La Argentina resignó ventas de carne por unos u$s 6.000 millones en los últimos cuatro años según indicó un informe del Ieral, de la Fundación Mediterránea.
Argentina ha perdido el protagonismo que supo lograr en los mercados internacionales de carne bovina y también ha desaprovechado el gran potencial productivo exportador de la cadena, indicó la entidad, según publicó el diario La Capital de Rosario.
El informe refirió que las exportaciones de carne bovinas realizadas por la Argentina promediaron las 130.000 toneladas anuales durante el período 2010-2013, lo que permitió generar divisas por u$s 1.070 millones de dólares.
A estos valores, si se hubiera mantenido la cuota de mercado que tuvo la carne argentina en las últimas décadas, dichas exportaciones podrían haber alcanzado un promedio de u$s 2.600 millones anuales. Este (análisis) contrafáctico implica para los últimos cuatro años, una resignación de divisas de entre u$s 5.200 y u$s 6.000 millones, indicaron los especialistas.
El informe consideró que dicha pérdida de divisas puede explicarse por el empleo de políticas comerciales adversas, originadas en el argumento de los bienes-salarios, por los desfases del ciclo ganadero y por los problemas de organización de la propia cadena.
A modo de ejemplo, el estudio destacó que Brasil tras vivir una crisis y una devaluación durante 1998/1999 logró concatenar ocho años de crecimiento continuado en sus exportaciones de carne bovina, logrando casi quintuplicar los volúmenes. En cambio, la Argentina, tras la crisis de 2001 y 2002 sólo logró expandir sus exportaciones durante tres años, hasta 2005, y duplicar sus volúmenes. A partir de entonces, las exportaciones cayeron a la mitad del punto de partida, es decir, 2002.
A partir de 2006 el gobierno nacional comenzó a controlar las exportaciones de carne vacuna desde el país, con la instauración de los permisos de exportación, llamados ROE que significaron un revés al incentivo de la cadena de producción y comercialización de la carne vacuna argentina.
Al año siguiente, a esa medida se sumó el primer plan de control de precios en el mercado interno, que tuvo al sector frigorífico como uno de los primeros focos del Gobierno.
El mantenimiento del plan oficial de control de precios, la suba del valor del ganado en pie a fines de 2009 por una retracción de la oferta, sumado al desincentivo al sector exportador por retraso del tipo de cambio, parcialmente revertido este año, complicaron el negocio.
Por estos motivos, en los últimos cinco años los capitales extranjeros con participación en el sector de la carne vendieron su parte en empresas locales o, simplemente, abandonaran la actividad de sus plantas.