La caída del 60% en el precio del petróleo pone al Gobierno en la dicotomía de proteger a la industria o cuidar el bolsillo de los consumidores. Desde fines de 2007, el país tiene importes locales desacoplados de los internacionales. Eso provocó que, cuando el barril tocó los US$ 140 en 2008, los automovilistas locales pagaban por un litro de nafta alrededor de US$ 0,75 (la súper de YPF estaba a $ 2,35 y el dólar a $ 3,16). Pero ahora, con el barril entre US$ 45-US$ 50, cargar el tanque cuesta US$ 1,31 ($ 11,31 el litro en YPF). El precio del barril cayó 68% desde su “pico”, pero los argentinos pagan un 74% más por su combustible que en 2008.
La industria petrolera es la segunda más importante del país y la primera en inversiones. Para proteger su rentabilidad, el Poder Ejecutivo dispuso que las firmas que operan en el país cobren US$ 77 por cada barril vendido en el mercado interno. Eso significa que los precios de venta al público están armados sobre esos costos.
“El precio local quedó altísimo en relación a los internacionales, pero con estos costos laborales que son muy elevados, la industria no tiene posibilidades de adaptarse a menos que reduzca las inversiones. Y por las características geológicas, cuando una empresa levanta la producción en un pozo, después no es fácil reiniciar”, explica el consultor Daniel Gerold.
Algunas empresas de servicios petroleros –como Schlumberger y Halliburton- comenzaron a realizar recortes en su personal o a discontinuar trabajos. “En este momento, es más barato importar, pero eso es sólo mirando al corto plazo”, reflexiona Gerold. “Si se interrumpe la producción local, dentro de dos años va a haber que importar un 50% más que ahora y eso generará problemas de divisas”.
Según Gerold, las empresas resignaron US$ 70.000 millones cuando el Gobierno les fijó un techo a las exportaciones y las obligó a vender en el mercado interno, impidiéndolas de percibir mayores ingresos cuando el mundo lo permitía. “Cuando el petróleo valía US$ 140, las petroleras cobraban US$ 40. Ahora estamos a lo inverso. Si dejamos de subsidiar a las empresas, aquí no invierte nadie y más con los costos laborales que hay en la Argentina”, justifica el experto. “Es una crisis brutal porque el país enfrenta perspectivas de reducción de ingresos, pero estamos en la puerta de una paritaria donde los sindicatos van a pedir un 30% de aumento. Temo un colapso”.
El 35% de la producción de Pan American Energy en Chubut tiene destino de exportación. Frente a la imposibilidad de subir los precios, el gobierno provincial bajó la tasa de regalías a los exportadores de 15% a 7,5%. Las esperadas megainversiones en Vaca Muerta parecen paralizadas. En su paso por el Congreso, Miguel Galuccio –CEO de YPF- dijo que, con el petróleo a US$ 84-US$ 85, los resultados en Vaca Muerta eran “marginales”. Semanas después, afirmó que el yacimiento neuquino era rentable a US$ 65.
El ex secretario de Energía Jorge Lapeña observa que la caída del crudo mejorará la balanza comercial energética. “Desde 2010, hemos importado más de US$ 50.000 millones. Una caída en el precio del 50% si se mantiene, va a impactar favorablemente en las divisas”. Estima que el rojo comercial fue de US$ 6.500 millones en 2014.