En la Argentina la leche está demostrando que puede ser negra, en lugar de blanca. Y en los últimos cinco años, de un negro bien intenso. Según estimaciones de la industria láctea, el 30% del volumen de leche para el mercado interno, sobre 8500 millones de litros, opera con una evasión total o parcial. Son unos 2500 millones de litros al año. Hace cinco años lo comercializado de manera informal sumaba unos 1700 millones de litros. Se calcula que la evasión es de entre 1000 y 1500 millones de pesos.
La situación está generando una fuerte competencia desleal para la industria que trabaja en blanco, según alertaron en el Centro de la Industria Lechera (CIL), que agrupa a las principales empresas del país con el 65% del procesamiento diario de la producción. "Hay 200 empresas registradas y 800 que operan en la marginalidad y complican a las empresas formales. Un 30% del volumen de leche para el mercado interno está afectado por una evasión total o parcial", expresó Miguel Paulón, presidente del CIL.
Las industrias registradas ocupan entre 25.000 y 26.000 personas, y se estima que las que operan en la ilegalidad tendrían un plantel de 10.000 operarios. Hay desde firmas muy pequeñas a otras con un tamaño mediano. Procesan desde 20.000 hasta 400.000 litros diarios.
La principal salida para esa leche son quesos, mozzarellas y helados. "El punto más fácil para evadir son los quesos", precisó un operador.
Según industriales consultados, el crecimiento de este fenómeno viene impulsado por dos factores. Por un lado, un circuito comercial con almacenes, pequeños comercios, pizzerías y heladerías que piden que no se facture o se lo haga por una parte de lo que corresponde de IVA. Por otra parte, influye la presión impositiva que afecta a los distintos eslabones del sector.
"Un factor importante que alienta esto es la alta presión impositiva, porque el productor que tiene que tributar el impuesto a las Ganancias u otros elige que una parte no se facture, no se liquide. Hay días de producción que no se liquidan", explicó otra fuente del sector industrial. "En la medida que ha crecido la presión impositiva con Ganancias e Ingresos Brutos también lo ha hecho la evasión", agregó.
En las empresas sostienen que este fenómeno no implica un riesgo sanitario para los consumidores. "Esa leche tiene los tratamientos que se deben hacer", graficó una fuente. Y agregó que una forma que tienen los consumidores de sospechar si están frente a un producto de origen informal es cuando no se le entrega ticket en un comercio. "Si comprás una oferta de queso y no te dan un ticket es porque se evade", explicó.
En el sector industrial sostienen que evadiendo impuestos, costos laborales y de normas ambientales, las firmas del circuito informal pueden tener hasta 40% más de margen que las empresas registradas. Con esa diferencia pueden ofrecer precios más altos a los productores para recibir leche. "Hay un grado de marginalidad importante y eso genera una competencia desleal. Estas empresas se manejan con precios más altos", afirmó José Quintana, consultor.
Los industriales dicen que han denunciado la irregularidad ante el Ministerio de Agricultura y reclamado el control. Creen que esa cartera "hace lo que puede" en virtud de la gran cantidad de operadores.
Paradójicamente, una reciente medida del Gobierno, el pago de una compensación de 30 centavos por litro para los productores que producen hasta 2900 litros diarios de leche, estaría generando que productores con un volumen 300 a 400 litros por encima de ese nivel deriven producción al circuito informal para poder cobrar el beneficio.
"Hemos detectado varios casos. Algunas organizaciones de productores entregan listados de operadores adonde se puede vender", concluyó Paulón.