En los dos últimos años del gobierno de Cristina Kirchner, la economía argentina presentará pobres resultados, y no se descarta que en ese período el país atraviese una crisis económica "moderada". Ésas fueron las principales conclusiones del panel sobre coyuntura que formó parte de la conferencia anual de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), que se llevó a cabo ayer, en el hotel Plaza.
"No me animo a decir que Cristina Kirchner llegue a diciembre de 2015 sin una crisis económica light ", dijo sobre el final de su presentación Miguel Ángel Broda, director del Estudio Broda.
Una crisis macroeconómica "en una forma ochentosa moderada" es altamente probable, advirtió, en tanto, el economista Enrique Szewach, presidente de Evaluadora Latinoamericana.
En sus respectivas ponencias, los dos analistas, y también Juan Mario Jorrat, de la Universidad Nacional de Tucumán, presentaron perspectivas poco halagüeñas sobre el desempeño de la economía local para los próximos años. En opinión de Jorrat, la recuperación tras la "corta" recesión de 2012 "deja mucho que desear". El economista señaló que entre las series que componen el Indicador Compuesto de Actividad Económica (ICAE) de la Universidad de Tucumán, sólo los patentamientos de autos presentan un elevado crecimiento, mientras que otras series, como las importaciones totales, los puestos de trabajo en el sector privado, la recaudación nacional de impuestos y las ventas minoristas muestran resultados mucho más modestos o, en el caso de las últimas dos variables, negativos.
En tanto, entre las series que componen el Índice Compuesto Líder (ICLE), que sirve para anticipar puntos de giro en el ciclo económico, Jorrat destacó las variaciones negativas de las horas trabajadas de los obreros industriales, la base monetaria, la superficie autorizada para la construcción y los precios de las exportaciones.
Broda, por su parte, destacó que la actual etapa económica está caracterizada por un bajo crecimiento y una elevada inflación y resaltó como los principales causantes del bajo crecimiento potencial (2,1% anual) la insuficiente inversión y al escaso aumento de la productividad. En ese punto, resaltó algunos factores que, en su opinión, provocan ese escenario, como "el mal clima de negocios", el "aislamiento financiero", el excesivo "gasto público clientelar" y los cuellos de botella en infraestructura y logística.
Broda citó, además, un estudio de los economistas Ana María Cerro y Osvaldo Meloni sobre las crisis económicas en la Argentina y destacó que, según ese trabajo, un fuerte aumento del gasto público, una apreciación del peso, una reducción del crecimiento económico, una baja en la cantidad de dinero y una caída en la relación entre reservas e importaciones "incrementan la probabilidad de una crisis macroeconómica". En ese sentido, destacó que en la actualidad la economía argentina presenta todos esos elementos, salvo la caída en la cantidad de dinero.
Por su parte, Szewach destacó en su ponencia que en el país se da una "mezcla letal de instrumentos", como subsidios a los precios (a la demanda), mayor presión fiscal, financiamiento con emisión y reservas y aumento de la participación del Estado en la economía. En su opinión, esto ha derivado en una apreciación del tipo de cambio real, una elevada inflación, el freno de la inversión y el empleo privado y un estancamiento económico.
En un escenario en que el Gobierno busque moderar el déficit, conseguir financiamiento y mantener los controles, Szewach prevé un crecimiento de 1% para 2014. Broda cree que el PBI subirá 1,5 por ciento. El panel sobre la coyuntura argentina, del que también participó el economista Juan Carlos de Pablo, fue en homenaje a Abel Viglione, economista de FIEL fallecido a fines del año pasado.
En el panel previo, los analistas Guillermo Mondino, de Citibank, y Alberto Ramos, de Goldman Sachs, coincidieron en señalar que la economía internacional se presenta menos favorable que en los últimos años para las economías emergentes.
Mondino señaló que las exportaciones de los países emergentes no van a seguir creciendo como antes, que los saldos externos de esas economías se están deteriorando y que los capitales van a llegar a una velocidad menor, aunque resaltó que no es un escenario "terrible".