Por entonces la masa de aire húmedo que ya estaba instalada en la franja central, alcanzó registros térmicos más que importantes, con máximas veraniegas del orden los 32°C o superiores, las cuales teniendo en cuenta la alta disponibilidad de humedad, resultaron en una sensación térmica superior a los 35°C, principalmente en áreas de la Mesopotamia. Este fue el contexto que anticipó el desarrollo de intensas tormentas, las cuales golpearon con intensidad los departamentos centrales de SF y el centro oeste entrerriano.
La sucesión de eventos pluviales observados entre el jueves 3 y el martes 8 cubrieron toda la región pampeana y el norte de la Patagonia sin excepciones, en muchos casos reproduciendo volúmenes de lluvia similares a los esperados para todo el mes, o casos excepcionales como los de Neuquén donde las precipitaciones acaecidas, cercanas a los 200 mm, cubrieron la cuota anual.
La tormenta de la tarde noche del sábado que ingresó a la provincia de ER por el centro oeste desde SF, dejó al cabo de unas 12 hs entre 100 y 150 milímetros. Es decir, este evento dejó en menos de un día el total pluvial del mes. Las precipitaciones se debilitaron con el correr del día domingo y se expandieron con menor intensidad al resto del territorio entrerriano. Sin embargo durante el lunes se reactivaron las celdas de tormenta y nuevamente aparecieron lluvias importantes en el norte de BA, sur de SF y ER, que luego se desplazaron a territorio uruguayo. Se observa que este comportamiento se fue moderando hacia el norte, donde los acumulados no escaparon a lo que puede considerarse un episodio normal de precipitaciones del mes de abril, incluso hubo zonas de Chaco y Corrientes donde apenas se observaron algunos milímetros.
Lo más notable de estas jornadas de mal tiempo, es que independientemente de los dispares volúmenes de lluvia, casi el 80 por ciento de la región ha quedado con excesos hídricos. Es decir este, escenario era posible de concretar ya con acumulados del orden de los cuarenta milímetros, en gran parte de la zona núcleo, lo cual habla de la condición previa que tenían los suelos. O sea, la saturación que las últimas lluvias de marzo habían producido en los suelos, hacían totalmente innecesarias nuevas lluvias, mucho menos eventos como el que finalmente se observaron. Debemos considerar en este sentido, que grandes sectores del territorio entrerriano cuentan con un drenaje favorable, por la red de arroyos y ríos que se despliegan en su geografía. Esto no sucede en el centro de SF, donde hay más de 1 millón de hectáreas anegadas, principalmente en la cuenca tambera. Dentro de esta área hay comprometidas más de 100 mil ha de soja, sorgo o maíz. Es decir ante episodios similares las consecuencias pueden ser disímiles. No estamos diciendo que estas lluvias hayan sido favorables para la provincia de ER, sin embargo podemos considerar que una vez que se afiancen las condiciones de estabilidad, la situación evolucionará con mayor facilidad que en otros sectores de la zona núcleo y consecuentemente las tareas de cosecha podrán ser retomadas con más prontitud. Algo similar puede estar ocurriendo en zonas de CB.
Las perspectivas para los próximos días aun muestran pasajes de nubosidad y alguna posibilidad de lloviznas o lluvias débiles, sin embargo, la masa de aire húmedo comienza a retirarse. Esta situación se irá fortaleciendo teniendo en cuenta que los vientos del oeste y sudoeste serán intensos en los próximos días y por lo tanto el posterior asentamiento de una zona de alta presión en el continente irá definiendo un período que resultará más benigno para encaminar la cosecha.
- Por CCA - exclusivo Agrositio
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