Mientras parece que la agricultura argentina duerme la siesta, con casi un lustro prácticamente de estancamiento en sus volúmenes de producción, detrás de la escena se están sucediendo una serie de hechos, que incluyen a nuestro país y al resto de los líderes agrícolas del mundo, que dejan la certeza de que, en realidad, el sector está ingresando en una nueva era.

Aquí, en Indianápolis, eso quedó muy en claro hace pocos días, luego de que el gigante Dow AgroSciences mostrara los desarrollos que ya están en la gatera, esperando aprobaciones que no deberían tardar mucho en llegar. Las novedades tienen que ver con soja, maíz, herbicidas y malezas, entre otros rubros.

En la Argentina, el puntapié inicial de la nueva andanada de tecnología lo dio, el año pasado, la soja RR2Bt, la primera novedad biotecnológica que se lanzó en soja en el país desde las variedades resistentes a glifosato en 1996. Pero el gen Bt, que le brinda también resistencia a un grupo importante de insectos lepidópteros, abrió la nueva etapa del juego.

De todas formas, la resistencia a insectos es solo una de las novedades que traerá la soja en los próximos años. Otras resistencias, claves ante los desafíos productivos que enfrenta hoy la Argentina, serán a varios herbicidas.

Buena parte de los gigantes mundiales de la industria agrícola están avanzando para lanzar sus alternativas en nuestro país. Monsanto mostró hace ya un par de años en EE.UU. las sojas resistentes a Dicamba, Bayer trabaja en conjunto con otras empresas en las resistentes a glufosinato de amonio, y aquí Dow AgroSciences destacó el potencial de las que sumarán, entre varias otras, resistencia a un nuevo 2.4D (herbicida de amplio espectro de control), que formarán parte de un sistema que los de Indianápolis denominaron Enlist.

Desde las prolijas oficinas de la empresa en esta ciudad del medio oeste estadounidense, el argentino Adrián Mel es el líder global del proyecto Enlist del gigante estadounidense. “Vemos que hay dos plataformas sobre las que se apilarán todo el resto de las tecnologías en los próximos 10 años: Dicamba y Enlist”, dice convencido.

Enlist es un sistema que incluye una soja resistente a glifosato, a 2.4D y a glufosinato de amonio, un herbicida que contiene los dos primeros principios activos, y una serie de prácticas de manejo para asegurar la sustentabilidad de esas tecnologías. Con diferentes variantes, estará disponible para soja y maíz, y a la Argentina podría llegar para las siembras del 2016, si se terminan a tiempo los procesos regulatorios necesarios en el país y se cuenta, además, con la aprobación de China, necesaria por ser el principal comprador mundial.

Estos desarrollos no solo llegarán para permitir variar los herbicidas utilizados en los cultivos, una herramienta central en el combate contra las malezas que se han convertido en resistentes o tolerantes a muchos de ellos, sino que permitirán construir nuevos sistemas de producción para seguir adelante, con más sustentabilidad, en la carrera del rendimiento: en EE.UU. hay lotes de productores que ya han orillado los 10.000 kilos de soja por hectárea, contra los 3.050 en promedio que arrojará esta campaña récord, que muestra al costado de las rutas y autopistas los mejores cultivos que se han visto en la historia por aquí.

Mel dice que Enlist será una de las plataformas sobre las que se apilarán el resto de las tecnologías porque, luego de una primera etapa, seguramente se le agregará también el gen Bt, entre otros desarrollos que podrían sumarse en el futuro.

“Habrá que volver a capacitarse. El manejo ya no será tan sencillo como hasta ahora. Y quizás los más viejos tienen ventaja, porque saben cómo era la pelea contra las malezas antes de la sencillez de la soja RR”, consideró Mel.

Para que estas tecnologías lleguen a todos los productores, se licenciará a los principales semilleros del país, como DonMario y Nidera, que las incorporarán a su germoplasma de soja. Y en maíz tienen un acuerdo con Monsanto, líder con su marca Dekalb.

Por supuesto, con todo esto las compañías esperan volver a crecer, una vez que también vuelva a despegar la agricultura argentina en general, quizás con otro contexto político luego de las elecciones del año próximo. Y, ojalá, con una recuperación de los precios de los granos.

