El directorio del Banco Central terminó ayer de confeccionar el instrumento con el que pretenden frenar la caída de reservas, que supera los u$s 12.500 millones en el año. Para incentivar las exportaciones del sector agropecuario y la entrada de divisas resultante, la entidad conducida por Juan Carlos Fábrega diseñó una letra atada al dólar que podrá suscribirse a partir de hoy con pesos resultantes de la liquidación de exportaciones de granos.
Las negociaciones duraron unas tres semanas y tuvieron como protagonistas al ministro de Economía, Axel Kicillof, al titular del BCRA y las empresas nucleadas en la Cámara de la Industria Aceitera Centro de Exportadores de Cereales, las firmas que concentran el comercio de granos.
Fracasada la estrategia del ahora ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno, de colocar compulsivamente bonos del blanqueo (los fallidos Baade, que pagaban 4% anual y duraban 3 años) los funcionarios del nuevo Gabinete optaron por una salida negociada, mucho más favorable para las exportadoras.
Se calcula que por la escapada del dólar paralelo y la aceleración de la suba del oficial los productores retuvieron entre u$s 5.700 millones y u$s 6.300 millones de la última cosecha de soja dentro de silobolsas. La velocidad de suba de la divisa indicaba que, cuanto más tiempo conservaran su producción, más pesos recibirían por los dólares que vale.
Para atacar ese problema, que explica buena parte de la crisis de reservas, la comunicación A 3500 publicada ayer creó las Letras Internas del Banco Central de la República Argentina (Lebac) en pesos liquidables por el Tipo de Cambio de Referencia. La suscripción de los papeles, que saldrán a la cancha por primera vez hoy, se podrá suscribir todos los días hábiles entre las 3 y las 4 de la tarde; exactamente luego del cierre de la rueda cambiaria.
Sólo podrán usarse pesos resultantes de la liquidación de exportaciones para suscribirlas, y sólo podrán obtenerlas aquellas empresas que figuren simultáneamente en el Registro de Exportadores e Importadores y en el Registro Unico de Operadores de la Cadena Agroalimentaria (es decir, quedan afuera mineras y otras exportadoras).
Las letras tendrán una duración de 180 días, aunque podrán ser canceladas a partir del día 91 de su emisión. El valor mínimo de suscripción será de $ 2 millones y podrán ser transferidas, con el objetivo de que las exportadoras puedan pagar a los productores y estos a sus proveedores con esos papeles.
Lo que no habrá es mercado secundario: se convertiría, casi, en otra plaza cambiaria.
El universo de empresas que pueden recibir estas Lebac también es limitado: son las mismas empresas que pueden suscribirlas, más aquellas que figuren en el Registro Fiscal de Operadores de Granos y Legumbres Secas (productores y proveedores de la cadena sojera).
El establecimiento de un premio por encima de la suba del dólar oficial había sido uno de los pedidos de las cerealeras, que reclamaban el costo financiero de ingresar las divisas y no recibirlas de inmediato. La necesidad de divisas es tal que Fábrega concedió ese pedido.
En el BCRA dicen que no pretenden una entrada específica de divisas, sino aumentar las liquidaciones de exportaciones por tiempo indeterminado.
En la industria cerealera, en cambio, comentaron que existe un acuerdo inicial de ingresar entre u$s 1.500 y u$s 1.700 millones en unas cinco semanas.
Pasado enero, evaluarán que tan conveniente resulta el papel antes de seguir usándolo.