Tras la reunión que los exportadores agrupados en Ciara-CEC mantuvieron con funcionarios del Ministerio de Economía el miércoles pasado se concluyó que la liquidación de divisas por ventas de granos y derivados en los próximos tres meses podrían alcanzar los 5700 millones de dólares, según comunicaron escuetamente los propios empresarios. El Gobierno, por su parte, autorizó la exportación de 500.000 toneladas de maíz de la campaña vieja, otras 400.000 de trigo también de la campaña vieja y unas 100.000 de harina de trigo. Además, según rumores que circularon en el mercado, la semana próxima el Gobierno otorgaría la autorización para exportar dos millones de toneladas de trigo para la nueva campaña. El resto, para llegar a esa hipotética cifra de US$ 5700 millones, correspondería a ventas habituales de soja.

En los últimos días el precio de la oleaginosa se está recuperando por diversos factores. Para el analista del mercado de granos Javier Buján la suba del precio de la harina de soja es, por atrasos en los cumplimientos de las industrias en los EE.UU., uno de los motivos fundamentales de la tonificación del mercado. Por esta suba comenzaron a acelerarse las ventas de los productores locales.

Cuando hay competencia en los mercados y los precios reaccionan las fantasías ideológicas pasan a segundo plano.

La módica autorización a exportar mercadería que ya estaba comprada por los exportadores, con el adelanto del pago de retenciones correspondiente, lo que viene a confirmar es el fracaso del perverso sistema de ROE, creado en 2008, que dañó al trigo y al maíz. Este mecanismo provocó transferencias de ingresos de productores a industriales y exportadores. Si a partir de 2016 hay un cambio de rumbo, ése sería uno de los primeros ítems por revisar en el gobierno entrante.

Si hay un reconocimiento tácito de que la combinación entre el mercado y los precios permite el ingreso de divisas no ocurre lo mismo con la presión impositiva.

Esta semana el Gobierno redujo los derechos de exportación al petróleo por la baja del precio internacional del crudo. Muchos se preguntaron por qué el Gobierno no hacía lo mismo con la soja. El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, respondió que esa discusión había sido saldada en 2008. Es decir que como el campo había rechazado las retenciones móviles no se iban a bajar. En rigor, nunca se produjo ese debate, se intentó imponer una fórmula que le ponía un techo al negocio agrícola. De allí la respuesta que provocó.

Pasados seis años de aquel conflicto, el Gobierno demuestra que no es capaz de superar las heridas que dejó la pelea. De otra forma no se explica que ni siquiera acepte reducir o eliminar los derechos de exportación de los productos de las economías regionales por los que apenas recauda unos 200 millones de dólares por año. Un estudio de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal) estimó que la caída de las exportaciones entre enero y agosto de este año respecto de 2013 osciló entre un 10 y un 25% en estos productos. Hay casos, como en las conservas de frutas, que la baja supera el 50 por ciento.

Mientras que, por un lado, se promueve la organización de seminarios o reuniones con el tan mentado "valor agregado en origen", por el otro se mantiene una estructura tributaria que castiga no sólo a los granos, sino a los alimentos. "Pagamos retenciones por el cajón de frutas y la mano de obra que tiene", dijo un productor mendocino. Para él, la discusión de 2008 no está saldada.

RESUMEN

880

Mil hectáreas

Es el área estimada para el sorgo granífero, según la Bolsa de Cereales; caería un 18,5%.