De todas formas, a pesar del virtual estancamiento de los volúmenes de producción nacional de granos, en el caso de Dow AgroSciences vienen de un buen 2013, como recordó Jorge Parizzia, director de Negocios y Asuntos Institucionales para Cono Sur (Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia y Chile).
“Hoy estamos arriba de los 740 millones de dólares de facturación anual, y ahora es distinta la atención que tenemos de la casa matriz”, reconoce Parizzia.

En la casa matriz, justamente aquí, en Indianápolis, está desde hace pocos meses Ignacio Conti, quien hasta su partida de la Argentina dirigía allí los destinos del proyecto Enlist. Ahora, con otra posición global, dice que la nueva apuesta de su compañía “viene a complementar y dar sustentabilidad a un sistema que ha sido muy eficiente: el del glifosato y la RR”.

Además, en un campo de exhibición de Dow a pocos kilómetros de la ciudad, y bajo el tibio sol de este verano perfecto para los cultivos del Medio Oeste, Conti dio varias precisiones técnicas que vale la pena tener en cuenta:

-El Enlist que llegará a la Argentina es el denominado E3. Es un apilado molecular, con tolerancia a los 3 herbicidas antes mencionados. Pero esa tolerancia surge de un solo evento biotecnológico, que tiene tres proteínas distintas.

-En soja se le podrá sumar, luego, un nuevo evento de tolerancia a insectos lepidópteros, que tendrá dos proteínas distintas, lo que ampliará el espectro de control y dará sustentabilidad al sistema, por sus dos modos de acción diferentes.

-En maíz, Enlist tendrá tolerancia a un graminicida (Fop) y a glifosato. Además, se le sumará Powercore (evento múltiple de tolerancia a insectos que ya está en la Argentina). Esto permitirá, por ejemplo, controlar gramíneas tolerantes a glifosato en un maíz, que también es una gramínea. Es el caso del sorgo de Alepo resistente a glifo, una maleza realmente muy extendida en la Argentina.

Conti brindó otros datos sobre la tecnología, pero para tener una idea de la dimensión que tiene el problema de las malezas resistentes a glifosato aquí, en EE.UU., vale el dato que brindó Joe Vertin, experto de la empresa anfitriona: en este país ya tienen casi 30 millones de hectáreas afectadas (todo lo que se siembra en la Argentina). Es decir, el doble de las que sumaban en 2009.

Aunque el problema está instalado también en los campos argentinos, nuestro país está a tiempo de evitar esa dimensión de explosión.
La tecnología, está claro, aportará opciones, pero los productores tendrán que poner las barbas en remojo y aceptar que la agricultura que viene ya no será tan “sencilla” como la de los últimos años.

Menos deriva y un tratamiento de base

Ignacio Conti es argentino y vive en Indianápolis, donde ocupa un cargo global en el gigante Dow AgroSciences. Pero hasta hace tres meses, todavía viviendo en Argentina, lideraba el proyecto Enlist, el sistema desarrollado por la compañía que incluye sojas y maíces resistentes a glifosato, 2.4D y glufosinato de amonio (en algunos casos también con resistencia a insectos), los herbicidas correspondientes y un conjunto de buenas prácticas para asegurar la sustentabilidad del esquema. Conti reveló que desde hace dos años tienen programas de mejoramiento para desarrollar sus propias variedades de elite para el Cono Sur americano y explicó que Enlist incluye una tecnología llamada Colex-D, que por formulación e ingredientes reduce la volatilidad del herbicida a casi cero, minimiza la deriva física, no tiene olor y mejora la compatibilidad en la mezcla de tanque.

El ingeniero argentino destacó que el sistema requiere de un tratamiento de base, previo a la siembra, que asegure un nacimiento del cultivo libre de malezas, para que Enlist no sea solo “una herramienta de rescate” ante una situación complicada.

La rama negra, por ejemplo, necesita un manejo de ese tipo, porque una vez instalada dentro del lote de cultivo es muy difícil controlarla sin que se afecte el rendimiento. “Definitivamente, la agricultura no será tan simple como antes”, sentenció Conti.

