Enfermedades del girasol en el norte de Santa Fe
Algunas consideraciones para su manejo
Ing. Agr. (M. Sc.) Mariano Cracogna - Fitopatología vegetal - INTA EEA Reconquista
La región NEA, y en particular el norte santafesino, presenta una gran variedad de ambientes del que forman parte los suelos pobres en nutrientes del noreste pero generalmente con buenas precipitaciones, y los ricos en nutrientes pero pobres en humedad del oeste .
En esta amplia región las enfermedades e insectos conforman los principales problemas para la protección vegetal del cultivo.
A lo largo de los 10 años de funcionamiento del laboratorio de patologías vegetales del INTA Reconquista se han identificado unos 15 patógenos presentes con distintos grados de severidad y prevalencia en las diferentes campañas.
Por su elevada capacidad de producir pérdidas podemos mencionar en primer lugar al hongo edáfico Macrophomina phaseolina. Para prosperar, este hongo requiere de elevadas temperaturas y un ambiente seco, y produce sobre el cultivo un secado anticipado. El problema de manejo de este patógeno radica en su capacidad de producir enfermedad sobre diferentes cultivos, afectando en la región NEA a soja, algodón y maíz. Presenta, además, una gran capacidad de persistencia en los lotes por la producción de microesclerocios.
Figura 1: Cultivo afectado por Macrophomina phaseolina. Nótese la intensa defoliación prematura.
Figura 2: Planta de girasol con severo enanismo causado por la infección de Mildew.
Otra de las enfermedades edáficas que merece atención es el Mildiu (Plasmopara halstedii). Este hongo requiere un suelo húmedo y frío para prosperar, situaciones que no siempre se dan en la fecha de siembra considerada óptima para nuestra región, razón por la cual su presencia en los lotes del NEA no es frecuente, aunque al tener dos ciclos de infección (por semilla o plántula, y por hoja en plantas más desarrolladas) podría tener una frecuencia mayor a lo largo de los años. Esta enfermedad, por años limitante del cultivo en vastas regiones, fue superada mediante la incorporación de genes de resistencia específicos para las principales razas, y la venta de semilla protegida con el principio activo metalaxil, que evita la infección en la plántula.
En años anteriores en nuestra región se observaron síntomas en plántulas dentro de la línea de siembra,
¿Cómo es posible esto?
Hay tres teorías que debíamos chequear: 1) semillas mal tratadas o plantas guachas; 2) resistencia del hongo al principio activo metalaxil, y 3) Infecciones secundarias por nuevas razas, no identificadas hasta ese momento, o quiebre de la resistencia.
Se llevaron adelante algunos estudios y hoy se ha confirmado que el patógeno presenta elevados niveles de tolerancia al principio activo metalaxil, además se sospecha que una de la razas patógenas presentes en Argentina ha quebrado la resistencia genética del cultivo.
Otra de las enfermedades de suelo que suele presentarse en etapas tempranas del cultivo, desde emergencia hasta V12, es Rhizoctonia spp, causando muerte de plantas.
La incidencia de Rhizoctonia varía en función del manejo previo del lote y las condiciones ambientales, aunque en general se detecta en plantas aisladas, o algunos “manchones” que varían en tamaño. En la campaña pasada (2013/2014) se han identificado varios lotes con esta sintomatología, asociados a siembras en suelos con niveles bajos de humedad y temperaturas en aumento que generan un ambiente propicio para el desarrollo de esta enfermedad.
Figura 3: Plantas en estado vegetativo con pudrición radicular causada por Rhizoctonia spp.
Manchas Foliares
Sin dudas las enfermedades de hojas, que comúnmente llamamos manchas foliares, son las que más llaman nuestra atención. Y hay varias publicaciones al respecto, y ensayos realizados buscando controlar estas enfermedades.
Todos los años la mancha foliar por Septoria helianthi está presente. Esta enfermedad no reviste mayores problemas, tiene un alto impacto visual en los estados vegetativos, pero al avanzar los estados fenológicos y crecer rápidamente el cultivo con las lluvias y temperaturas en aumento de octubre y noviembre, la enfermedad se “queda” en los estratos inferiores del cultivo. Esto se debe a que es un patógeno que requiere climas frescos y su avance se hace más lento conforme las temperaturas se elevan.
Normalmente en nuestra región no se requiere realizar ningún tratamiento químico enfocado al control de esta patología.
Contrario a lo que sucede con Septoria, la mancha por Alternaria helianthi, comienza su aparición cuando las temperaturas se elevan y hay mayor humedad ambiente. Normalmente esta patología se presenta a partir de mediados de diciembre, cuando prevalece el clima húmedo, lluvioso y con elevadas temperaturas.
El periodo crítico del cultivo, cuando es sembrado en agosto, quedará ubicado en la época de mayores probabilidades de lluvias y, obviamente, de altas temperaturas, situación altamente favorable para la aparición de Alternaria helianthi. Frente a la presencia de este patógeno en el cultivo se deberá evaluar cuidadosamente la conveniencia de realizar el control químico, para lo cual se deberá considerar:
• el comportamiento del híbrido en años anteriores,
• el área foliar presente,
Figura 4: Síntomas foliares de mancha por Septoria helianthi.
Figura 5: Ataque severo de Alternaria helianthi en cultivar susceptible.
• el estado fenológico del cultivo (para estimar los días a madurez fisiológica) y el costo-beneficio de la aplicación.
Existen otras enfermedades que suelen aparecer; por ejemplo, la roya blanca (Albugo tragopogonis), las bacteriosis (Pseudomonas sp), podredumbres secas de capitulo causadas por Rizopus stolonifer, mancha en escudete causada por Phoma macdonaldi.
Estas enfermedades frecuentemente presentes, deben ser caracterizadas con más detalles en nuestra región, principalmente la roya blanca y la mancha en escudete, que parecen estar ganando terreno y se desconoce si causan algún efecto negativo sobre el rendimiento del cultivo.
Retomando el tema de control de las enfermedades foliares, de la lectura de diversos ensayos y de resultados locales observamos que la respuesta del cultivo, al ser protegido foliarmente con fungicidas, es errática. Esto implica que en algunos ensayos las respuestas al tratamiento son positivas (mayor rendimiento), en otros, nulas (sin diferencias), situación que ha llevado a diseñar un ensayo desde el punto de vista de la ecofisiología del cultivo, tratando de relacionar la respuesta a la aplicación de fungicida con las relaciones de fuente - () destino (área foliar necesaria para llenar los granos fijados). Un primer ensayo realizado en la EEA Reconquista en la campaña pasada indicaría que efectivamente los fungicidas aplicados dan respuestas positivas cuando el cultivo está limitado de fuente (tiene una reducción del área foliar). Por lo tanto, de manera preliminar, podríamos concluir que el girasol es una planta que normalmente tiene más hojas que las que necesita para llenar los granos fijados o bien fija menos granos de los que es capaz de llenar.
Artículo publicado en la revista de la Unión Agrícola de Avellaneda.