La última década sojera es realmente una década ganada en términos de producción, productividad, ingreso de divisas y dinamización de la economía. El cultivo que aún enfrenta insoslayables diferencias a la hora de hablar de su impacto en el medio ambiente y la salud, genera una balanza comercial ampliamente favorable para el país. Por cada dólar que invierte en materia de insumos, se exportan u$s 12. O dicho de otra forma, ingresan por ventas externas 12 veces más dólares de los que se pierden por importación, un número más beneficioso aún si se tiene en cuenta que no absolutamente todos los insumos son importados. Se trata de una cuenta que al gobierno nacional debería llenarlo de alegría, mientras campo y oficialismo mantienen una rencorosa distancia, iniciada con el conflicto por la imposición de retenciones móviles, un mecanismo que duró solo cuatro meses, en 2008.
Los datos del trabajo realizado por los especialistas Iván Ordóñez y Sebastián Senesi, del Programa de Agronegocios y Alimentos de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (UBA), se presentaron la semana pasada durante la celebración de los 10 años de Acsoja. Se trata de la entidad que agrupa a la cadena de valor del grano, que se llevó a cabo en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Según el trabajo, en la campaña 2012/13 el sistema de la soja realizó inversiones por u$s 2.600 millones y generó productos por un valor total de u$s 30.900 millones, lo que implica que por cada dólar de insumos, el resultado generado fue de u$s 12. Para la campaña que viene, Ordóñez argumentó que los precios de la soja con menos potencial e incrementos en los costos pueden reducir ese ratio a u$s 9.
Ordoñez y Senesi midieron en su trabajo la magnitud del impacto que el sistema de agronegocios de la soja tiene para la economía argentina. Ordóñez indicó que representa el 5,5% del PBI, genera el 26% de las divisas que ingresan en concepto de exportaciones y representa el 58% del total de esas ventas, además del 10% de la recaudación fiscal del país.
En 11 años, el complejo sojero aportó u$s 45.000 millones de dólares -las reservas totales de la Argentina al día de hoy rondan los u$s 28.000 millones- y en el 2013 generó el 56% de las retenciones.
La Argentina está en el Top 3 de los productores globales de soja, detrás de Estados Unidos y Brasil. A su vez, Brasil y Argentina son los mayores productores del Mercosur y está proyectado que el 48% del crecimiento de la producción de proteína vegetal en el mundo tendrá lugar en la región.
En estos 10 años, asegura el trabajo, el área de soja creció 5% por año, mientras que la producción aumentó 4% en forma anual, siendo Buenos Aires la provincia con la mayor superficie de crecimiento. Se incorporaron al área agrícola 9,1 millones de hectáreas. La soja avanzó sobre áreas tradicionales de la agricultura. La soja no avanzó sobre áreas vírgenes, apuntó Ordóñez.
El rinde promedio de la soja aumentó en todo el país a razón de 0,7% anual desde 1990, gracias a mejoras genéticas, insumos y manejos que se adaptaron a los distintos climas del país, aseguró el trabajo.