En las vísperas de la última Navidad, la presidenta Cristina Kirchner combinó su apego a la red social Twitter, su afán por las buenas noticias y su gusto por decir palabras en inglés para anunciar que, desde el primer día de este año, los combustibles bajarían un 5% en todo el país. "¿Vos te acordás de alguna vez en que cuando bajaba el precio del petróleo bajaba el precio del combustible? Nunca. Never in the life!", escribió en un tuit el 23 de diciembre.

La rebaja efectivamente ocurrió, pero fue efímera. Menos de un mes y medio después, los combustibles volvieron a aumentar, casi 1%.

Las petroleras responsabilizan al Gobierno: como el principal insumo de naftas y gasoil es el petróleo, que cotiza en dólares incluso en el mercado interno, se encareció en las últimas semanas debido a la progresiva pérdida del valor del peso frente a esa moneda.

Desde las 0 horas de ayer, el litro de nafta súper de YPF, dueña del 55% del mercado y, por lo tanto, referente a la hora de marcar los precios, cuesta $ 11,39, 0,71% más que hasta el día anterior, mientras que la premium llegó a $ 12,84 el litro.

Eso implica un aumento de 0,78 por ciento. Junto al gasoil, el denominado "combustible del trabajo", que pasó de $ 10,28 a $ 10,36 el litro y subió en idéntico porcentaje que la premium, se llevó los ajustes más importantes. El euro, en tanto, trepó 0,76%, hasta $ 11,87 el litro.

El resto del mercado tuvo incrementos similares en las últimas horas, según fuentes al tanto de los movimientos en los surtidores. Axion (la ex Esso), Petrobras y Oil, la petrolera de Cristóbal López, remarcaron sus pizarras en torno de 1 por ciento. Es probable que Shell haga los mismo en las próximas horas. El mercado de combustibles se guía por una lógica particular: con un puñado de oferentes importantes, si uno aumenta el precio y el resto no lo hace los automovilistas suelen inclinarse por los valores más bajos, aumentan las ventas de esas empresas por encima de lo previsto y colaboran con el quiebre de stock en las bocas de expendio. Ésa es la razón que aducen habitualmente las petroleras para acompañar rápidamente los aumentos de sus competidores.

Con los últimos valores, los precios de las naftas en la ciudad de Buenos Aires acumulan un incremento de 20% en comparación con los de febrero del año pasado. De manera que la rebaja de enero aún se nota en las pizarras.

En algunos meses de 2014, por ejemplo, la comparación de aumentos interanuales arrojaba subas de hasta 60 por ciento.

Precios y petróleo

La poda en los precios que se aplicó el primer día del año fue el resultado de la coyuntura internacional del mercado petrolero, que se decide en países tan alejados como Arabia Saudita o Argelia, antes que de una decisión voluntaria del Gobierno y de las empresas.

Ocurre que la caída del precio del crudo (en las últimas semanas alcanzó los valores más bajos del lustro) dejó al mercado local en una situación por lo menos curiosa.

Por el desacople de los valores nacionales de las referencias en el resto del mundo, el crudo local llegó a costar hasta 55 por ciento más.

Por ejemplo, mientras el barril de petróleo denominado Medanito, propio de Neuquén y el de mejor calidad del país, costaba US$ 84, el WTI, que históricamente fue más caro, valía US$ 54.

Por iniciativa del presidente de YPF, Miguel Galuccio, y con el visto bueno del ministro de Economía, Axel Kicillof, y el consenso del mercado petrolero (tanto refinadores como productores, un lote integrado, entre otros, por Pan American Energy, Tecpetrol, Pluspetrol y Chevron), se establecieron nuevos precios para el crudo local.

El Gobierno dispuso una baja de 7 dólares por barril, así como una moderación en los impuestos (redujo hasta 20% las alícuotas del llamado impuesto a la transferencia de combustibles), la reducción de retenciones a la exportación (estableció un esquema mucho más bajo y móvil) y la promesa de un subsidio a la producción petrolera, que se concretó el mes pasado.

La marcha de los precios de los combustibles implica un dilema para el Gobierno. Por un lado, cada aumento repercute en los números de inflación, cuyo aumento combate de maneras distintas el Gobierno. Pero un amesetamiento de los valores en los surtidores disminuiría la renta de las empresas petroleras, en especial de la más grande, YPF, cuyo principal accionista es el Estado.

Desde la mirada de Galuccio, el precio de los combustibles es fundamental para asegurar los ingresos que le permitan a la empresa aumentar la exploración y producción de petróleo y de gas, objetivo por el que fue expropiada.

El subibaja de las naftas

1%

Aumento en febrero

Ayer, distintas empresas, entre ellas YPF, aumentaron los combustibles por primera vez en el año

-5%

Rebaja de enero

Por la caída de los precios internacionales del crudo, el Gobierno había acordado en diciembre un recorte desde enero