“Hasta ahora el cultivo viene bien; si los precios mejoran nos podrían ayudar aún más; entonces, si se mantienen será una buena campaña. Pero el cultivo de trigo en el NOA no es importante”, resumió Bernardo Luis Frau (h), vicepresidente de la Cooperativa Unión y Progreso de La Ramada de Abajo, departamento Burruyacu, al noreste de Tucumán y productor asociado a la entidad.
En diálogo con el diario La Gaceta Rural, el agricultor analizó el avance que tiene el cultivo de trigo en la zona donde desarrolla su actividad. “Se trata de un cultivo de reducida importancia en el NOA. Muchos lo hacen para mantener los lotes limpios y para aportar más materia orgánica de cobertura al suelo”, explicó. “En mi caso, hice trigo en el 100% de la superficie que venía de soja, pero en la zona de la Cooperativa se cubrió entre un 50% y un 60% de la superficie prevista”, agregó.
“Después vinieron unos 40 días de lluvias, lo que permitió que el perfil se recargara con humedad suficiente como para tomar la decisión de sembrar: así asumimos el riesgo para hacer el cultivo completo”, describió el productor.
Hoy, el trigo se encuentra en etapa de “macollaje”, con los cultivos presentando un buen desarrollo. “El fin del ciclo llegará a fines de octubre, y para noviembre recién se iniciaría la cosecha”, estimó.
En materia de enfermedades, Frau reconoció que “sí las hay, en especial ‘roya’ en lotes puntuales. Pero no se hacen tratamientos hasta tener la espiga, que es el momento crítico de la planta: hay que lograr que el grano se desarrolle bien”.
La comercialización es un problema frecuente, año a año, en la cosecha de trigo. “Al final, el aspecto comercial siempre sigue siendo el problema a superar”, dijo, y reconoció que “existen molinos en Tucumán, Salta y Jujuy donde procesar el grano; es lo que productores trigueros prefieren hacer, porque llevarlo hasta los molinos de los puertos es muy caro”.