Y ahora existe la fundada sospecha de que ya empezó a colonizar el suelo argentino. Se trata de la oruga Helicoverpa armígera, similar a la oruga del choclo (Hleothis zea) y a la “bolillera” (Helicoverpa gelotopoeon), pero con otras características mucho mas agresivas hacia los cultivos. Aunque por tratarse de una plaga cuarentenaria las autoridades nacionales están siendo responsablemente cautas, los antecedentes de este insecto hacen pensar que pronto lo tendremos “atendiendo” nuestros cultivos. Las plagas cuarentenarias (hay 6 organismos animales en el país) son declaradas tales por SENASA, una vez confirmada su presencia efectiva en el territorio nacional, en función del impacto económico y ambiental que pudiere causar. Normalmente son plagas exóticas (no propias de la zona) que encuentran espacio libre para procrear y difundirse.
La reacción inmediata ante plagas desconocidas es usar los productos de mayor impacto y con dosis superiores a las acostumbradas. Esto ocurrió en Brasil, donde el costo de control de plagas en algodón se duplicó, de 200 a 400 dólares por hectárea. Pero el uso de productos con estas características, tiene un impacto ambiental que puede traducirse en mayores riesgos de ocurrencia de otras plagas, y de aquí el impacto ambiental que pudiere surgir. Ya se sabe que no son los productos “mas fuertes” ni las altas dosis las que deben usarse para pelearle a la “bolillera brava”. Deberá ser un programa de monitoreo y manejo de bajo impacto, para el que no estamos enteramente preparados.
Se sabe que es naturalmente más tolerante a insecticidas que otras plagas, que tiene una capacidad de procreación muy importante, dejando cada individuo hembra una descendencia de más 1500 congéneres, que se puede alimentar de una variada gama de cultivos (soja, maíz, girasol, hortalizas, etc.) y aún de malezas, que los genes Bt incorporados a los cultivos no son todo lo efectivo que se espera como para otras plagas (incluso hay umbrales de daño para algodones transgénicos). A todo esto hay que añadirle el hecho de en otras regiones del mundo ha generado rápidamente resistencia ,o falta de susceptibilidad, a los insecticidas convencionales, y que su reconocimiento a campo es muy complicado, pudiéndose confundir fácilmente con otras plagas semejantes.
Habrá que seguir paso a paso las experiencias brasileras en esta campaña que ya está en marcha y estar atentos a las informaciones y recomendaciones del SENASA en caso de confirmarse su presencia en Argentina durante la campaña.
Cuando el rio suena…. agua trae… dice el dicho popular. Y la peor manera de evitar los daños de la creciente es frenándolo. Hay que anticiparse y tratar de conducirlo… de manejarlo. Como a las plagas difíciles.
Por Ing. Agr. Daniel Igarzábal - Consultor privado - Córdoba – Argentina