El manejo, la fertilización y la sanidad, los pilares clave. Vibrance Gold, el nuevo tratamiento de semillas que aporta una completa protección contra hongos.
La cebada de calidad exige un manejo del cultivo de extremo cuidado y precisión. Con el objetivo de aportar información técnica actualizada, Syngenta organizó en Tres Arroyos, en la provincia de Buenos Aires, la novena edición del encuentro para productores y técnicos.
De cara a la presente campaña, el exceso de agua que ya afecta la región del sudeste bonaerense se erige como uno de los aspectos más relevantes, puesto que –de persistir– podría dar lugar a cuantiosas pérdidas. En este contexto, y a fin de evaluar la posible evolución del cultivo en condiciones de anegamiento, debe tenerse en cuenta la combinación de varios factores, como la sensibilidad de los materiales, la etapa en la que se ven sometidos a excesos hídricos y las condiciones climáticas en los días posteriores al anegamiento.
Sobre el tema se refirió el ingeniero agrónomo Daniel Miralles, de la UBA: “Las lluvias retrasaron la cosecha del cultivo antecesor y también la siembra de la cebada, por lo que uno de los factores más importantes será la correcta elección del ciclo de los cultivares. El objetivo será la ubicación del período crítico del cultivo y su llenado en una fecha tal que minimice los riesgos de heladas tardías o golpes de calor, que podrían afectar los rindes y tener efectos sobre el calibre comercial y la calidad industrial”.
Asimismo, Miralles indicó que si la siembra se atrasara por falta de piso, caerían las perspectivas de rinde, puesto que se movería el período crítico a condiciones menos favorables de radiación y temperatura. “Las pérdidas por cada día de atraso pueden llegar hasta los 50 kilogramos por hectárea. La caída del rinde frente al rechazo de la fecha de siembra depende de cada variedad, de modo que se recomienda seleccionar las de mejor comportamiento para contrarrestar este efecto”, opina.
En el caso de que el atraso se prolongue, Miralles recomienda tratar de mantener la fecha de floración a partir de la elección de un cultivar de ciclo más corto. “Cuando el anegamiento se produce durante la etapa de macollaje, el cultivo pierde el macollo principal. Si el agua se retira a tiempo, vuelve a macollar, aunque por ello mismo se retrasa la floración. Las bajas esperables de rinde son del orden del 30 por ciento, pero el cultivo tiene posibilidades de terminar su ciclo”, añade.
“El anegamiento tardío genera mucho más daño que el anegamiento temprano, sobre todo en años cálidos. En el caso de que el anegamiento ocurra desde la encañazón en adelante –con el cultivo más sensible–, las mayores pérdidas de rinde se dan en momentos cercanos a la antesis y período crítico. Las pérdidas pueden ser totales, con muerte de las raíces por anoxia”, afirmó.
De la cebada a la cerveza
Según explicó el ingeniero agrónomo Antonio Aguinaga, asesor técnico especialista en el cultivo, “lo primero que debe hacerse es definir que es calidad en cebada, malta y cerveza”. A lo que añadió: “Para una óptima elaboración de la cebada, se tienen en cuenta normas de calidad y comercialización que consideran capacidad germinativa, proteína mínima y máxima (rango óptimo de 10 a 12 por ciento), humedad, calibre, deshechos totales y granos dañados. Además, se considera que para la obtención de un adecuado perfil de degustación de la cerveza se vinculan las levaduras, el lúpulo, el proceso de malteo y, por último, la variedad de cebada, que es la que interactúa con las levaduras”.
Además, la fertilización resulta clave a la hora de buscar la mayor calidad.
La cebada resulta más eficiente en el uso del nitrógeno que el trigo (puesto que
produce más biomasa por kilogramo de nitrógeno disponible), pero baja la calidad
si hay poco nitrógeno disponible en el suelo, con menos proteína en grano. En
tanto, un exceso de fertilización genera a la vez el vuelco de plantas, lo que
también afecta los rindes. Cuando se proyectan rindes medios a altos, debe
contarse con nutrientes disponibles en etapas avanzadas. Se puede aplicar hasta
primer nudo, y luego corregir con fertilizante foliar en hoja bandera.
