"El panorama es complicado, es demasiado grande la masa de agua y se ha excedido la capacidad de infiltración de los suelos. Los campos están saturados y hay problemas", explica el ingeniero Rubén Caro, asesor de la Cooperativa Alfa, según informó La voz del pueblo.

"Todavía es imposible medir las consecuencias del temporal, sí podemos decir que hay lotes que presentan entre un 10 y un 80% de anegamiento. Lo más complicado se asocia a partes bajas, las zonas aledañas a los arroyos, y los sectores más ganaderos", indica el ingeniero Agustín Báez, técnico de la Chacra Experimental Integrada Barrow.

El complicado escenario encuentra la justificación en los números que muestran los pluviómetros. "En general, ha llovido entre 650 y 700 milímetros, en algunos casos todavía más. Entonces, en los primeros ocho meses del año ya tenemos entre el 90 y el 100% de las lluvias que habitualmente caen en todo el año. Por eso la saturación del de los perfiles, que entre otros problemas trae la pérdida de estructura del suelo", dice Caro.

La región afectada es realmente grande. "Un productor de Rauch, por ejemplo, me comentó que hace un mes y medio no puede entrar al campo. Y más acá, la zona de Cristiano Muerto, con 850 milímetros, y de Orense, directamente parece un mar. Es más, en Barrow hay lotes inundados que jamás se habían llenado de agua, y también se han caído algunos árboles" comenta Báez.

En lo que es agricultura, el problema que trae el anegamiento es la posibilidad de asfixiar los cultivos recién sembrados. "El daño dependerá de cuánto tiempo estén bajo el agua y el estado del cultivo. Si ya estaba emergido tiene más chances de defenderse que la semilla", aporta el ingeniero de la Alfa. "La clave es que deje de llover y que el agua corra. Si la masa de agua perdura por diez días, el cultivo se va a morir", agrega.

Para la ganadería la mano viene más que complicada. "Esto provoca problemas de sanidad y de nutrición. Porque por un lado, la hacienda se concentra en la parte más alta y se contagian más fácil las enfermedades. Y se hace imposible hacerles llegar el alimento", explica Báez.

Al margen de los animales en sí, el forraje también padece las consecuencias del clima. "La hacienda empieza a pisotear verdeos y pasturas que a la larga perjudicará la oferta de pasto. Pero al estar los bajos inundados, las vacas no tienen a donde ir. Además, un animal que está húmedo y con frío, no gana el mismo peso que en un estado normal", dice Caro. "Y la calidad del pasto también baja", agrega. Otro detalle que no es menor es que las vacas a esta altura del año están con los terneros al pie recién paridos o en plena parición.

"Lo que tenemos a favor es que los días ya son más largos. Si estas lluvias caían un mes atrás estaríamos hablando de otra gravedad de las cosas", asegura el ingeniero de la Alfa.