La situación del trigo en nuestro país tiene ribetes totalmente particulares, muy alejados del cuadro internacional.

Luego de meses de ausencia en el mercado mundial, la producción local acaba de conectarse con el exterior. Tanto tiempo alejada del mundo, la Argentina ha logrado que los precios internos llegaran a valores récord, como consecuencia de una política económica que sólo pensó en lo inmediato.

Recordemos que los precios récord, observados en los meses de septiembre y octubre, fueron un caso prácticamente único en la historia del trigo, donde primaba la escasez en la oferta y la demanda seguía su derrotero usual.

Ahora ya no están en niveles extraordinarios, pero sí se mantienen en escalones altos. Son valores firmes a resultas de la retracción de la oferta y la competencia entre compradores.

Actualmente, en el Rofex se habla de u$s 240 con vencimiento en marzo y de u$s 250 con descarga en mayo. Como se espera una tasa de depreciación del peso elevada, habrá que ver cuánto representan -en términos adquisitivos- estos montos para tales fechas. Obviamente, ello induce a retener mercadería en la medida de lo posible ya que el cuadro financiero es delicado para todos los productores.

Este mes de diciembre ha sido único. Porque la actividad en los puertos se ha mantenido como si hubiese una huelga de larga extensión.

Recién cuando el mes estaba por terminar hubo un cambio. El día 27 de diciembre se concretó el primer embarque de la campaña.

Tal como se venía hablando se cargaron cerca de 26 mil toneladas de trigo con destino a Brasil. Probablemente, en poco días más, se embarcará otra partida de aproximadamente el mismo tonelaje.

Como vemos, parece que volvemos a tomar contacto con el mundo. Y así los exportadores se disponen a comprar el cereal además de los molineros.

Dados los resultados de la cosecha y la extensión de la siembra, el volumen producido no llegaría a más de 9 millones de toneladas. Todavía queda por trillar parte de la región sur. Así que es difícil establecer el número final. Pero éste no va a estar muy alejado.

Así las cosas, la capacidad de exportación de nuestro país para esta campaña apenas se acercará a 2 millones de toneladas.

A su vez, la molinería tomaría cerca de 6 millones de toneladas. Y aproximadamente 400 mil toneladas quedarán para semilla.

De esta forma el stock final será de tan sólo 800 mil toneladas. O algo así.

Magro resultado… ¿no?