La propuesta de Sergio Massa de realizar unas primarias abiertas amplias para definir al candidato presidencial y al postulante a gobernador bonaerense de un conglomerado de fuerzas opositoras que incluyera al Pro y al Frente Renovador no encontró eco en el macrismo, que ayer la desestimó y ratificó que impulsará a María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires. Las esperanzas de un acuerdo se habían empezado a diluir horas antes, cuando el economista de cabecera del massismo Roberto Lavagna puntualizó que Massa no abandonaría su candidatura e insinuó que quien debería "bajarse" era Mauricio Macri .
Las últimas encuestas muestran que desde fines del año pasado cambió una
tendencia que hasta entonces favorecía a Massa. Inmediatamente tras la
misteriosa muerte del fiscal Alberto Nisman, Macri pasó al frente, aunque poco
después, evaporado el efecto político de ese hecho, Daniel Scioli emparejó la
competencia y, hacia abril, consolidó una leve ventaja sobre el jefe de gobierno
porteño. En todo ese período, Massa no hizo más que decrecer en intención de
voto, desde alrededor del 25% en agosto hasta poco menos del 15% en abril, de
acuerdo con la progresión de la consultora Management & Fit.
Roberto Lavagna puntualizó que Massa no abandonaría su
candidatura e insinuó que quien debería "bajarse" era Mauricio Macri
La apuesta del macrismo es que la tendencia bajista de Massa se profundizará y que algunos de los intendentes bonaerenses que hoy forman parte del Frente Renovador terminarán alineándose detrás de Macri por una simple cuestión de supervivencia.
En una elección con boletas sábana, es factible que la boleta presidencial termine arrastrando la que lleve la fórmula para la gobernación de Buenos Aires y también la de cada intendente. El miedo de no pocos jefes comunales massistas es perder el liderazgo de sus distritos si a su actual candidato presidencial no le va bien.
El otro drama es que quien termine tercero en las PASO, a menos que la distancia respecto del segundo resulte muy exigua, corre serio riesgo de ser abandonado a su suerte por sus propios votantes a la hora de la primera vuelta electoral de octubre.
La pregunta que se debate es quién se beneficiaría más en términos
electorales de una declinación mayor de Massa o de su eventual ausencia en la
competencia electoral: ¿Scioli o Macri?
La apuesta del macrismo es que la tendencia bajista de
Massa se profundizará
Los encuestadores consultados no se ponen totalmente de acuerdo a la hora de responder semejante interrogante. No obstante, hay coincidencia entre algunos de ellos en que el voto para Massa podría dividirse casi por mitades iguales, con una muy leve tendencia a favorecer a Macri, como señala, por ejemplo, el consultor de Isonomía Juan Germano.
El problema, como señala Mariel Fornoni, de Management & Fit, radica en que en una elección ejecutiva que terminaría polarizándose entre el cambio y la continuidad, Massa quedó ubicado en la amplia avenida del medio y los votos del ex intendente de Tigre son los más indefinidos: algunos pueden ser más cercanos a Macri, en tanto que otros se asocian a una continuidad con cambio de estilo como la que representaría Scioli.
El interrogante que terminaría de definir hacia dónde podría ir la mayoría de los votos que queden huérfanos si Massa quedase fuera de la competencia, es a quién podría beneficiar su salida. Y para eso será clave determinar el perfil de las listas de candidatos que acompañarían al potencial presidencial del Frente para la Victoria y, de manera especial, el de su compañero de fórmula. De ahí que Scioli deberá poner en juego todas sus dotes de ajedrecista para anticipar las jugadas que seguirían a la definición de un candidato a vicepresidente, que probablemente le sea impuesto por Cristina Kirchner.