"Si Moreno era malo para el trigo, Kicillof es el demonio", ironizó el
analista agrícola Carlos Etchepare para graficar lo que sucede en el mercado de
ese cereal, donde en los últimos días reaparecieron con mucha fuerza las
distorsiones que perjudican a los productores. La mejor prueba es que el valor
del trigo local se desplomó 20% en los últimos diez días, justo cuando comienza
la cosecha, porque el gobierno habilitó muy escasos permisos de exportación.
Como sucedía con Guillermo Moreno desde 2006, hoy es Axel Kicillof quien
define antojadizamente cuánto trigo se destinará al exterior, mientras su par de
Agricultura, Carlos Casamiquela, aparece como convidado de piedra en la
discusión.
Así, hasta el momento Economía aprobó un cupo de solo 1,5 millones de
toneladas para embarcar a partir del 15 de diciembre, sobre una producción
estimada en 12 millones a la que se le suma un remanente de 2 millones. Es
decir, por ahora se podrá exportar solo 10% del cereal disponible. Esto provoca
una sobreoferta fenomenal que actúa deprimiendo los precios pagados al
productor.
Desde que se anunció ese exiguo cupo de exportación -que coincidió con la
negociación de Kicillof con las grandes cerealeras para que aceleran el ingreso
de divisas de la soja-, el trigo se desplomó. El 10 de noviembre en el Mercado a
Término (Matba) cotizaba a 155 dólares por tonelada y ahora cayó a 123 dólares.
Esto es, aquí perdió 20% mientras en el mercado internacional no había grandes
cambios.
Con estos precios casi ningún productor ganará plata con el cereal,
coincidieron ayer los analistas reunidos en la jornada anual de Argentrigo. Como
la entidad reúne a la cadena, todos evitaron pasarse facturas públicas. Pero en
los pasillos hubo cruces fuertes entre Luis Miguel Etchevehere, de la Sociedad
Rural, y Horacio Salaverri, de Carbap, con Diego Cifarelli, de la Federación de
la Industria Molinera. Es que los ruralistas sostienen que la plata que pierde
el productor llena los bolsillos de los eslabones más concentrados, molinos y
exportadoras.
Etchevehere se fue indignado de la jornada. "Esto parece Disneylandia", se
quejaba. La distorsión en los precios, por cierto, permite a los compradores del
cereal pagar al productor de 40 a 60 dólares menos por tonelada de lo que la
mercadería cuesta realmente, según una paridad teórica que calcula el propio
Ministerio de Agricultura. Ayer el precio justo para el productor debería haber
sido de 1.550 pesos, pero los chacareros obtenían con suerte 1.100 pesos.
"Está claro que Kicillof pactó con las cerealeras a cambio de divisas",
sugería un corredor. Etchepare, al respecto, calculó que si este mecanismo
perdura los próximos meses, los productores transferirán a los sectores más
concentrados unos 500 millones de dólares esta campaña.
Según sus cálculos, desde 2006, cuando Moreno comenzó a cerrar las
exportaciones, los chacareros perdieron 9.000 millones a manos de otros
sectores: el Estado cobró 3.400 millones por retenciones, pero molinos y
exportadores absorbieron 5.600 millones gracias a esta distorsión, una suerte de
retención "privatizada".
El consumidor tampoco se vio favorecido, pues mientras el pan subió desde 2006 de 2,50 pesos a 25 pesos por kilo, unas diez veces, el trigo subió solo tres veces su valor, pues pasó de valer 400 pesos por tonelada a 1.200 pesos en el mejor de los casos.