Uso de promotores de crecimiento en sorgo granífero
* Ing. Agr. M.Sc. Luis Ventimiglia
* Lic. Econ. Agr. Lisandro Torrens Baudrix
El sorgo granífero es un cultivo que intenta recuperar superficie. Hace muchos años ocupaba, dentro de los cultivos de verano, una cantidad importante de hectáreas. Por distintas causas, dentro de los cuales la consolidación de la soja como cultivo de verano fue uno de los más influyentes, el cultivo disminuyó drásticamente su superficie. En la actualidad, por varios motivos tales como: menor costo de implantación, rusticidad, tolerancia a falta de agua, usos no convencionales, como por ejemplo el pastoreo diferido en pie, adaptación a suelos de inferior calidad, etc, año a año viene incrementando la superficie de siembra. Si se considera la superficie sembrada a nivel nacional, en los últimos 10 años ha venido incrementando su área de siembra a una tasa de 78.000 has/año, alcanzando en la campaña 2012/13 más de 1.100.000 has, de acuerdo a los datos brindados por el Sistema Integrado de Información Agropecuaria.
No cabe duda que para alcanzar rendimientos productivos importantes, la fertilidad es una necesidad imperiosa. Además de la utilización de fertilizantes químicos, el empleo de microorganismos promotores de crecimiento, es una posibilidad que cuenta el productor para mejorar el rendimiento. En este último caso, el costo que tiene su aplicación es relativamente pequeño, comparado con cualquier otra práctica que implique desembolsar dinero, alcanzándose normalmente un retorno económico (peso ganado/peso invertido), difícil de ser logrado con otras prácticas.
La experimentación con promotores de crecimiento en nuestro país en sorgo no es tan abundante como en otros cultivos. Esto posiblemente puede estar asociado al menor interés que el productor ha tenido por el sorgo, como así también por la poca inversión, que en general realiza en el cultivo.
A efectos de generar información sobre el tema, la Agencia INTA 9 de julio realizó una experiencia en sorgo granífero en la campaña 2012/13.
El ensayo se implantó en un suelo franco arenoso, con antecesor trigo/soja el 18 de diciembre del 2012, en siembra directa. A tal efecto se utilizó un tractor sembradora Yomel-Hilcor a disco perforado, sembrándose 13 semillas/metro lineal. La distancia entre surcos fue de 0,35 m y se utilizó el híbrido Dow MS 108. La experiencia contó con un diseño en bloques al azar con cuatro repeticiones. Cada unidad experimental dispuso de 5 surcos por 7 metros de largo. El lote estuvo previamente barbechado e inmediatamente después de la siembra se aplicó 1,5 kg/ha de Atrazina al 90 %, + 1,5 l/ha de Panzer Gold + 300 cc/ha 2,4 D.
Los tratamientos evaluados fueron los siguientes:
1. Testigo
2. N + P + S
3. N + P + S + 10 cc/kg de semilla de Pseudomonas fluerescens + 14 cc/kg de semilla de Azospiril lum brasi lensis.
4. N + P + S + 10 cc/ kg de semilla de Pseudomonas flurescens
5. N + P + S + 14 cc/kg de semilla de Azospirillum brasilensis. (N + P + S = Nitrógeno + fósforo + azufre)
Los tratamientos fertilizados con N + P + S, recibieron en la línea de siembra una dosis de 80 kg/ha de una mezcla fertilizante que contenía: 33 % de P2O5; 4 % de N, 7 % de S, 12 % Ca. Posteriormente se aplicaron al voleo en cobertura total, 150 kg/ha de urea el mismo día de la siembra.
La cosecha se efectuó en forma manual, recolectándose 2,5 m2, para cada unidad experimental. El material recolectado fue tri l lado en una cosechadora estacionaria, limpiado, pesado, tomada su humedad y llevado los datos a kg/ha a humedad de recibo. Posteriormente, se realizó un anál isis de variancia y al ser significativa la misma, se compararon las medias mediante el test de la diferencia mínima significativa (p < 0,05). (Cuadro 1).
Cuadro 1: Rendimiento (kg/ha) y diferencias sobre el testigo absoluto y sobre el tratamiento fertilizado
Letras diferentes indican diferencias estadísticas significativas (p < 0,05) por el test DMS = 169,4 kg/ha, coeficiente de variación: 2,8 %.
Comentarios Generales
La campaña 2012/13 fue muy diferente a las últimas, por varios aspectos. En primer lugar por las excesivas lluvias que ocurrieron durante todo el año 2012, las cuales permitieron elevar las napas freáticas, en algunos lugares del partido y también provocaron el lavado de nutrientes. Posteriormente, en enero y febrero, cambió totalmente la condición hídrica, sobrevinieron días de altísima temperatura, acompañados con baja humedad relativa y alta insolación, esto, principalmente en los lugares donde no hay acceso a agua de napa (lugar donde se condujo el ensayo), hizo que los cultivos sufrieran fuertemente.
En el gráfico 1, se aprecia que el balance hídrico durante todo el ciclo del cultivo fue positivo. Se partió de 200 mm de agua acumulada hasta 2 metros de profundidad. Es posible que las lluvias registradas durante octubre no hayan podido ser aprovechadas en su total idad. Si bien se graficó el balance, entre lo que es precipitación y evapotranspiración, es poco probable que un suelo de textura arenosa, como en donde se implantó el ensayo, pueda retener más de 260 – 270 mm hasta 2 metros de profundidad. Es posible que una parte importante del esta agua precipitada pueda haberse perdido por escurrimiento hacia zonas más bajas. En este caso, el cultivo presentó un déficit hídrico importante, principalmente en el mes de febrero.
Gráfico 1: Precipitaciones, evapotranspiración potencial y balance hídrico
Esto quedaría reflejado en los rendimientos obtenidos, los cuales están lejos de lo factible de obtenerse en la zona. De todos modos, todos los tratamientos estuvieron afectados por la misma condición ambiental y es muy elocuente el incremento que tuvieron los tratamientos que recibieron a los microorganismos.
Como se aprecia en el cuadro 1, todos los tratamientos se diferenciaron del testigo, por otro lado, también todos los tratamientos que aportaron bacterias se diferenciaron del tratamiento, que también fue fertilizado, pero sin el agregado de microorganismos. La diferencia de rendimiento porcentualmente, es más elevada que la que logró el fertil izante solo con el testigo. Otra cosa interesante, es que los tratamientos que aportaron bacterias respondieron todos del mismo modo. Es muy posible que el techo de rendimiento para la campaña estudiada haya sido ese, y el mismo fue frenado, posiblemente por la condición ambiental, antes descripta. La acción de los microorganismos, permitió obtener grandes incrementos de rendimiento, esto no debe ser considerado como absoluto y que siempre se obtendrán esas diferencias. Lo que sí se debe tener en cuenta es que normalmente la utilización de promotores de crecimiento, permiten mejorar el rendimiento del cultivo sobre el cual se los aplica.
Desde el punto de vista económico, el ensayo no resiste ningún análisis, considerando que el costo de la inoculación se ubicó entre 25 - 40 kg/ha de sorgo. Por lo tanto todo lo que se obtenga por encima de ese punto de indiferencia es ganancia y en este caso la misma fue cercana a 600 kg/ha de sorgo, para los tratamientos que aportaron estos microorganismos.