Enfermedades, complicaciones a la vista
A su turno, el ingeniero agrónomo Fidel Cortese se refirió al control de enfermedades ante un contexto de excesos hídricos, lo que genera condiciones predisponentes para las patologías. “Una enfermedad con el 3 al 5 por ciento de daño es fácilmente controlable. Sin embargo, un cultivo ‘prendido fuego’, con entre 15 y 20 por ciento de daño, es difícil de controlar.
“En el caso de la roya, las condiciones predisponentes son de 15 a 20°C y de 6 a 8 horas de mojado foliar. Cuando se producen ataques de roya es fácil sufrir elevados porcentajes de daño en poco tiempo, cercanos a daños totales. El oidio requiere de 15 a 22°C y no requiere mojado foliar para desarrollarse. Además debemos estar atentos a las enfermedades necrofíticas, entre ellas escaldadura, mancha en red, mancha listada, mancha borrosa, mancha atigrada, salpicado necrótico y fusariosis”, explicó.
Con respecto a Ramularia, se explicó que es producida por un hongo que produce una colonización sistemática, endofítica y asintomática. Su transmisión es a través de la semilla y hospedantes alternativos. Produce conidióforos que, en condiciones de alta humedad, expulsan pequeñas esporas que se diseminan por el aire y colonizan plantas vecinas. Puede producir clorosis y necrosis de los tejidos en hojas, tallos y aristas. Es un hongo asintomático, pero cuando se expresa es tan violento que no da tiempo a realizar tratamientos.
En ese sentido, la mejor época de aplicación es en la espigazón, con criterio preventivo. Como es resistente a estrobirulinas, lo ideal es tratarla con carboxamidas. Para graficarlo se presentaron ensayos realizados con Reflect Xtra con presencia de mancha en red (10%) y ramularia (100% hojas basales). El retorno sobre el testigo fue de US$ 118,75 por hectárea para Amistar Xtra y de US$ 225,13 por hectárea para Reflect Xtra.
Para evaluar la conveniencia de una aplicación de fungicidas, además de la
diferencia de rindes debe relacionarse el costo de aplicación (aproximadamente
US$ 40 por hectárea) frente al beneficio de obtener una cebada de calidad
maltera, cuyo sobreprecio en relación con la cebada de calidad forrajera puede
alcanzar los US$ 60 por tonelada. Con un rinde de 3,5 toneladas por hectárea,
esta diferencia sería de unos US$ 210 por hectárea, según el Cortese.
Portfolio Syngenta para cebada
En el marco del encuentro se presentó también la amplia línea de productos que Syngenta tiene para el cultivo. En curasemillas se destacó la eficacia de Dividend Extra, un producto sistémico y de contacto para cereales con doble acción fungicida y con mayor efecto residual. También se presentó Vibrance Integral, para control de enfermedades e insectos. En tanto, la mayor novedad pasó por el lanzamiento de Vibrance Gold, que aporta una completa protección contra hongos y posee la tecnología Rooting Power, que otorga vigor a las raíces. Estos últimos dos productos tienen control sobre Rhizoctonia spp por contener Sedaxane.
Para el barbecho químico, presiembra y fase vegetativa, en tanto, los herbicidas recomendados son Sulfosato Touchdown, Peack PackL. Para el control de hoja ancha en trigo y cebada, se sugiere Banvel, herbicida post emergente que controla malezas de hoja ancha tolerantes al 2,4D; y Axial, el único graminicida post emergente selectivo en trigo y cebada para control de avena fatua y raigrás. A su vez, Moddus como regulador de crecimiento; mientras que para el control de insectos, el insecticida registrado es Karate Zeon. En la categoría de los fungicidas se destacaron los resultados Amistar Xtra, Amistar Xtra Gold y Reflecto Xtra (carboxamidas), el único fungicida registrado en cebada para control de Ramularia.
En el cierre de la Jornada, el ingeniero Juan Carlos Petoyan, integrante del equipo de Servicio Técnico Syngenta sugirió “aplicar en primer lugar el mejor producto”. De esa forma, justificó, se reduce el inóculo secundario y la severidad de una posible reinfección. “El que pega primero, pega mejor”, afirmó.