Esos fueron los consejos del ex presidente de Francia Nicolas Sarkozy, que Cristina Kirchner y muchos de sus seguidores no encontrarán agradables.

En cambio, es muy probable que encuentren muy favorable el respaldo del ex mandatario a la explotación de hidrocarburos por procedimientos no convencionales. "Entiendo que [los movimientos ecologistas] se preocupen por el medio ambiente, pero no habrá futuro para la Argentina sin una energía barata y abundante; eso se pagaría con desempleo y pobreza, que afectan más al medio ambiente que la energía fósil no convencional", señaló. "No podemos rechazar la oportunidad del gas de esquistos [ shale ]", afirmó, para preguntar: "¿Quieren una Argentina que se desarrolle o no? No podemos dejar que los norteamericanos sean los únicos que se benefician con este tipo de yacimientos".

Sarkozy ofreció ayer una presentación en la Usina del Arte, titulada "El mundo, la política y los negocios", organizada por el Grupo Rhuo, que en los últimos días fue noticia por haber adquirido el correo privado OCA.

Antes de su disertación, el ex presidente de Francia tuvo una reunión con el jefe de gobierno de la ciudad, Mauricio Macri. Y por la tarde recibió en su hotel la visita de Sergio Massa, intendente de Tigre y diputado electo por el Frente Renovador, con quien conversó "sobre el futuro de América latina, la situación de Europa y el contexto de la Argentina", según informó la oficina de prensa del bonaerense.

En su presentación, Sarkozy se mostró favorable a la apertura de los países y a su integración en asociaciones multiestatales como la Unión Europea. "El Mercosur no está demasiado integrado; tienen demasiadas diferencias entre ustedes, el futuro es integrarse, hablar con una sola voz", diagnosticó. Y ejemplificó: "Si no lo hubiéramos hecho en Europa hace 60 años, nuestros países habrían desaparecido".

"Deben abrirse al mundo. ¿Alcanza el Mercosur? No", destacó, para agregar que el dilema entre proteccionismo o no se resume en la pregunta: "¿Aceptan el mundo como es o lo rechazan?". Y apuntó contra las normas que impiden la llegada de competencia externa: "Creen que cuando construyen diques de papel se protegen. ¡Mentira!", exclamó.

Pronosticó que en 30 años los indios serán más que los chinos y que Nigeria tendrá más de 400 millones de habitantes. "¿Cómo vamos a hacer para competir con ellos? Si queremos conservar nuestro estilo de vida, nuestros empleos, tenemos que asociarnos con los que comparten nuestra visión. Ustedes tienen que hacerlo con Brasil, Colombia, Chile." También subrayó: "No creo que el control de cambios sea la solución a todo; el valor de una moneda no se determina por un funcionario que diga lo que vale, existe el mercado".

Y se mostró optimista sobre la región: "Tengo la sensación de estar en el continente que va a pesar en el futuro. América latina tiene 18 países y tiene todo para lograr el éxito: territorio, materia prima y jóvenes, el futuro de este continente es acercarse a Colombia, Chile y Brasil. Este continente fabuloso tiene que hablar con una única voz".

Pero también advirtió: "En 30 o 40 años, la Argentina será uno de los grandes países del mundo o va a desaparecer del mapa, en este momento ya no hay espacio para que les otorguen un lugar [en el mundo], sino que hay que ganárselo, y se lo merecen".

Respecto de las recientes noticias sobre el espionaje de los Estados Unidos a líderes de países aliados, ironizó: "Estoy sorprendido de todo el tiempo que tienen para perder los servicios secretos de los Estados Unidos. ¿Para qué escuchar el teléfono de Angela Merkel? ¿Para saber de qué habla con el esposo o qué compró en el supermercado? Espiar a los amigos no tiene sentido, es patético".

Fiel a su estilo ejecutivo, casi autoritario, consideró que es más fácil gobernar y hacer las cosas en medio de las crisis, porque entonces pueden hacerse grandes cambios rápidamente. Ejemplificó con el G-20, "creado cuando el mundo estaba al borde de la crisis", y que, según él, hoy hace muy pocas cosas. Y tal vez en ese rasgo, los Kirchner, en particular Néstor, podrían haberse sentido identificados. Cada vez que hizo apreciaciones que aludían a la política local, bromeó: "No quiero hablar de política".

Y aunque defendió la intervención de tropas de su país en Libia, subrayó que "todo debe hacerse para evitar una confrontación [de Occidente] con los árabes". En Libia "actué porque Muammar Khadafi dijo que haría correr ríos de sangre en Benghazi", recordó, para justificar las incursiones de la aviación francesa contra las tropas del entonces dictador.

Y a las críticas sobre que el gobierno resultante no es una democracia, contestó: "Démosle tiempo; puede que no haya resultado una democracia, pero en Francia entre la Revolución de 1789 y el establecimiento de la democracia pasó un siglo".

Breve y sin cámaras

Sarkozy hizo una exposición no muy extensa y el formato no fue el de disertación con proyecciones: respondió preguntas formuladas por el internacionalista Carlos Pérez Llana. La seguridad del ex presidente no permitió el ingreso de cámaras fotográficas ni de video, ni siquiera las de los propios organizadores.