Si miramos los precios locales, no debemos dejarnos engañar por el nuevo cuadro de depreciación del peso.
El actual ritmo de devaluación oculta un fenómeno por ahora declinante: la paulatina -aunque persistente- tendencia a la baja del precio internacional. Si, en lugar de ver el precio del disponible en pesos, dirigimos nuestra atención al precio en dólares advertiremos que, aunque muy suavemente, viene cayendo.
Esta suave declinación queda escondida al convertir el precio en nuestra moneda pues el dólar camina en decidido ascenso. La tasa de depreciación del peso respecto al dólar supera el 50% y se afirma en su tendencia.
Por ejemplo, el período comprendido entre el 27/11 y el 6/12 el precio futuro (abril/14) ha evolucionado de 300 a 295 dólares, en el mercado físico de granos de Rosario.
La pregunta es… ¿continuará este recorrido? Por la producción esperada, una primera impresión diría que tal tendencia debería continuar en forma negativa…
Mañana veremos cómo se afianza o no la tendencia. Porque el USDA publicará el reporte de Oferta y Demanda Mundial y de EE.UU.
Últimamente han aparecido informes de distintas procedencias explicando que, pese al aumento en la oferta de granos para el próximo año, los precios no tenderían a caer, al menos sustancialmente, porque habría un gran crecimiento de la demanda. La presión de demanda provendría principalmente de Así, en particular de China.
El aumento en la oferta no será resorte exclusivo de la soja. También participarán las demás oleaginosas y los cereales. Esto no contribuye para el sostenimiento de los valores.
Como sabemos la pelota está en la cancha del Sur.
La campaña en América del Sur se encuentra en pleno desarrollo. Avanza raudamente y las perspectivas, en tal sentido, son por ahora promisorias.
La Argentina es vista en el plano internacional como un actor de primera línea en términos de oferta. De hecho, a fines de noviembre pasado, el USDA estimaba que el volumen de producción alcanzaría a casi 58 millones de toneladas ya que la superficie destinada a tal fin se ubicaría por encima de 20 millones de hectáreas.
Y la verdad es que se va afianzando la esperanza de una cosecha récord. Desde sus inicios, los cultivos se han beneficiado con un buen caudal de lluvias.
La zona núcleo asiste a condiciones, por ahora, ideales; por supuesto, con la excepción de aquellos casos que han sufrido la caída de piedra y el azote de fuertes temporales.
Así las cosas, puede afirmarse que en esta zona la soja de primera está casi totalmente implantada y que la siembra de segunda se halla muy avanzada, sobre todo porque gran parte del cultivo precedente ha sido la cebada que, usualmente, se levanta casi 15 días antes que el trigo. Por ello, vale aguardar una soja de segunda de alto rendimiento.
Así también, el cuadro para esta campaña en Brasil resulta auspicioso dadas las buenas condiciones climáticas imperantes. Muchos analistas prevén un volumen de cosecha récord. En tal caso, la oferta procedente de este país ingresará con ímpetu a los eslabones aguas abajo a partir de mediados de febrero próximo. Por ello, no debería extrañarnos un impulso bajista para los precio en tales días.
Un punto a tomar en cuenta respecto a la oferta de Sudamérica es la disponibilidad de la Argentina de soja vieja. Es probable que, al momento de iniciarse la trilla, el país cuente todavía con un stock remanente de al menos 5 millones de toneladas. Tal volumen se va agregar a lo cosechado y por tanto la presión de la oferta será mayor aún.
Como vemos, aún con una demanda internacional sostenida, la amenaza de una extraordinaria cosecha proveniente del sur debería presionar a la baja sobre los precios.
Pero nada puede afirmarse al respecto. Pues el señor Clima es quien tiene la última palabra.