El Fondo ahora espera que el PBI real del mundo crezca 3,3% en 2014, y 3,8% en 2015, y que el de la Argentina disminuya 1,7% durante el año en curso y 1,5% en el año próximo. Esta estimación fue objetada por el ministro Axel Kicillof, quien al respecto no descarta "segundas intenciones". El Fondo le contestó que realizó el pronóstico "sobre la base de los datos". ¿Quién tiene razón?

Al respecto consulté al norteamericano Walter Wolfgang Heller (1915-1987). Entre 1961 y 1964, presidió el Consejo de Asesores Económicos y asistió a los presidentes John Fitzgerald Kennedy y Lyndon Baines Johnson. "Era un keynesiano que usaba la calle en los dos sentidos. Persuadió a Kennedy para que redujera las alícuotas impositivas durante la recesión de comienzos de la década de 1960, pero también le advirtió a Johnson que la guerra de Vietnam, a caballo de una economía que había recuperado el pleno empleo, demandaba un aumento de las alícuotas. Afirmó que «soplo mis manos para hacerlas entrar en calor, pero esto no me impide soplar la sopa para enfriarla»", dijo Paul Anthony Samuelson en el obituario de Heller.

-Usted acuñó el término sintonía fina, para referirse a la estereotipada política macroeconómica keynesiana incorporada a los libros de texto. Desde el punto de vista práctico, ¿no es una peligrosa ilusión?

-Tomada literalmente, sí. En la década de 1960 se habían popularizado los modelos macroeconométricos, sobre la base de los cuales se pensaba que se podrían contestar interrogantes como los siguientes: ¿cuánto va a crecer el PBI real durante los próximos tres años? ¿Cuál será el impacto sobre el nivel de actividad económica de una modificación en la alícuota del impuesto a los ingresos?

-Son dos preguntas diferentes. La primera se refiere a un pronóstico, mientras que la segunda plantea una cuestión de estática comparativa. La crítica formulada por Robert Emerson Lucas invalidó el uso de los referidos modelos, para contestar la segunda pregunta.

-Así es, porque aquellos modelos no incorporaban el hecho de que la población descuenta el accionar de los funcionarios y actúa en consecuencia. De todas maneras, pueden seguir siendo útiles para realizar pronósticos. Aunque, en rigor, más que de pronósticos debería hablarse de conjeturas condicionadas, del tipo "si, entonces". Aplicación del principio de la regla de tres, que todos aprendimos en la escuela primaria.

-El FMI pronostica la evolución del PBI de los países miembros con un decimal. En casos como el de la Argentina, ¿no le parece una temeridad? El ministro de economía de la Argentina no sólo rechazó los cálculos del Fondo, sino que sugirió que persiguen "segundas intenciones".

-Más que acusar a los funcionarios del FMI de tener segundas intenciones, correspondería acusarlos de actuar de manera "robótica". Me explico, utilizan modelos econométricos que, seguramente, funcionan mejor en economías menos volátiles que en economías volátiles. Como en las instituciones internacionales existen "comportamientos de manada", nadie debe esperar que un funcionario vaya a utilizar un modelo para todos los países del mundo, y otro para interpretar cabalmente a la Argentina o a Venezuela.

-¿Usted descarta por completo las segundas intenciones?

-No, pero la acusación tiene que ser fundamentada de manera concreta. El presupuesto nacional de su país, referido a 2015, está basado en una hipótesis de inflación de 15,6% anual. Estoy seguro de que ninguno de los funcionarios que lo confeccionó estaría dispuesto a trabajar, en octubre de 2015, por la cantidad de pesos que recibirá a fines este mes, multiplicada por 1,156. En este caso, se pueden sospechar de "segundas intenciones", porque el exceso de lo recaudado por encima de lo previsto puede ser asignado por el Poder Ejecutivo sin tener que pedirle permiso al Legislativo. No estamos en presencia de un error de pronóstico, sino de una decisión deliberada.

-Don Walter, muchas gracias.