La innovación, que recientemente recibió un Premio CITA, permitirá trillar soja, cártamo, trigo, poroto, colza y arroz aprovechando todo el potencial de las cosechadoras de última generación.
Tras el éxito que cosechó con sus cabezales maiceros de aluminio, la empresa Allochis, enclavada en la pequeña localidad bonaerense de Ferré, se encuentra en las últimas etapas de desarrollo de una plataforma que promete revolucionar el mercado agrícola. Apta para soja, cártamo, trigo, poroto, colza y arroz, esta innovación obtuvo el Premio CITA 2014 en el rubro Cosecha; galardón que fue entregado a José Allochis –titular de la empresa y diseñador de la plataforma– durante la última edición de la Exposición Rural de Palermo.
El nuevo draper es totalmente flexible, y fue pensado para aprovechar al máximo la capacidad de las cosechadoras de última generación. “Este producto nace como fruto de un proyecto que arrancamos hace 5 años junto a CLAAS. Se trata de un desarrollo muy innovador, en el que se ha reemplazado el sistema convencional de lona central por un arreglo con múltiples tambores de alimentación, dando como resultado un draper 100% flexible, que se diferencia de todo lo que hasta el día de hoy está disponible a nivel mundial para productores y contratistas”, resalta Allochis.
Entre sus características más destacadas, el nuevo cabezal posee una lona acarreadora que ha sido seccionada longitudinalmente para lograr dos hilos de transporte, y posee tambores de alimentación sincronizados en lugar de lona central. Gracias a ello, la plataforma puede trabajar virtualmente adherida al suelo, más paralelamente al piso que cualquier otra en el mundo. Todo esto significa más capacidad de trabajo con menos pérdidas de grano.
La ductilidad de la nueva plataforma viene dada por su inédita estructura: su base, compuesta por brazos flexibles, se subdivide en 8 paños, y permite copiar el terreno en lo vertical (regulación en altura), longitudinal (regulación en avance de cosecha) y horizontal (regulación a lo ancho). Además, resalta Allochis, “como en la parte central tiene tambores de alimentación sincronizados en lugar de lona, el acarreador del embocador no tiene problemas para tragar todo el volumen de cultivo que se dirige hacia la cosechadora. Con este diseño único, el cabezal ya no constituye un límite para la máquina”.
Por su parte, el titular de CLAAS Argentina, Reynaldo Postacchini, manifiesta que “estamos convencidos de que cuando hay un inventor, hay que impulsarlo y brindarle el apoyo necesario para que logre llevar a cabo sus desarrollos”. La firma de origen alemán contribuyó en el desarrollo de las partes hidráulicas y electrónicas de la plataforma, y aportó su experiencia para obtener componentes que cumpliesen con las normas internacionales en maquinaria agrícola.
“Con este cabezal logramos trabajar con un ángulo de 10 a 12 grados respecto del terreno, cuando todos los drapers que existen actualmente lo hacen a entre 15 y 21 grados. La ventaja que tiene esto es que hay menos pérdida de granos, ya que la inclinación facilita la caída del material hacia adelante”, cuenta Allochis.
“Además, al no tener lona central, no tenemos el problema que tienen todas las demás plataformas, en los que el tránsito de material se entorpece en la región central y forma tumultos que el molinete alcanza y devuelve para adelante. Es decir, lo que llega a la parte central ingresa al interior de la máquina, no hay retención de material ni demoras en el proceso”, agrega José.
Según el empresario de Ferré, “en la próxima cosecha vamos a tener una pre-serie de todos los cabezales que actualmente estamos desarrollando y probando junto a CLAAS, con anchos de labor de 47, 42 y 37 pies”.
Más innovaciones
El nuevo cabezal ofrecerá más eficiencia a la hora de trillar, y más información para el contratista o el productor sobre el trabajo en curso. La plataforma cuenta con sensores para monitorear las RPM de las lonas y de los tambores centrales, datos que se visualizan desde la cabina del operador y permiten, entre otras cosas, conocer si el sistema se atasca o se sale del régimen deseado.
Los separadores laterales flotantes fueron desarrollados desde cero. Se construyeron articulados, sustentados de manera que flexionan en conjunto con las lonas, pero al mismo tiempo quiebran para que la puntera avance siempre deslizándose por sobre el suelo. Además, el pontón posee un diseño más delgado que el capot correspondiente, para habilitar un mayor ancho de labor.
Otra innovación se presenta en la caja de engranajes que impulsa a las lonas, que fue creada para propulsar a velocidades diferenciadas las cintas transportadoras. Esta característica aumenta considerablemente la homogeneidad con que el material fluye hasta el alimentador de la cosechadora. Más aún, esta caja de mando hidráulico está diseñada para invertir el sentido de giro en pleno trabajo sin abandonar la cabina de la máquina, rasgo crucial que posibilita evitar atascamientos cuando se presentan objetos extraños sobre el cabezal. Por su parte, la cinta transportadora está construida con tensores de hilo de Kevlar, caucho, y barrotes de fibra.
El diseño de los brazos de soporte de la barra de corte es una novedad absoluta, ya que su construcción compuesta y articulada permite desplazar el punto de pivote hacia adelante y abajo –es decir, más cerca del suelo–. De esta manera, se disminuye la altura del frente de ataque de la plataforma, condición que mejora la versatilidad de la plataforma para trabajar en diversas condiciones de humedad. Según Allochis, “han habido pruebas sobre terrenos de barro, adonde ninguna otra plataforma pudo cortar sin arrastrar, en los que este draper se desempeñó naturalmente”.
El frente del alimentador está constituido por una máscara desmontable y regulable, que puede variar el ángulo de trabajo a distintas condiciones y cosechadoras. El sistema empleado para la movilización transversal del material hacia este alimentador está constituido por novedosos cilindros, que poseen una serie de aletas convexas distribuidas helicoidalmente alrededor de un tubo cuidadosamente dimensionado.
Los aspectos más sobresalientes de los tambores son la sincronía de sus movimientos, junto con el solapamiento de sus aletas, detalle que permite una capacidad de auto-limpieza a dicho sistema. Así, la sincronización de los tambores garantiza un movimiento suave del material, que reduce al mínimo las pérdidas por desgrane, mientras que el sistema de las aletas evita que las plantas sean enganchadas y proyectadas hacia adelante.
Otro complemento sustancial es la habilidad del sistema para ser regulado en altura desde la cabina del operador, lo cual facilita incrementar o disminuir la presión con que se compacta el material enviado al acarreador de la cosechadora.
Finalmente, el cabezal también cuenta con un sistema auto-nivelante de fluctuación lateral, con un sensor electrónico que mejora el copiado del terreno. Este equipamiento es imprescindible para trabajar en forma eficiente con cosechadoras de más de 7 metros de ancho de cabezal y garantizar un mejor y más efectivo corte del cultivo.