Inmersas en una lógica que vienen aplicando desde principios de año y que fue consensuada, aunque de manera tácita, con el ministro de Economía, Axel Kicillof, las petroleras volverán a aplicar hoy un aumento en el precio de los combustibles en todo el país, confirmaron fuentes del sector privado a LA NACION.
El porcentaje de aumento rondará el 1,5%, por lo que se ubicará apenas por encima de los ajustes que tuvieron lugar en los últimos meses.
El número final dependerá de qué haga YPF, la mayor empresa del rubro y dueña del 55% del mercado.
Hasta ayer por la noche, el litro de nafta súper en la ciudad de Buenos Aires de la petrolera nacionalizada costaba 11,61 pesos. Por lo que se iría a poco menos de $ 11,78. La empresa que maneja Miguel Galuccio suele tener los precios más bajos del mercado.
Las otras firmas importantes del segmento son Shell, Axion, Petrobras y Oil.
Las petroleras tienen un argumento aceitado para justificar las subas. La mayor parte de sus costos es la compra de petróleo crudo, que si bien se paga en pesos, está dolarizado.
En cambio, la venta de combustibles se hace en moneda local. Por lo que la devaluación del peso golpea en sus números: cada vez que se deprecia la moneda, las empresas necesitan más pesos para comprar el petróleo.
En otros términos: sostienen que, pese a los aumentos de precios, no ganan más.
En medio de la caída del precio internacional del crudo, Kicillof y el presidente de YPF, Miguel Galuccio, reunieron a principios de año a las petroleras (tanto productoras de petróleo como refinadoras) para alcanzar un acuerdo. Allí se estipuló que bajara 7 dólares por barril el precio local del petróleo. También se aplicó una reducción en impuestos, la casi eliminación de las de retenciones a la exportación (estableció un esquema mucho más bajo y móvil) y la promesa de un subsidio a la producción petrolera, que se concretó el mes pasado. Todo eso condujo a una reducción de 5% en los precios en el surtidor.