Varios funcionarios del gobierno, incluyendo a la presidente, suelen afirmar que el llamado dólar blue es ilegal. Otros, como Vanoli, con más grado de obsecuencia hacia la presidente y flamante presidente del BCRA, un tiempo atrás sostuvo que dar el valor del blue es como “publicar el precio de la cocaína”. Lo curioso es que algún funcionario del gobierno acaba de afirmar que habría que permitir el consumo libre de drogas pero al mismo tiempo informar su precio sería un delito. Un mercado poco transparente el de la droga que proponen funcionarios k. En definitiva, han llegado a tal grado de locura en la defensa de un modelo que se derrumba como castillo de naipes que, a esta altura del partido, pueden llegar a ocurrir las contradicciones más insólitas.
Ahora bien, más allá del relato oficial que, como todo sistema autocrático, tiende a desvirtuar el sentido de las palabras, las vacía de contenido o les otorga un sentido inverso al que realmente tienen, en rigor es el dólar oficial el ilegal y el blue es el legal, entendiendo por legal aquellos actos que se ajustan al estado de derecho, es decir, a que el Estado uno use el monopolio de la fuerza para violar el derecho de terceros.
La razón por la cual el dólar oficial es el ilegal tiene que ver con la violación al derecho de propiedad por parte del Estado. O, si se prefiere, hay una confiscación de la propiedad privada sin indemnización previa.
En rigor la moneda no es otra cosa que un medio de intercambio. Si bien en sus orígenes la moneda era una mercadería como cualquier otra, al punto que se usaron el oro, la plata, el bronce, el cuero, los granos de café, etc. como medios de intercambio, hoy día la moneda es puro papel moneda.
Pero el punto central es que la moneda vino a facilitar el intercambio reemplazando el trueque. Yo vendo mis servicios de economista por dinero y con ese dinero le compro el pan, la carne, la ropa, etc. a cualquier persona. En el caso del trueque tendría que encontrar a algún panadero que quisiera tomar clases de economía para intercambiar su pan por mis clases de economía.
Como justamente el dinero vino a reemplazar el trueque, se facilitaron y agilizaron las transacciones. Ahora, pensemos un segundo en el trueque e supongamos que 4 toneladas de trigo equivalen 2 cabezas de ganado. Supongamos ahora que un productor local de trigo le cambia a un vecino uruguayo 4 toneladas de trigo por 2 cabezas de ganado. El productor argentino entrega el trigo y recibe las dos cabezas de ganado. El tipo de cambio oficial viene a confiscar parte de esas dos cabezas de ganado. Supongamos que el blue cotiza al doble que el oficial, si no existiera la moneda es como si el estado confiscara el 50% de la carne que recibe el exportador de trigo. Es decir, que el estado se quedara con 1 cabeza de ganado que por derecho le pertenece al productor de trigo.
Si se piensa el tipo de cambio oficial no como una moneda sino como mercaderías que se entregan a cambio de mercaderías, es decir analizamos el tema desde el ángulo del trueque, podemos ver claramente que el estado, sin ley que lo autorice, en forma arbitraria y sin ningún tipo de respaldo jurídico, utiliza el monopolio de la fuerza para confiscarle al productor una parte de su riqueza. Por eso, el dólar oficial es ilegal, porque le permite al estado confiscar sin ley aprobada por el Congreso ni indemnización previa. En otros términos, el dólar oficial es inconstitucional, viola el derecho de propiedad y constituye un robo liso y llano del fruto del trabajo de la gente, con lo cual no pueden interpretarse como políticas económicas erradas, sino que son un abuso de poder para violar derechos individuales. Sencillamente el tipo de cambio oficial es un delito que comenten las autoridades contra quienes producen.
Para ponerlo de forma más sencilla, cuándo alguien exporta el fruto de su trabajo, ¿los dólares que reciben son del productor o del estado? Claramente que son del productor y el estado solo puede apropiarse de esos dólares actuando como un ladrón, pero amparándose en un simulacro de legalidad que denomina tipo de cambio oficial.
Por el contrario, la compra venta de dólares blue, que el gobierno denomina ilegal, es totalmente legítima. Quién tiene pesos no comete ningún delito al comprar dólares a un precio diferente al que se le ocurre al gobierno. Lo que pasa es que nos han metido en la cabeza que el estado tiene derecho a fijar el tipo de cambio y que el que no obedece es un delincuente. Una persona produce un bien, le entregan pesos por ese bien que vende y con esos pesos compra dólares. ¿Cuál es el delito? ¿Acaso los pesos que recibe el productor no son la contrapartida del fruto su trabajo? ¿Con qué derecho el estado se mete con el fruto del trabajo de la gente y le prohíbe comprar dólares porque se le da la gana o porque quiere defender el fruto de su trabajo? Por eso decía al comienzo de esta nota que los sistemas autocráticos deliberadamente distorsionan el sentido de las palabras. Lo que constituye un delito, que es lo que hacen los funcionarios públicos, pasa a ser legal en las autocracias, y lo que es legal en una democracia republicana pasa a ser un delito que cometen los ciudadanos.
Esa tergiversación del sentido de las palabras es deliberada. El autócrata tiene que construir un nuevo idioma por el cual todos los ciudadanos pasan a ser sospechosos o delincuentes por actos que son auténticamente legítimos en una democracia republicana. Pero el autócrata, para justificar el abuso en el monopolio de la fuerza que le fue delegado, da vuelta los conceptos para justificar sus actos.
En definitiva, en los sistemas autocráticos o con fuertes tendencias al autoritarismo son los actos de los gobernantes los ilegítimos. Los que constituyen delitos contra las personas, contra su propiedad, su libertad, etc. Y los actos de los ciudadanos que tratan de defenderse de esos delitos del estado, que éste pretende catalogarlos de delitos, son absolutamente legítimos. Tan legítimos que por eso sostengo que el dólar oficial es ilegal y el blue es legal.
Fuente: Economía para Todos