La incertidumbre sobre el precio futuro de la soja y el valor del tipo de cambio en el país en un año de elecciones presidenciales enfrió el ritmo de venta de la soja que comenzó a cosecharse en la Argentina.

Según un trabajo de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), muchos productores y empresas agropecuarias están esperando mejores precios y modificaciones en el tipo de cambio. En un año eleccionario y con tipo de cambio oficial algo anclado, numerosos operadores esperan los resultados de las elecciones nacionales y del nuevo plan económico que podrían llegar a instrumentar las autoridades nacionales electas, alerta el trabajo, que asegura que, en este contexto, los operadores se ven tentados a retener la mercadería hasta finales de año a la espera de poder ver con claridad la nueva política cambiaria del Gobierno o la posible continuidad del régimen actual, y así, muchos deciden no vender o diferir lo más posible las decisiones.

Los bajos precios domésticos de la soja ante la fuerte baja en los valores internacionales del poroto, harina, aceite de soja y biodiesel influyen también en la más lenta comercialización de la producción de la nueva campaña, agrega el trabajo.

Adicionalmente, y en línea con postergación de decisiones, los productores no cierran el precio de su producto en un mecanismo que se llama venta con precio a fijar. Esto implica que entregan la mercadería, pero cierran el valor cuando les conviene y así aprovechan potenciales subas.

Las compras a fijar precio de parte de los exportadores muestran este año un máximo del 75% sobre el total de las compras realizadas. y entre las fábricas, esa relación se encuentra en 62%. En promedio entre ambos compradores, el 69% del total comercializado está pendiente de fijación de precio, una cifra récord para los últimos 12 años, indicó la BCR.