El año 2013 marcó la llegada a la agricultura argentina un incómodo visitante: las orugas Helicoverpa. La voracidad de la oruga y la rapidez con la que ella se propagó hicieron sonar el alerta para intensificar las tareas de monitoreo y control de plagas. Cuanto mayor sea la tierra cultivada, es más difícil de vigilar la situación de cada parcela. Sin tecnología, este acompañamiento se torna inviable.

También se vieron afectados Brasil y Paraguay. Una de las mayores productoras agrícolas de Brasil, con sede en Mato Grosso, consiguió contener las pérdidas por la plaga de orugas en 2013 con un software de gestión especializado en Agroindustria conectado a una aplicación para tablet, abastecido, a su vez, con informaciones que venían directamente del campo.

El principio de funcionamiento del sistema es el mismo que el de una nota sobre el estado de la agricultura tradicional, en planillas de papel, pero se gana mucha agilidad y confiabilidad. El empleado recorre el cultivo con el dispositivo en manos y anota y registra la situación del campo – por medio de textos, anotaciones y fotografías. La información es transmitida para la sede de la empresa, donde es analizada en tiempo real por un ingeniero agrónomo que puede, en seguida, accionar la aplicación de medidas defensivas. Caso no haya conexión a internet en la locación, el dato es grabado para ser transmitido en cuanto se detecte señal.

Un Sistema de Información Geográfica (SIG) posibilita que la anotación sea enviada al sistema con la marcación exacta de la coordenada GPS del lugar de anotación. La herramienta posibilita un acompañamiento intensivo de los detalles de producción y la visualización de aspectos hasta entonces analizados por gestores y empresas agrícolas apenas en informes y planillas. La información llega al sistema detallada por campo de la propiedad y puede ser cruzada con imágenes de satélites de diferentes fuentes e informaciones cartográficas, como ríos y red de rutas.

La experiencia de control de la Helicoverpa muestra el potencial y la importancia de la adopción de la movilidad en el campo. El mercado de tecnología está atento al desarrollo de soluciones a medida para este sector. Es así como ya es una realidad en Brasil el control de plantaciones, insumos, cosecha y fitosanitario por medio de dispositivos móviles. Esto podrá ser tomado de ejemplo para los países que aún no han realizado esta implementación.

Quienes piensen a la tecnología como algo complejo, se equivocan. La misma está cada vez más simple y amigable. La experiencia muestra altos índices de aceptación de los trabajadores a la novedad. Se estima que hasta fines de 2014, existe una consolidada tendencia de popularización de dispositivos móviles. Operar una tablet equipada con un software de control de la agricultura se convirtió en algo tan fácil como lidiar con un smartphone para tareas diarias.

En un sector de commodities, comercializadas a precios fijos, gana prioridad la gestión eficiente de los costos de producción. Es decir, la agroindustria es desafiada a usar mejor los insumos y el capital humano que tienen para mantener y aumentar su margen de lucro. La Tecnología de la Información (TI) contribuye en este proceso al integrar sistemas y permitir la actualización, consulta y análisis de informaciones sobre la producción de forma rápida, sistematizada y confiable.

La precisión, seguridad y rapidez ofrecidas por la tecnología son vitales para el éxito del negocio. Un día puede ser la diferencia entre perder o salvar una cosecha. En Agroindustria, el tiempo es latente en la toma de decisiones. Si antes los controles de cada etapa de la producción eran hechos en formularios de papel y llevaban hasta cinco días en llegar a las oficinas, ahora todo puede ser hecho con pocos toques, en la palma de la mano.