América

Rajan Gajaria, de la India, es líder comercial para toda América de Dow AgroSciences. Con los números bien claros, recuerda que la compañía facturó el año pasado unos 7.200 millones de dólares, lo que la posiciona como una de las 5 más grandes a nivel global en agroquímicos y semillas.

Rajan precisa que “hoy América Latina es el 30% del negocio de Dow AgroSciences y EE.UU. un 35%, pero de acá a 5 años América Latina será nuestro principal mercado”. En cuanto a la Argentina, dijo que es “muy optimista para lo que pueda venir después de las elecciones del año próximo”.

Otro extranjero que ocupa un alto cargo en la sede global de la compañía, en Indianápolis, es el colombiano Ramiro De la Cruz, líder del negocio de agroquímicos. El hombre coincide con su colega indio y dice que “la oportunidad de crecimiento del negocio está en América Latina, pero no sólo para Dow AgroSciences, sino para toda la industria a la que pertenecemos”.

“Argentina volverá a crecer”

Rolando Meninato es argentino y, desde su sede global de Indianápolis, es el número 1 del área de semillas de Dow AgroSciences para el mundo entero. Está aquí hace unos 3 años, pero conoce a la perfección lo que pasa en la Argentina. Por eso, con la perspectiva que da la distancia, puede analizar a fondo la situación de la industria de tecnología agrícola en nuestro país.

“El mercado viene creciendo en los últimos años, pero el actual será de amesetamiento, por la conjunción de precios más bajos e incertidumbre política-económica”, analiza.

“Pero después la Argentina va a volver a crecer, porque las tendencias globales que traccionan siguen allí”, adelanta.

Más allá de la coyuntura, Meninato considera que en el mercado de las semillas hubo en los últimos años “un crecimiento muy fuerte de los dos líderes argentinos, como DonMario y Nidera, lo cual es muy bueno para el productor, porque es un negocio que necesita mucho capital de trabajo y eso en la Argentina le cuesta a todas las empresas, aunque se llamen DonMario y Nidera”.

El líder de semillas de Dow cree que, por ese motivo, se ha venido concentrando el mercado, con varias compras por parte de grandes como Monsanto (se quedó con La Tijereta), Syngenta (con SPS) y Bayer (con FN Semillas).

“Creo que vamos a un negocio que tendrá una oferta más limitada a las grandes compañías, por tecnología y financiamiento. Pero el productor no perderá, porque habrá una amplia diversidad”, aseguró. Para el ejecutivo, la soja Intacta, de Monsanto (con el nuevo gen de resistencia a glifosato RR2 y el Bt de resistencia a insectos lepidópteros), que se lanzó en la Argentina el año pasado, es solo el primer paso de “un cambio tecnológico importante que se viene en unos 3 años más”.

Está claro que, con esos desarrollos, el mercado de semillas de soja en la Argentina volverá a ser atractivo para las grandes compañías, que buscarán competir con el liderazgo de DonMario y Nidera. Pero, en Dow, son prudentes sobre sus expectativas.

“En 5 años me gustaría tener el 10% del mercado argentino de soja. Creo que Monsanto podría tener un porcentaje similar, y Syngenta también va a crecer.

Si Nidera y DonMario bajaran a 30% de participación (de cerca del 40% que tienen hoy), igual sería extraordinario para ellos. Hay que tener en cuenta que es lo que tienen los dos líderes de EE.UU.: Monsanto y Pioneer”, evaluó Meninato.

A nivel global, “queremos ser una de las tres compañías líderes en semillas para el 2020. Pero además apuntamos a los agroquímicos, generando también allí nuevos desarrollos”, indicó.

En la Argentina, un camino para crecer más rápido en semillas sería adquirir una de las líderes, sobre lo que han corrido múltiples rumores en los últimos años. “A nosotros nos interesaría comprar DonMario”, reconoce el ejecutivo argentino. Pero rápidamente aclara que “no hubo ninguna conversación concreta”, porque la compañía liderada por Gerardo Bartolomé siempre sostuvo, y lo viene cumpliendo, que no está en venta.