Hay un consenso tácito que gobierna los precios de los surtidores argentinos en lo que va del año. En un contexto de caída internacional de los valores del crudo, principal insumo para refinar naftas y gasoil, las petroleras parecen dispuestas a limitar los aumentos a sus necesidades para compensar la devaluación del peso, pero no a abandonarlos.
La que marca el paso es YPF, cuya mayoría accionaria está en manos del Estado. La empresa aumentará a razón de 1% en promedio sus combustibles desde la madrugada de hoy. El número está en línea con la depreciación del peso contra el dólar en el tercer mes del año, que fue del 1,1 por ciento.
La compañía que conduce Miguel Galuccio tiene 55% del mercado de combustibles, por lo que sus decisiones sobre los precios son seguidas casi de inmediato por sus competidoras. De manera que Shell, Axion (ex Esso), Petrobras y Oil terminarán por retocar sus pizarras en los próximos días.
En el mundo, los valores del petróleo fueron en caída en los últimos meses, algo que ocasionó también una baja en los precios de sus derivados.
En la Argentina, en cambio, sucedió lo contrario. Aunque los precios de los combustibles cayeron 5% en enero como resultado de un acuerdo promocionado por Galuccio y el ministro de Economía, Axel Kicillof, al que el Gobierno llegó con las provincias, los sindicatos y las empresas, luego retomaron la saga de aumentos (en marzo y en febrero), también en torno del 1 por ciento. En otros términos: la remarcación en los surtidores en lo que va del año es muy similar a la devaluación, del 3,2 por ciento.
Los petroleros justifican los aumentos por la lógica misma del negocio. Las compras del petróleo explican cerca de un 80% de los costos de las refinerías. Si bien las transacciones se hacen en pesos, están atadas al dólar, por lo que la devaluación implica, para las petroleras, poner más billetes para comprar crudo.
Al mismo tiempo, a diferencia de lo que ocurre con el petróleo, el precio de los combustibles se expresa en pesos. Por eso los aumentos: son para cubrir sus mayores costos en moneda local.
Pese a que repercuten sobre los índices de inflación, y a diferencia de lo que ocurría en otras épocas, hasta el momento el Gobierno avala las subas. En parte, eso se debe a un complejo equilibrio. Las inversiones de YPF se financian en una porción importante de la venta de combustibles. Por lo que, si los precios en los surtidores quedaran relegados, tendrían un efecto negativo sobre los desembolsos de la empresa.
La relación entre precios y costos es casi una obsesión para las empresas petroleras, en especial en un contexto crítico para la industria a nivel internacional. Así lo alertó la propia YPF en el formulario F 20, que envió la semana pasada a la SEC, el organismo regulador bursátil de Estados Unidos: "Asumiendo que los precios domésticos para ciertos productos no coinciden con los incrementos de costos (incluyendo aquellos relacionados con el aumento de la valuación del dólar contra el peso argentino) en concordancia con mayores y más complejas inversiones [...] nuestra capacidad para mejorar nuestras tasas de recuperación de hidrocarburos, encontrar nuevas reservas, desarrollar recursos no convencionales y llevar a cabo algunos de nuestros otros planes de gastos de capital pueden estar afectados negativamente", dijo.