El valor internacional de la soja vuelve a traer dolores de cabeza para los argentinos. Los futuros cercanos en Chicago tocaron ayer un nuevo mínimo en los últimos cuatro años: u$s 377 la tonelada en medio de un fortalecimiento del dólar respecto de otras monedas y la expectativa de una súpercosecha gruesa en EE.UU., que arrancará en apenas una semana.

Hay que remontarse a mediados de septiembre de 2010 para encontrar a la oleaginosa en un escalón tan bajo como el marcado ayer. El cierre en Chicago encontró a las cotizaciones un escalón más arriba (u$s 378,2 la tonelada), pero la tendencia declinante puso en alerta no solo a productores, sino a comercializadores, exportadores y al Gobierno, sobre todo de cara a la campaña 2014/15, que debe comenzar a sembrarse hacia octubre en el país.

Y más con los precios que, en sintonía con el mercado externo, está marcando la oleaginosa a nivel local, sobre todo en las posiciones a cosecha (mayo). Ayer, la posición mayo en el Mercado a Término de Buenos Aires (Matba) terminó en u$s 255 la tonelada. De acuerdo con distintos analistas consultados, esos valores a cosecha no se registraban desde fines de 2009, tras la crisis derivada del escándalo Lehman Brothers.

El retroceso actual pone presión sobre la próxima siembra y hace que las estimaciones preliminares den cuenta que la campaña 14/15 vale u$s 3000 millones menos que un año atrás. Eso si se teoriza que la nueva cosecha deje 55 millones de toneladas. Al actual valor FOB oficial (u$s 466), ese volumen representa un valor de u$s 25.630 millones. Un año atrás, ese FOB estaba en u$s 521, por lo que la previsión de 55 millones para la campaña venidera arrojaba un valor de u$s 28.655 millones.

Si la comparación se hace entre el FOB actual con el de mayo (plena cosecha), cuando ascendió a u$s 560, la pérdida es de algo más de u$s 5100 millones.
La debacle de los precios de la soja comenzó a principios de julio, cuando después de que los contratos más activos en Chicago tocaran u$s 560 la tonelada (en medio de una restricción de la oferta de Estados Unidos por la finalización de la campaña anterior), se derrumbaron por la previsión de una nueva cosecha récord norteamericana.

En un mes y medio, la soja perdió 11% de su valor. Y las perspectivas de los analistas no son positivas. Varios ya empiezan a mirar un horizonte de u$s 350 la tonelada, o incluso menos, hacia fines de año, si se confirma la súpercosecha norteamericana y no hay modificaciones en los planes de siembra y el clima acompaña en América del sur, lo que determinaría una oferta global más que holgada para 2015, aun con una demanda china a toda máquina.

La caída de los precios del principal producto de exportación tiene cimbronazos en todo el país. El que fuera uno de los principales motores de la economía K e indiscutido generador de divisas, tan necesarias en épocas de vacas flacas como las actuales, fue perdiendo peso relativo en las cuotas públicas (por inflación y suba del gasto, entre otros factores) y, además, transita su segundo año consecutivo de un fenómeno que no era habitual: los productores retienen buena parte de la cosecha como resguardo de valor ante la escalada de precios y una eventual nueva devaluación abrupta del peso.

Justamente la caída en los precios, sumada a la incertidumbre de las últimas semanas por la crisis de la deuda, llevó a los sojeros a no convalidar los valores que ofrecen en el mercado local los compradores. Así la semana pasada terminó con una liquidación de divisas por parte de los agroexportadores en un piso en el año: en torno a u$s 250 millones (ver F&M).

En Economía creen que el comportamiento de los sojeros fue fundamental en las últimas jornadas para la escalada del dólar, ante la escasez de liquidación por ventas externas. De acuerdo con datos oficiales del Ministerio de Agricultura, hasta el 6 de agosto pasado, exportadores e industria habían adquirido 29,3 millones de toneladas de soja, 42,8% del total de la producción que ascendió a 55 millones de toneladas, según la última estimación de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.