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Si bien en el mercado internacional, comparando la variación semanal de precios vemos valores que bajaron marginalmente para el maíz y subieron para soja y trigo, lo cierto es que durante la semana se alcanzaron valores pico, y luego comenzó un descenso. En el caso de la soja ese pico se transforma técnicamente en un doble techo. Las razones tienen que ver con comentarios de que China estaría revendiendo soja que tenía comprada en Sudamérica a EEUU, una toma de ganancias en maíz, y una menor demanda de trigo norteamericano atento a la suba de precios recientes.


En el mercado local sin embargo vemos cotizaciones más debilitadas. Esto ocurre porque nos aproximamos a la cosecha de maíz y soja, lo que hace que los valores disponibles tiendan a converger con los futuros , y que los compradores se tranquilicen esperando ver la actitud del productor cuando se encuentre con fuertes volúmenes de soja ingresando, y necesidades financieras importantes a cubrir, en un marco de menor financiamiento.


Es importante remarcar que tanto la soja como el maíz se cargaron  de expectativas alcistas introduciendo a los precios la firmeza de la demanda sobre EEUU, mientras que se soslayó el ingreso de la cosecha Sudamericana ante algunos problemas climáticos y logísticos. Sin embargo los valores subieron mucho impulsados por los fondos especulativos que construyeron una posición comprada de soja muy elevada, y pasaron de una posición neta vendida de maíz a una comprada, aunque de menor envergadura.


Si bien las exportaciones semanales de EEUU volvieron a ser muy fuertes en ambos productos esta semana, el valor del maíz norteamericano estaría demasiado alto respecto a otros orígenes, y el comentario reiterado del abarrotamiento de soja en los puertos Chinos, con una caída en los márgenes de molienda, junto con una relación de precios entre EEUU y Sudamérica que se ha salido de los niveles normales, llevó a que el país oriental buscara revender barcos contratados desde nuestras latitudes a Norteamérica.


Lo cierto es que si bien los valores de la soja en EEUU se dispararon fuertemente y los fondos especulativos podrían haber generado un exceso en esa escalada, allí hay una clara falta de mercadería disponible. Veremos cómo se refleja esto en el reporte de stocks del 31 de marzo, pero tanto los embarques como la molienda vienen a un ritmo que podrían dejar a EEUU sin existencias, de no ser por importaciones más elevadas que las previstas. Ello hace que los precios tengan un limitante a la baja para Norteamérica.


En tanto localmente tendremos un pico de oferta importante: si bien los rindes no alcanzarán todo su potencial por los problemas climáticos que hemos venido experimentando, serían buenos, y con un área de siembra importante implicará un aumento de producción. En tanto los productores han vendido muy poca cantidad de soja ya que hasta aquí los precios no habían llegado a valores que generaran un incentivo a la venta. No obstante algunos factores nos hacen pensar que habrán ventas más activas:


  • los vencimientos que se deberán afrontar entre mayo y junio (tarjetas rurales, préstamos bancarios y comerciales a cosecha),
  • una oferta crediticia más acotada y cara en términos de tasa de interés,
  • valores que son atractivos, especialmente para quienes se endeudaron en pesos a tasa fija para cubrir sus insumos y con la devaluación licuaron sus costos
  • poca venta de maíz con gran parte de la cosecha programada para julio o agosto ya que se trata de variedades tardías
  • menor riesgo productivo toda vez que la soja ya está madurando y la trilla se ha desatado.
  • Por ello creemos que el ajuste será una combinación de baja en Chicago y baja en Argentina, pero siendo esta más fuerte sobre el mercado local.

En el caso del maíz las bases de los precios son más sólidas, porque el mercado había caído muy fuertemente por el ingreso de la cosecha norteamericana. Sin embargo no se puso debida atención a que la demanda también estaba muy activa. Esto se hizo evidente sobre fin de año, y los precios comenzaron a subir. Con una caída de área esperada para el año próximo en EEUU, parece difícil que veamos precios del maíz debilitándose, más allá de movimientos puntuales.


En el mercado de trigo en tanto empujaron a la suba los problemas climáticos en EEUU donde el trigo de invierno se sigue estresando por frío y falta de humedad, a lo que se suma preocupación por clima seco también en Australia de cara a la nueva campaña. Sin embargo los precios más altos del cereal en EEUU limitan su demanda ya que otros proveedores mantienen sus valores y se vuelven más competitivos. Además el mercado se había cargado de expectativas por temor a que el conflicto en la península de Crimea se saliera de los márgenes diplomáticos, y limitara el movimiento de granos de la región del Mar Negro. Sin embargo, y a pesar de movimientos militares en la zona, la situación parece no desmadrarse.


En el plano local el trigo disponible va a seguir un derrotero muy atado a la dinámica del mercado interno, donde los productores intentarán retener y los consumos saben que de todas formas en el mercado interno quedaría suficiente cantidad de mercadería para abastecerse con creces. La puja será dura, pero como los molinos tendrían margen para pagar precios más altos no descartamos mejores valores a futuro. De hecho en el Mercado a Término pueden verse precios 10 U$S/tt más altos para mayo.


En cuanto al trigo nuevo los valores en torno a 200 U$S/tt parecen muy atractivos y arrojan buenos márgenes. Sumando a esto buen perfil de humedad en los suelos, la necesidad de financiamiento que tendrá este año el productor y la disponibilidad de semillas, hará que el área de siembra crezca, aunque marginalmente. Podríamos hablar de 500.000 a 1 millón de has adicionales, quedando el área cerca de las 5 mill.ha. Sin embargo debamos recordar que las superficies estaban habitualmente entre 6 y 7 mill.ha. La razón por la cual no se siembra más es por el manoseo que se sufrió en la política comercial. El productor no puede confiar en que llegado el momento podrá vender y cobrar su trigo, y esto es un elemento que juega muy en contra del cultivo.