Un claro ejemplo surge de un reciente estudio de la prestigiosa Fundación Educar 2050, que ratifica algo sabido por todos: que los alumnos de zonas rurales tienen un rendimiento académico marcadamente inferior al de quienes viven en las ciudades. Una vez más, la realidad nos confronta con el hecho de que niños y jóvenes que se desarrollan alejados de las grandes urbes no tienen las mismas oportunidades de aprendizaje y, consiguientemente, de progreso.
Trabajar para acortar esta tan injusta como extendida brecha educativa es el propósito de numerosas fundaciones empresarias que apuestan fuertemente al fortalecimiento de la infraestructura y a la calidad educativa en los ámbitos rurales. Han sido pioneras las fundaciones Bunge y Born, Perez Companc y Victoria Jean Navajas, que trazaron la huella que muchas más continúan hoy.
Desde hace 40 años, entre otras numerosas iniciativas filantrópicas, la Fundación Bunge y Born lleva adelante el Programa Sembrador, de ayuda a escuelas rurales, que entrega actualmente a 750 escuelas de todo el país, al comienzo del ciclo lectivo y en forma gratuita, útiles escolares, videos, textos de capacitación docente, banderas de ceremonia, juegos de mesa, elementos deportivos, instrumentos musicales y botiquines de primeros auxilios, entre otros elementos.
Este valioso programa, que se desarrolla en alianza con la Fundación Pérez Companc, beneficia directamente a unos 45.000 alumnos e incluye a alrededor de 5000 docentes.
Otra cara importante de todo escenario educativo es la capacitación docente, mucho más cuando quienes están al frente de las aulas viven en sitios alejados. En 2008, el programa lanzó una prueba piloto de cursos de capacitación a distancia para maestros rurales. En 2009, se diseñó el aula virtual de la Fundación Bunge y Born y se aumentó la oferta de estos valiosos cursos, complementándola con el envío de bibliografía y materiales, al punto de alcanzar a 3112 docentes de 350 escuelas. Sólo en 2013 fueron 557 los maestros beneficiados. Se dictaron un total de 89 cursos sobre gestión educativa, matemática, lengua, ciencias naturales y nutrición; actividades que favorecieron a 55.872 alumnos.
Por su parte, la Fundación Victoria Jean Navajas, creada en 1965 en Corrientes por el Grupo Las Marías, lleva adelante la dirección y administración de la Escuela Victoria, fundada en 1945, a la que asisten los hijos del personal. A la fecha, 3300 alumnos completaron allí la primaria.
Cabe destacar también los aportes de Instituto Agrotécnico Víctor Navajas Centeno, en honor de quien fue su más entusiasta inspirador, fallecido un año antes de que este gran sueño se hiciera realidad.
Más recientemente, la Asociación Civil Padrinos de Alumnos y Escuelas Rurales (Apaer), la Red de Comunidades Rurales, las fundaciones Ruta 40 y Escolares, Misiones Rurales, Cruzada Patagónica, la Asociación Manos Unidas Solidarias (AMUS) y tantas otras instituciones que quedan lamentablemente fuera de esta enumeración tienden puentes y articulan esfuerzos para mejorar la educación en las zonas rurales de nuestro país.
Las fundaciones empresarias que trabajan comprometidamente en el ámbito rural contribuyen a construir un mejor futuro para nuestros jóvenes favoreciendo su inserción laboral. La colaboración directa y el sistema de padrinazgos adoptado por muchas que se han ido sumando al trabajo articulado con los organismos públicos son hoy una valiosa alternativa para que más alumnos de nuestro país puedan recibir la educación de calidad que merecen, superando las limitaciones que plantea el contexto geográfico.