El carbunclo o antrax es una enfermedad infecto-contagiosa aguda, febril y zoonótica, es decir que afecta tanto al hombre como a animales domésticos y silvestres. Dicha enfermedad fue introducida en el continente americano por los bovinos que trajeron los conquistadores.
A sabiendas de que esta enfermedad había causado miles de muertes en nuestro país, Luis Pasteur envió en 1887 su vacuna para prevenir esta enfermedad. Además de esto en 1961, en la principal provincia ganadera de la Argentina, Buenos Aires, se sancionó la Ley 6703, declarando obligatoria la vacunación contra dicha enfermedad.
A pesar de la legislación y de que hace 35 años se monitorea anualmente el Área de Evaluación de Carbunclo Rural en Buenos Aires; las estadísticas demuestran que sólo el 30% de los bovinos argentinos está vacunado contra el “Carbunclo Bacteridiano”, una vacuna “viva” cepa Sterne efectiva y económica que debe ser aplicada por los veterinarios. Y que el 11% de los bovinos que muere súbitamente, debe su causa al Bacillus anthracis, bacteria causal del Carbunclo o Antrax.
Además de esto, según refleja el informe epidemiológico "Situación carbunclo rural en la Argentina 2013", el 49% de los Partidos Rurales de la provincia de Buenos Aires han padecido por lo menos un brote de Carbunclo bovino en el periodo de evaluación que va desde 1977 hasta 2013.
"En este contexto, desde CAPROVE promovemos la importancia de la vacunación contra el carbunclo, ya que es una enfermedad zoonótica y genera muchas pérdidas productivas. Cabe destacar el bajo costo que implica proteger a los animales mediante el empleo de la vacuna, si consideramos que aproximadamente 6.000 dosis de una vacuna equivalen a un novillo de 400 kilos muerto", comentó el Dr. Patricio Hayes, Director Ejecutivo de CAPROVE.