Madrid castigó las exportaciones de biodiésel en represalia por la expropiación de Repsol en abril de 2012. Y logró que la Unión Europea incremente los aranceles al biodiésel originado en la Pampa Húmeda. Los tributos que pagan los exportadores argentinos para entrar en Europa suben hasta 22% y 26%, lo que les provocará pérdidas de hasta US$ 1.000 millones.
El último 12 de noviembre, el Ministerio de Industria de España publicó la lista de las plantas de biodiésel con autorización para venderles y allí no figuró ninguna empresa argentina. Para la Argentina se trató de “una nueva barrera no arancelaria” contra el país. Y la Cancillería elevó una nota de protesta.
Antes de la estatización por parte del Gobierno de la mayoría de YPF en manos de Repsol, España importaba biodiésel de soja argentino por US$ 800 millones. En ambas decisiones pesaron las disputas abiertas por las trabas comerciales que imperan en la Argentina. Pero ayer se razonaba que si bien será más lento el trámite para que la Unión Europea vuelva a tratar los aranceles, sería inminente la decisión de España de reabrir su mercado tras el acuerdo con Repsol.