Plantas con mayor vigor y desarrollo, excelente control de los insectos de la región y ahorro de costos en monitoreo fueron algunos de los beneficios contados por los protagonistas de la producción.
Con el objetivo de analizar los resultados y las experiencias de los productores que en la campaña 2013/14 sembraron Súper Sojas BT, Nidera llevó a cabo dos reuniones en las ciudades de Córdoba y Jesús María, en la provincia de Córdoba. Allí los que optaron por estas variedades –que combinan el gen BT de resistencia a lepidópteros con la tecnología RR2 PRO– destacaron los buenos resultados obtenidos en cuanto al control de insectos, la reducción de costos operativos y las características de las plantas.
De los encuentros participaron más de 30 productores que sembraron soja desde el grupo de madurez V a VIII, tanto en la región centro-norte de Córdoba como también en el NOA y NEA. “Consideramos muy importante la valoración de los productores, ya que son ellos quienes realmente pueden hacer las mejores recomendaciones desde su propia experiencia, y este tipo de análisis nos sirve para poder ver desde otro ángulo la experiencia de las sojas que incorporan la tecnología Intacta”, expresó Rodrigo Bosch, gerente de Servicio Técnico de la semillera para el norte de Córdoba y el NOA.
El primer punto destacado por los productores fue el vigor de las variedades BT, ya que en todos los casos se vio un desarrollo más importante y mejor cierre de surcos. "Debido a la rapidez con que la soja cerró el entresurco y logró sombrear las malezas se pudo evitar la aplicación de herbicidas en algunos lotes", destacó Bosch.
“Dicha característica fue observada en todos los grupos de madurez y en las distintas regiones, especialmente en el inicio del cultivo, incluso cuando los cultivos se encontraban sometidos a importantes niveles de estrés por las altas temperaturas de fin de diciembre y enero. Si bien la situación dio un giro positivo con las lluvias de febrero, los productores coincidieron en que si el período de estrés hubiera seguido, estas variedades hubieran generado un diferencial aún más importante”, contó el técnico.
El control de lepidópteros fue excelente en todos los casos, inclusive frente a la Bolillera –que no es una de las plagas target–, a la que también controló muy bien.
La etapa vegetativa del cultivo transitó dos escenarios diferentes, con consecuencias en el desarrollo tanto de las sojas RR1 como en las variedades de Súper Sojas BT. “La primera etapa fue desde el inicio del ciclo hasta febrero, donde las altas temperaturas –en algunos casos por encima de 40 grados durante varios días– demoraron el desarrollo de los cultivos. En ese momento el daño por insectos fue muy marcado, a lo que se sumó el hecho de que muchas de las aplicaciones no fueron efectivas por la alta tasa de volatilización de productos químicos. Aquí la tecnología marcó una diferencia”, explicó el técnico.
“La segunda etapa, de febrero en adelante, estuvo marcada por un nivel muy alto de lluvias en todas las regiones. Como aspecto positivo, esto le permitió al cultivo generar un desarrollo de canopeo muy bueno, y de esta manera poder recuperarse de la falta de desarrollo en la primera etapa (en especial en las sojas RR1) y los daños hechos por insectos. Pero también es cierto que este alto canopeo dificultó la llegada con productos químicos en las partes más bajas del cultivo, y la eficiencia de aplicación se vio muy afectada por la falta de piso para poder entrar en el momento justo, o por las lluvias post aplicación”, sostuvo.
Producir sin aplicar insecticidas
Según el técnico de Nidera, en las reuniones se puso de manifiesto que las aplicaciones pueden parecer fáciles y efectivas al momento de su planificación, pero que “en el campo no siempre es así, ya que se ven influenciadas por condiciones de piso, que permiten o dificultan el ingreso con las maquinarias, condiciones climáticas que tienen que ver con la verdadera efectividad de los productos químicos, y –lo que no es menor– con temas de logística tanto de maquinaria como de producto, ya que cuando los productores están en problemas, lo están todos al mismo tiempo”.
Otro de los temas abordados en las reuniones estuvo referido a las dificultades que impone la coyuntura actual en la región en cuanto a la logística de productos químicos y el manipuleo de los mismos por el personal. “Si bien existe una legislación que regula prácticas de uso y recomendaciones de productos según las aéreas y su nivel de toxicidad, es conocida la problemática que existe en Córdoba respecto a las aplicaciones. En este punto, todos concordaron que en regiones de conflicto es mucho mejor utilizar estas sojas y evitar complicaciones”, resaltó Bosch.
Los costos también fueron analizados, comparando el ahorro que las variedades BT permiten hacer en aplicaciones de insecticidas con el costo de la tecnología. Sin embargo, también surgió una variable que no siempre es tenida en cuenta, que es el costo de movilidad del monitoreo del cultivo de soja, “en un contexto en que llenar el tanque de combustible de una camioneta cuesta casi 1000 pesos –advirtió el técnico de Nidera–. Independientemente de las superficies sembradas, el monitoreo siempre implica mucho movimiento, ya que incluso si las aéreas son pequeñas, suelen estar diseminadas en varios lotes. Un productor que siembra 600 hectáreas con 8 contratos de alquiler distintos, contó que la recorrida de los lotes le insume un día completo dos veces por semana en plena época de insectos”.
Por otro lado, según Bosch, “los productores de mayor escala y que trabajan en distintas regiones al mismo tiempo, como norte de Córdoba, Santiago del Estero, Tucumán, Salta y Chaco, afirmaron que el hecho de contar con la tranquilidad de tener resuelto el tema de los lepidópteros es fundamental a la hora de seguir produciendo en distintas regiones”.
Finalmente, los productores que sembraron variedades de Súper Sojas BT en esta campaña estimaron que en la nueva siembra se puede esperar un nivel de adopción de la tecnología del 30% en la zona que va desde el centro de la provincia hasta Jesús María –con foco en los lotes periurbanos y aquellos distantes de sus centros operativos–, y del 50% hacia el norte de dicha localidad.