“Es algo que se está perdiendo –agrega-, pero hago lo posible por mantenerlo porque considero que la gente tiene que vivir en el campo y para eso es necesario contar con escuelas y centros de salud cercanos, entre otros servicios”.
Dice que tiene suerte porque tiene muy buen personal y que hace muchos años que lo acompaña. Cuando se le pregunta cuál es el secreto, responde: “Estar atento a sus necesidades”. Si a esta respuesta se le agrega el respeto que le tienen en Tandil, queda en evidencia que se trata de algo más que suerte.
Trabaja el campo con su propio equipo de maquinarias. Y fueron también conceptos ligados a las relaciones humanas los que lo llevaron a realizar su última inversión, una cosechadora TUCANO 470 de CLAAS. Es la primera que tiene de esa marca. “La gente de CLAAS de Tandil me pidió unas hectáreas de campo para probar unas cosechadoras nuevas y eso me permitió verlos trabajar. Ahí empecé a vincularme con CLAAS”.
La recolección de las cosechas de granos finos y gruesos de la última campaña la hizo con su nuevo equipo CLAAS. La pudo probar con sus tres plataformas, la triguera/sojera de 30 pies, la maicera y la girasolera.
“Estoy muy conforme –explica-, tanto por la eficiencia de la TUCANO como por la actitud de servicio de la gente de CLAAS, que son la clave de la confianza en la marca”.