Con sus cuatro cosechadoras CLAAS, Miguel Angel y Gonzalo Caciarelli, padre e hijo respectivamente, recolectan entre 17 y 18.000 hectáreas por campaña. Arrancan con los trigos del sur de Buenos Aires, pero llegan al norte de Salta cosechando porotos, chía, quinoa, cártamo y goma guar.
El Norte busca alternativas agrícolas que superen a la soja. Y algunos emprendedores se suman al reto. Gonzalo Caciarelli, y su padre Miguel Angel, son de la partida. Oriundos de Molinos, Santa Fe, son contratistas de maquinaria agrícola y con sus cuatro cosechadoras CLAAS recorren las principales zonas productivas del país. El límite austral del periplo son los trigos del sur bonaerense. En el ascenso van recolectando hectáreas de maíces y sojas, hasta que en el norte salteño se suman a las tareas de sus equipos la recolección de porotos blancos y negros, cártamo, chía, quinoa y acaban de agregar la experiencia de cosechar goma guar.
Llevan nueve campañas llegando al norte salteño, donde concentran sus tareas en campos que van desde Cornejo hasta Tartagal, pasando por Pichanal, Embarcación y Senda Hachada. “Los cultivos de esta zona nos ofrecieron nuevos desafíos –explica Gonzalo- que afortunadamente encaramos y con los que nos ha ido muy bien. Seguimos ganando experiencia, pero es indudable que nuestros equipos han mostrado una gran adaptación a las diferentes condiciones de cosecha que ofrecen estos cultivos”. En este momento tienen la MEGA 350 en La Carlota, Córdoba, terminando de cosechar unos cultivos de segunda demorados por el exceso de humedad de los lotes. “Por eso dejamos esa máquina, porque es el equipo más liviano y por lo tanto con mejor comportamiento para esas condiciones de suelo”.
Mientras tanto, las dos TUCANO 470 y la LEXION 740 no paran de trillar hectáreas de diversos cultivos en el noreste salteño. “Este año debutamos con la cosecha de porotos –explica Gonzalo-, y con los tres equipos pudimos hacer un muy buen trabajo sobre alrededor de 1.000 hectáreas, entre poroto negro y blanco, entre fines de junio y parte de julio”.
Para la cosecha de porotos, Caciarelli le agregó a la LEXION 740 un reductor que le permitió bajar las revoluciones del cilindro de 370 a 180 vueltas y de esa manera bajaron la cantidad de grano partido del 1 al 0,1%. Muy por debajo del límite de tolerancia para la entrega, que es del 1,4%. “Ese buen resultado que obtuvimos con nuestras máquinas nos valió que esos productores, que son exportadores de porotos y por lo tanto muy exigentes, ya nos abrieran las puertas para volver a cosecharles el año que viene”.
Los equipos comenzaron a llegar a los lotes de poroto mientras se terminaba la recolección de la soja, después pasaron a los maíces de esa región salteña y en estos días trabajan sobre la chía. “Es el segundo año que cosechamos chía –explica Gonzalo-, en la campaña pasada hubo bajos rindes y llegamos a dos mil hectáreas, pero este año ya estamos superando las tres mil hectáreas de chía. Es un cultivo que permite trabajar una superficie importante por día, con la LEXION llegamos a las 97 hectáreas. Ofrece rendimientos del orden de 600 a 800 kilos por hectárea y en la campaña actual, que se caracteriza por los buenos rindes, hemos cosechado lotes cercanos a los mil kilos”.
“Pero la chía tiene una dificultad por la que muchos contratistas no la quieren cosechar –agregó Caciarelli-, y es que hay que tener muchas precauciones porque se puede prender fuego con mucha facilidad. Larga un polvillo que se adhiere a toda la máquina y el problema son aquellas partes del equipo, como el silenciador del escape, que tienen más temperatura. Nosotros, como precaución, cada dos vueltas sopleteamos todo el motor y no hemos tenido problemas. Pero hay que estar atento, porque también puede generar un foco de fuego en zonas, como el cielo del cilindro, en las que no hay temperatura. Creo que en esos casos es porque genera energía estática, por eso pusimos descargas a tierra”.
“Otro cultivo nuevo en la zona y que nosotros cosechamos este año por primera vez es la goma guar –explica Gonzalo-, es otra de las alternativas que se busca frente a los resultados de la soja. Es una cosecha similar a la de la soja, ya que hay que cortar casi al ras del piso, por lo tanto la máquina tiene que procesar toda la planta. Tiene una chaucha bastante dura para desgranar, que es el punto clave de la cosecha, pero no tuvimos problemas y obtuvimos una muy buena calidad con granos limpios y sin restos de otras partes de la planta”.
En total, los cuatro equipos CLAAS de los Caciarelli cosechan entre 17 y 18.000 hectáreas por año. Pero Gonzalo dice que le falta algo: “En el norte también se siembra sésamo y todavía no tuvimos la oportunidad de probar los equipos en ese cultivo”. Es el próximo desafío.